La llegada a Alemania de migrantes se ha visto acompañada de grandes manifestaciones de solidaridad de la población, pero también de mensajes de odio en internet. | Foto: Tomada de Twitter

INTERNET

Facebook, otro campo de batalla de los refugiados en Europa

Mientras miles de migrantes utilizan las redes sociales para completar su travesía, otros usuarios utilizan sus perfiles para publicar mensajes xenófobos y de ultraderecha.

14 de septiembre de 2015

La filial de Facebook en Alemania anunció este lunes nuevas medidas para luchar contra los mensajes racistas suscitados por la llegada de miles de refugiados al país en las últimas semanas.

Habrá "tres nuevas medidas para luchar contra el racismo", entre ellas un acuerdo con una organización externa para controlar los contenidos, dijo la compañía en un comunicado antes de una reunión prevista el martes con el ministro de Justicia, Heiko Maas.

El ministro pidió a Facebook que “haga más para que la red social no se convierta en un patio de escuela para la extrema derecha” y pidió que los comentarios racistas sean borrados inmediatamente después de su publicación.

La llegada a Alemania de decenas de miles de demandantes de asilo se ha visto acompañada de grandes manifestaciones de solidaridad de la población, pero también de mensajes de odio en internet.

Sin embargo, al otro lado de la pantalla, los emigrantes encuentran en Whatsapp y las redes sociales una herramienta vital para completar su travesía y llegar a salvo a diferentes países de Europa.

Los emigrantes que saben manejar las redes sociales están constantemente mirando sus teléfonos. Se amontonan frente a las oficinas de los servidores en Mytilene y compran números griegos que les permiten obtener datos y gozar de conexiones internacionales, así pueden conectarse a Facebook y Whatsapp para comunicarse con los demás.

Historia de supervivencia

Amr Zaidah, de 26 años, con la ayuda de un GPS, le dio indicaciones al piloto de una lancha inflable que lo acercó lo más posible a él y a otras 30 personas a Molivos, en Lesbos, una de varias islas griegas que han pasado a ser la primera escala de decenas de miles emigrantes que tratan de llegar a Europa occidental.

Sabía que en Molivos había autobuses que llevaban a los refugiados a la capital de Lesbos, Mytilene, unos 50 kilómetros al sur. La alternativa habría sido caminar por un sendero angosto a lo largo de la costa, rodeado de olivos, un tramo por una carretera y otro sendero estrecho entre varias colinas.

En Mytilene, Zaidah sabía que él y los ocho amigos con los que viajaba podían buscar papeles que les permitirían continuar su trayecto. “Me informé de todo durante más de dos meses”, relata Zaidah, oriundo de Aleppo, en el sur de Siria, y quien en los dos últimos años trabajó como contador en Estambul.