Tim Robbins, actor ganador del Óscar, exesposo de Susan Sarandon, activista, asegura que ser el malo es más fácil.

ENTREVISTA

“Stephen King te puede asustar como nadie, también moverte el corazón”, Tim Robbins

‘Castle Rock’ estrena segunda temporada explotando el universo más oscuro del “maestro del terror”. Tim Robbins, ganador del Óscar en 2003, habla con ARCADIA de su personaje, del valiente trabajo de Lizzy Caplan y de lo que ha aprendido trabajando en prisiones.

Alejandro Pérez
14 de febrero de 2020

Hablar de los protagonistas de la segunda temporada de Castle Rock y de los roles que ocupan en el ‘universo‘ de Stephen King, es anotar un contraste interesante.

Mientras que Lizzy Caplan da vida a Annie Wilkes, un personaje que Kathy Bates interpretó de forma magistral y macabra en Misery (y le valió su único Óscar), Tim Robbins va en sentido contrario. Su tarea es encarnar a Reginald ‘Pop‘ Merrill, un hombre radicalmente distinto al brillante banquero encarcelado injustamente que interpretó en The Shawshank Redemption.

Eclipsada por Forrest Gump, esta cinta no recibió el reconocimiento que merecía pero, sin importar eso, lo acercó a la vida en una prisión y lo marcó. Como lo narra en esta entrevista, lleva 13 años de trabajo social y profesional en las cárceles (de verdad, a diferencia de Shawshank). El año pasado estrenó su documental enfocado en la población carcelaria.

Ofrece contexto también, al contar que su cercanía al sistema penitenciario y a los límites de la ley también vienen de su infancia en una pesada Nueva York. Algunos referentes de su juventud alimentaron a su personaje en este trabajo que recién se estrena en Latinoamérica.

En el cine se mueve a gusto. Ha probado dominar un rango emocionalmente valioso y ha trabajado bajo grandes directores como los hermanos Coen (The Hudsucker Proxy) y Clint Eastwood (Mystic River). Ahora entra de lleno en la onda de las largas historias ininterrumpidas que posibilita el streamingTim Robbins habló con ARCADIA sobre la segunda temporada de Castle Rock y más. Esto dijo.

¿Hay algo de Andy Dufresne, personaje que interpretó hace 25 años en ‘The Shawshank Redemption’, en este nuevo personaje que asume en el universo de Stephen King?

Es totalmente diferente a quien interpreto ahora. Las dos historias (Shawshank Redemption y Castle Rock) son muy distintas, lo que revela el talento de King, que puede escribir de forma tan diferente y en géneros tan distintos. Me pregunto si le damos el crédito que se merece, te puede asustar como nadie y también moverte el corazón. 

Ahí tienes Shawshank, una reflexión sobre la amistad y el poder de redención que tienen la paz y el amor. Castle Rock es una historia diferente, que se mueve en el terror. Y aunque puede haber similitudes creo que lo más emocionante fue la idea de trabajar con estos personajes en este lugar particular llamado Castle Rock. Este tiene memorias, demonios, fantasmas, y los fantasmas son anclas al pasado, y el pueblo no podrá considerarse seguro hasta que no se dé un ajuste de cuentas con el pasado.

El personaje que interpreta en ‘Castle Rock’, Reginald ‘Pop‘ Merrill, es cabeza de una familia criminal y también está muriendo de cáncer. ¿Cómo lo preparó y cómo lo describe?

Por un lado, crecí conociendo gente así, en un lugar que tenía una considerable presencia criminal. En Nueva York, en los años sesentas y setentas, la mafia hacía presencia fuerte. Fui a la escuela con hijos e hijas de mafiosos. La calle era peligrosa, había terrenos que la gente protegía, y solo cierto tipo de persona sobrevivía en ese ambiente. Yo sabía de jefes criminales, no los conocía personalmente pero sabía quiénes eran, cómo caminaban, cómo hablaban, y lo que hacían. Y algunas familias recurrían a ellos para buscar protección. Por eso, nunca lo vi como un cuento de personas buenas o malas; veía personas que trataban de sobrevivir bajo circunstancias muy distintas. 

Mi personaje, Reginald, hizo cosas muy malas en su vida, y me atrajo al rol que, en efecto, está muriendo y debe hacer las paces con muchos aspectos de su vida. Es un personajes complejo: un hombre que ha hecho cosas (para muchos, criminales), que tiene secretos y algunas consecuencias pendientes. Y eso es algo que, de cierta manera, todos tenemos. Todos cargamos maletas del pasado. Él siente cerca su final y se pregunta cómo buscar su redención. Así establece una exploración: ¿cómo te cambia saber que el final está cerca?, ¿qué estás dispuesto a hacer? ¿qué estás dispuesto a admitir?

Usualmente no interpreta villanos. ¿Qué tan divertido fue volverse un poco más siniestro?

¡Yo he hecho oscuro! En Arlington Road, en The Player, para darte algunos ejemplos. No me incomoda ser el malo. De hecho, cuando no tienes que ser galante o entretenido todo se vuelve más fácil.

