José Yunis Mebarak, coordinador del programa Visión Amazonia del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dijo que si bien el posconflicto golpeó duro al país al punto de que la deforestación de 2018 será similar o peor que la de 2017, el gobierno ya reaccionó y tomó las medidas correctas.

MEDIO AMBIENTE

“No seremos la generación que pierda la Amazonia”: José Yunis

El coordinador del programa Visión Amazonia considera que con un cambio del modelo de desarrollo extractivo hacia uno sostenible a largo plazo, la acelerada deforestación en la región será estabilizada y controlada.

18 de diciembre de 2018

Aunque Colombia ya contemplaba la pérdida de bosque como una consecuencia del posconflicto, la situación hoy preocupa dada la rapidez y voracidad en la Amazonia, región que en 2017 concentró 67 por ciento de la deforestación nacional (más de 144.000 hectáreas), la tasa más alta en los últimos 18 años.

José Yunis Mebarak, coordinador del programa Visión Amazonia del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dijo que si bien el posconflicto golpeó duro al país al punto de que la deforestación de 2018 será similar o peor que la de 2017, el gobierno ya reaccionó y tomó las medidas correctas.

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De acuerdo con el experto, eso se refleja en propuestas como el nuevo Consejo Nacional de Lucha Contra la Deforestación, el CONPES de control a la deforestación, la definición de la frontera agropecuaria y la ley del impuesto al carbono.

Yunis destacó que el nuevo Plan Nacional de Desarrollo partirá de las diferencias, particularidades y especificidades de la Amazonia para su sostenibilidad, lo que permitirá que políticas, acciones, proyectos y presupuestos se destinen a cambiar el modelo extractivo de corto plazo hacia uno sostenible de largo aliento, basado en la protección de su diversidad cultural y biológica.

“Concebir a la Amazonia como un territorio de conservación permitirá que la deforestación no sea abordada como un propósito solo del sector ambiental, sino como uno nacional, de la institucionalidad y la sociedad. Esto conllevará a que las empresas no puedan establecer grandes agroindustrias en la región, como la palma, pero sí a que lleguen inversiones para reconvertir ganaderías y restaurar suelos degradados”, dijo el experto.

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Para Yunis, este enfoque permitirá, por ejemplo, que empresas como Andreas Stihl AG & Company y otras, dedicada a la venta de motosierras, deban restringir las ventas de estos equipos en la Amazonia para no pasar como actores de deforestación. Comenta que, de hecho, en la pasada feria ganadera no salieron a demostrar las potencialidades de sus equipos para cortar madera.

Por su parte, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), según los ejemplos de Yunis,  tendrá que revisar sus salvoconductos de movilización de ganado en áreas forestales de la ley segunda o Parques Nacionales Naturales; y el Departamento Nacional de Planeación (DNP) deberá revisar minuciosamente las inversiones en carreteras.

Para frenar la ampliación de la frontera agropecuaria y concentrar la producción en zonas ya impactadas, Yunis cree que es fundamental contar con recursos, crédito y asistencia técnica verde para restaurar o reconvertir las áreas degradadas y detener la deforestación. Además del diseño de un plan intermodal de transporte para la movilidad de los 1,2 millones de habitantes de la Amazonía, considerando ríos, transporte aéreo, incentivos para el desarrollo del bosque y ecoturismo.

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Una opción tentadora, dice,  son las regalías, las cuales deberían ser condicionadas en la Amazonia a la responsabilidad frente a la deforestación. “Es decir, limitarlas al que tumbe bosque y premiar a quien lo conserve. Allí hay una herramienta efectiva para ese control.”

A pesar de la compleja insatisfacción social en territorios de posconflicto como la Amazonia, donde la presencia estatal ha sido mínima, Yunis es positivo y considera que con el trabajo articulado del gobierno y las comunidades lograrán darle la batalla a la deforestación.

