Google anunció que los usuarios que entreguen sus datos para verificación de seguridad “reciben dos megas adicionales en Google Drive”. | Foto: Pixabay

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Del internet libre al control desmedido

Las grandes empresas de la industria celebraron el ‘Día del internet seguro’ para dar consejos sobre contraseñas y privacidad. Activistas de la red señalan que “se perdió la esencia”.

9 de febrero de 2016

Además de la celebración por el día del periodista, cada 9 de febrero empresas como Google, Facebook o Mozilla promueven el ‘Día del internet seguro’. La jornada es utilizada para compartir un sinfín de consejos sobre contraseñas, formas de comportamiento y medidas de protección para que los usuarios no conozcan ese lado oscuro de la web.

En la edición 1762 de la revista SEMANA apareció una consigna al menos sugerente: vivimos en la era que acabó con la privacidad. No es una conclusión apresurada. La red de interconexión global comenzó como un sueño de jóvenes desarrolladores que querían “democratizar conocimiento” y terminó convertida en una especie de jaula en la que empresas tecnológicas conocen cada detalle de la vida de los usuarios.

En cuestión de una década, los motores de búsqueda y las redes sociales lograron recolectar edades, gustos, números telefónicos, fotos, videos y sobre todo comportamientos de miles de millones de personas que conscientemente, o no, entregan esta información durante las horas de navegación diaria.

Tan sólo en la jornada del 9 de febrero, Google anunció que los usuarios que entreguen su número teléfonico, correo electrónico y contraseña para una verificación de seguridad “reciben dos megas adicionales en Google Drive”. Facebook, por su parte, compartió un decálogo de que recomendaciones para que los padres tengan un mejor control sobre sus hijos en esta red social. Así mismo, Oracle informó que tecnologías como el ‘Big Data’ permiten “conocer mejor a los clientes”. Como si no los conocieran lo suficiente.

Esa transformación cultural no deja contentos a todos. Existen decenas de organizaciones no gubernamentales que no están de acuerdo con las plataformas invasivas. Andrea Alarcón, bloguera de la Corporación Colombia Digital, publicó una interesante perspectiva. Colectivos como Indie Web Movenent, buscan que “los usuarios que así lo decidan tengan sus datos completamente protegidos, incluso de las propias plataformas.

Alarcón señaló que, “algunos quisieran regresar a los primeros intentos de la web temprana: peer-to-peer que llaman, donde los servidores pertenecen a los propios usuarios y son sin ánimo de lucro. Ese es el punto de una red descentralizada”. Esto parece una quimera lejana. Más aún si se tiene en cuenta que las conexiones móviles, desde el celular, son dominadas por Google (Android) y Apple (iOS).

Polémicos data center

Precisamente, el centro de la discusión resulta ser esos servidores que almacenan miles de millones de datos. De nuestros datos. Los famosos Data Center son galpones gigantescos, que parecen no tener fin, en los que miles de máquinas receptoras de datos se agrupan para tener bien refrigerados los datos que usuarios y empresas generan día a día.

Esos centros no son exclusivos de Los Ángeles (EE. UU.) donde Google, Facebook o Netflix guardan su valiosa información. De acuerdo con cifras la empresa Collocation, Colombia destina 12.952 metros cuadrados para centros de datos. Recientemente, IBM anunció una inversión de 5 millones de dólares para ampliar los centros que tienen el país, mientras que la compañía Level 3 abrió un data center en pleno corazón de Cali.

En estos centros de control, asegura un hacker colombiano consultado por Semana.com, “las empresas controlan casi que cada movimiento de empleados, clientes y usuarios del ecosistema digital”. Esa marca personalizada va en contra de aquel sueño de interacciones descentralizadas que los primeros conocedores de la World Wide Web querían plasmar.

El argumento de los gigantes de las web es más que conocido. En sus páginas están especificados los términos y condiciones de uso. Los usuarios por acción u omisión entregan datos tanto a los servidores como los piratas informáticos casi que sin miramientos de ningún tipo. Por esto, escritores como Humberto Eco insisten en que “el paradigma de la libertad cambió desde que los humanos se conectan con las nubes”.