Su personaje ‘Pop‘ Merrill es un criminal, y tiene muchas cuentas pendientes. Pero, para Tim Robbins, "todos cargamos la maleta del pasado". Foto: Starzplay 

¿Qué diferencia encuentra entre actuar en la pantalla grande y en la chica? ¿La televisión ha cerrado la brecha artística con el cine?

Antes que nada, en las películas tienes el guión completo. Ya conoces el arco de tu personaje. En la televisión se da un salto de fe. Comienzas con el personaje pero no sabes exactamente qué le sucederá en el transcurso de los diez capítulos que dura la temporada. Ambas expresiones son legítimas. Ahora, prefiero cuando la televisión es ininterrumpida, para que las historias se puedan contar de manera más efectiva. 

He evitado la televisión abierta, con comerciales, porque no me gusta la idea de que te tomes un descanso cada diez minutos para que te vendan algo; es un obstáculo para contar la historia. Pero, al mismo tiempo, si alguien me hubiera dicho hace 15 años que estaríamos en una época que fomenta contar historias a lo largo de diez horas, me hubiera reído. 

Y ya ves, ahora hay un apetito por este formato. Vemos a la gente haciendo maratones de series, dando pie a la idea de que una historia puede ser larga; eso es emocionante. Recuerdo  ver una película en mis veintes. Duraba 10 horas con un solo quiebre en el medio. Me encantó y me involucró emocionalmente, fue una gran experiencia. En ese punto, no parecía algo repetible. Parecía una experiencia similar a la de ir a un museo. Y ahora es común, y eso es bueno.

La serie trata también el tema de los inmigrantes. ¿Ve ese abordaje como una metáfora de lo que está pasando hoy en Estados Unidos?

El guion del piloto me gustó porque lidiaba con asuntos relacionados a comunidades inmigrantes. Así, además de tener la historia de los personajes que lidian con su pasado y sus cuentas pendientes, trata situaciones de racismo y de opresión. Y lo pensé un terreno muy fértil para contar una historia.

En 2019 estrenó el documental ‘45 Seconds of Laughter‘ dedicado a mujeres y hombres encarcelados. ¿Sumó esa experiencia a su rol en ‘Castle Rock’? 

He trabajado con hombres y mujeres encarcelados por los últimos 13 años. Soy un fiel creyente en que una acción no determina una vida, que hay mucho más en un individuo que su peor hora. Y sentí eso también cuando filmé Shawshank. Crecí con gente que terminó en el sistema, encarcelada, y nunca me he sentido lejano de esa realidad. Tuve la fortuna de no ser uno de ellos, ¡o de que no me atraparan! 

La criminalización de las drogas en los setentas, ochentas y noventas realmente exacerbó mi empatía por esta población, y por medio de trabajos como Shawshank y el documental, y esta producción también, se hizo mucho más claro. Yo fumo marihuana, lo he hecho la mayoría de mi vida adulta. Por lo mismo, mucha gente lleva 30 años en la cárcel. El castigo para quien tiene y para quien no tiene es desproporcionadamente distinto.

Cuando entré a Shawshank, no lo hice pensando que la prisión era un lugar lleno de gente mala. Tampoco lo idealizo, hay personas que son muy peligrosas en prisión, pero la mayor parte de mi experiencia me ha enseñado que hay un gran potencial humano en la prisión y que en las condiciones correctas, la rehabilitación es totalmente posible.

Es el único ganador de Óscar en el reparto (por ‘Mystic River‘, en 2003), ¿lo volteaban a ver en el set?

No me defino por los premios que he ganado (se ríe), y ¡Dios salve a quien le toque trabajar con alguien que lleva su Óscar al trabajo! La humildad es muy importante. La mayoría de los grandes actores con los que he trabajado me trataron como un par, mirando a los ojos. Esa ha sido mi experiencia con algunos de mis héroes. Con Paul Newman quería ir a tomarme un six pack con él a una gasolinera, como con un colega, y eso significa mucho para un actor. Hay otros con los que es más difícil trabajar, que te miran desde un estatus de superioridad. Es bastante agotador.

¿Qué decir de esta temporada que no hayamos cubierto?

Pueden esperar una gran interpretación de Lizzy Caplan (quien le da vida a Annie Wilkes). Hace un trabajo brillante y debería ganar un Emmy u otros premio. No es fácil interpretar a alguien desestabilizado. He visto papeles de ‘locos‘ que no te hacen preocuparte, pero Lizzy lo logró al darle al papel una profunda humanidad. Por eso es la protagonista de esta serie. Me hubiera gustado tener más escenas con ella, es muy talentosa. Pero verla trabajar fue asombroso. Es un gusto ver trabajo que te saca "wao", que te hace pensar en lo valiente que es al intentar lo que intenta.

¿Qué hace que el horror funcione?

Necesita un elemento humano, necesitas que te importen los personajes. Por ejemplo, Jacob‘s Ladder tenía una historia humana fuerte detrás. La historia va primero, la humanidad va primero, como en cualquier género. Las complejidades de la condición humana hacen mucho más profundo el trabajo. 

La segunda temporada de Castle Rock ya está disponible en STARZPLAY, por Apple TV.