“No seremos la generación que pierda la Amazonia. Aunque es claro que necesitamos desarrollar más instrumentos, sentar más actores en la mesa e implementar más políticas y presupuestos”.

Visión Amazonía cuenta con recursos de cooperación internacional de Noruega, Reino Unido, Irlanda del Norte y Alemania, los cuales sirven como un frasco de vitaminas para mover a la Amazonia hacia un desarrollo sostenible. Crédito: FCDS

Un trabajo con visión

Visión Amazonía cuenta con recursos de cooperación internacional de Noruega, Reino Unido, Irlanda del Norte y Alemania, los cuales sirven como un frasco de vitaminas para mover a la Amazonia hacia un desarrollo sostenible.

Veintisiete proyectos agroambientales e indígenas de la región cuentan con recursos por 37.000 millones de pesos para impulsar la economía y desarrollo sostenible.

Diecisiete son proyectos de 2.744 familias campesinas en ocho municipios del Guaviare y Caquetá, quienes desarrollan sistemas agroambientales de caucho y cacao, productos no maderables, ecoturismo y reconversión ganadera de carne y leche. La meta es conservar 96.200 hectáreas de bosque.

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Los diez restantes son 5.100 familias de 19 organizaciones y comunidades indígenas que habitan en 50 resguardos del Amazonas, Caquetá, Guaviare, Guainía, Putumayo y Vaupés.

“Lanzamos una segunda convocatoria para que más comunidades étnicas fortalezcan su gobernanza y planes de vida, con una inversión de 20.000 millones”, indicó Yunis.

Un poco más de 1,6 millones de hectáreas cuentan con recursos para su ordenamiento forestal, meta que llegará a 2,5 millones de hectáreas. Visión proyecta financiar tres centros de transformación de productos maderables y no maderables para mostrar las bondades del sector.  

Yunis enfatiza que es poco lo que Colombia ha avanzado en el tema forestal. Todo lo contrario, desaprovecha su potencial. Indicó que mientras un novillo en una hectárea puede generar 2 millones de pesos luego de tres años de tumbar el bosque, un manejo forestal sostenible de 25 metros cúbicos en la misma área puede dejar hasta 7 millones de pesos al año.

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“Ver al bosque como una tala rasa es un mal negocio. Hay que aprovechar sus bondades de forma sostenible y no verlo como un obstáculo para el desarrollo, sino como un activo que puede mejorar las condiciones de vida de las personas”, expresó el directivo.

Por último, destacó acciones como el plan de transporte en Guainía, que incluye por primera vez caminos ancestrales indígenas como medio de transporte; y el trabajo de los campesinos en La Macarena, La Novia, El Edén del Tigre, Yari e Itilla para combatir la deforestación.

“Concebir a la Amazonia como un territorio de conservación permitirá que la deforestación no sea abordada como un propósito solo del sector ambiental, sino como uno nacional, de la institucionalidad y la sociedad”, dijo el coordinador de Visión Amazonia. Crédito: FCDS

Más recursos

Yunis reveló que acaban de aprobar el tercer plan de inversión para Visión Amazonia por 90.000 millones de pesos, que tendrán como fin apoyar incentivos verdes prediales y veredales con acuerdos de conservación; promoción de municipios verdes que quieran reducir la pérdida de bosque; extensión rural a los 12 municipios del arco de la deforestación; y proyectos forestales y de turismo ecológico comunitario

“Seguiremos apoyando la generación de los datos de la deforestación a nivel nacional, regional, municipal, veredal y ahora predial. Así sabremos dónde, cuánto y en qué predio se deforestó. Ya no hay manera de pasar desapercibido”, finalizó.

*Este es un producto periodístico de la Gran Alianza contra la Deforestación. Una iniciativa de Semana, el MADS y el Gobierno de Noruega que promueve el interés y seguimiento de la opinión pública nacional y local sobre la problemática de la deforestación y las acciones para controlarla y disminuirla.