Según analiza un académico, son varias las ventajas que trae consigo la reactivación del comercio binacional y sus implicaciones para los habitantes de zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela.
La reapertura de la frontera con Venezuela es un hecho trascendental que está generando gran expectativa en el sector económico, ya que se genera una oportunidad para que Colombia pueda recibir hasta US $6.500 millones de dólares en exportaciones y a su vez generar más de 120.000 empleos.
Sin embargo, la reapertura no solo tiene implicaciones económicas, también políticas, de intercambio y cooperación para el desarrollo social, cultural, histórico, así como también para mejorar la seguridad, el resurgimiento en el comercio, en los bienes y servicios de una línea fronteriza de más de 2.219 kilómetros que une a ambas naciones.
Jalily Covezdy, coordinador de Ciencias Políticas del Politécnico Grancolombiano, explica que en términos políticos, tener buenas relaciones con los vecinos hace que se incrementen los diálogos y se construya confianza, “es muy importante para la vida económica, para la resolución de conflictos y para solucionar pacíficamente los problemas que se dan en la frontera y reconstruir ese espacio social, económico y político fronterizo”.
¿Quiénes serán los principales beneficiados? El docente afirma que serían los consumidores venezolanos y las empresas colombianas, puesto que los primeros recibirán productos a menor precio, mayor cantidad y en cualquier parte del territorio venezolano, una vez que la mercancía colombiana ingrese legalmente.
Por otro lado, los perdedores, según Covezdy, son aquellos grupos irregulares que controlan el paso fronterizo de mercancías y los cuerpos de seguridad del estado venezolano que cobran coimas para el paso de los productos en las carreteras del vecino país.
El académico asegura que el impacto positivo se dará en el comercio de mercancías, principalmente en alimentos, medicamentos y algunos rubros industriales.
“En el sector de los servicios, como el turístico, probablemente haya un incremento, pero no tan grande, debido a las falencias de infraestructura y seguridad de Venezuela, lo cual limitará el paso de ciudadanos colombianos, debido al bajo poder adquisitivo de la población venezolana, serán pocos los que viajen a Colombia”, apunta.
Para el docente del Politécnico Grancolombiano, los dos países están preparados para asumir este reto de la construcción nuevamente de un espacio social, económico y político. “Políticamente, los dos países tienen una mirada afín sobre algunos elementos sociales que convocan a los dos países”, añade.
Para el ciudadano de a pie, sin duda, tener las fronteras abiertas representa un avance, tal como lo afirma Marisela Rodríguez, una colombiana radicada en San Antonio del Táchira, quien ante la escasez de alimentos y medicinas cruzaba quincenalmente los pasos ilegales para abastecerse en la ciudad de Cúcuta.
Ahora esta ama de casa ya no tendrá que pagar para pasar las trochas por el río Táchira, ya que por los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander quedó habilitado el paso peatonal de 5:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche.
Por: Milagros Palomares @milapalomares
