Las religiones se han encargado de alimentar la visión del día del juicio final, pero la ciencia también tiene sus teorías.

PREDICCIONES

2012: el año del fin

El mundo sí se podría acabar, pero no es seguro que suceda en 2012. Los científicos creen que hay más de 50 maneras en que la humanidad podría desaparecer.

24 de diciembre de 2011

Faltan pocos días para que comience 2012 y con él una nueva cuenta regresiva para el fin del mundo. Como en el año 2000, cuando muchos predijeron un caos digital que afectaría millones de programas que soportan las complejas comunicaciones del mundo moderno. O como sucedió cuando se construyó el Colisionador de Partículas de Cern, algo que muchos creyeron iba a generar un agujero negro bajo el lago Ginebra, que se tragaría la Tierra. El año pasado, para no ir más lejos, el predicador evangelista Harold Camping dijo que el mundo terminaría el 21 de mayo. Evidentemente esto no ocurrió y el juicio final fue aplazado por otros para el 11 de noviembre, dado que en esa fecha coincidían el día, el mes y el año en el número 11, algo extraño para quienes siguen de cerca estos asuntos.

La nueva fecha del fin del mundo, presupuestada para el 21 de diciembre, viene por cortesía de las profecías mayas. El tema ha sido bien explotado comercialmente con películas, libros, documentales y publicidad. Una marca de desodorante, por ejemplo, muestra qué hacer en la última noche en la tierra y otra de vehículos invita a comprarlos ya, pues hay altas probabilidades de que no tenga que pagar los últimos dos años de cuotas. Hay sitios web que llevan la cuenta de los días que faltan para el apocalipsis y otros que preparan desde ya una fiesta para celebrar el fin. En Facebook se han formado grupos como ‘No creo en el fin del mundo, pero esto se está poniendo feo’ y otros, más optimistas, como ‘Voy a llegar al 2013 y ningún maya me lo va a impedir’.

Según la creencia popular, los mayas habrían predicho que el mundo se podría acabar de siete maneras: por un rayo de energía cósmica, por el sol y sus protuberancias, por la desaparición del campo magnético de la Tierra o porque se invirtiera su eje de rotación, así como por volcanes y terremotos. Sin embargo, Germán Puerta, astrónomo y autor de dos libros sobre el tema, señala que lo anterior es un invento pues, aunque los mayas creían que el mundo había sido creado y destruido cuatro veces, su calendario no establece estos eventos como señal de un fin. Todo lo que sucederá el 21 de diciembre es el inicio de una nueva cuenta, según esta civilización. “Las profecías mayas del fin del mundo son una fantasía”, dice tajantemente.
 
Puerta desmiente cada una de estas posibilidades de hecatombe. Por ejemplo, sobre el temor de que el 21 de diciembre del 2012 los planetas se alinearán y desestabilizarán a la Tierra, señala que no existen datos astronómicos que soporten ese evento, que se da muy rara vez. Y si sucediera, dice, “no causaría ningún efecto de importancia sobre el planeta”.

Las siete vidas del planeta

Pero el hecho de que el mundo no se acabe en el 2012 no quiere decir que la Tierra esté exenta de peligros. De hecho, no resulta nada alentador que muchos de los mayores pregoneros del fin del mundo sean los científicos. En un artículo escrito para la revista Scientific American, el autor Michael Moyer menciona solo algunos peligros, al igual que el astrónomo real británico Martin Rees, quien públicamente le ha apostado a que una catástrofe biológica matará a millones de personas en 2020. Rees, además, cree que la humanidad tiene apenas el 50 por ciento de probabilidades de llegar a 2100. Bill Joy, de Sun Microsystems, también hizo su aporte al decir que los nanobots, robots microscópicos, podrían consumir todo en la tierra si se dejan fuera de control. Los más pesimistas son los científicos que forman el panel internacional que estudia el calentamiento global. “Todos ellos se posan en los hombros de otros grandes como Thomas Malthus, quien predijo en el siglo XIX que el aumento de la población iba a crear hambrunas y catástrofes indiscriminadas”, dice Moyer.

Y como si todas estas amenazas fueran poca cosa, el físico Alok Jha, escritor científico del periódico The Guardian, acaba de publicar un libro titulado Doomsday Handbook en el que expone 50 maneras diferentes en que el mundo podría acabarse: desde desastres naturales, como terremotos y erupciones masivas de volcanes, hasta eventos extraños que nadie sospechaba pudieran ser un problema, como el fin del tiempo. “Cuando se mira con el lente de la ciencia el día del juicio final es más interesante, y las leyendas que se escuchan sobre el apocalipsis son bobadas en relación con lo que es verdaderamente posible”.

Desde el comienzo de la vida en el planeta hace 3.500 millones de años, dice Jha, ha habido por lo menos cinco extinciones masivas y cada una ha marcado un período. Como resultado de ello, de 4.000 millones de especies que han evolucionado, 99 por ciento se han extinguido. Una de esas extinciones sucedió hace 65 millones de años cuando un enorme asteroide cayó en la península de Yucatán y erradicó a los dinosaurios de la faz de la Tierra, y con ellos a muchos otros animales. La posibilidad de que esto ocurra de nuevo es relativamente alta, según Jha. “El asunto no es si va a suceder sino cuándo”, dice.

No obstante, las verdaderas amenazas contra el planeta se dan por cuenta de la acción de los humanos. El calentamiento global, cuyos síntomas ya se ven claramente en el clima extremo en todo el mundo, junto con la polución y el agotamiento de los recursos naturales, para no hablar de las armas nucleares, son para este físico riesgos reales y no invenciones. Hay que aclarar que algunos desastres acabarían con el planeta entero, como por ejemplo una explosión masiva del sol. Pero otros, como el calentamiento global, solo afectarían a la especie humana y en dicho caso, dice Puerta, “los osos polares estarían felices” (ver recuadro).
 
El miedo del fin

Muchos no creen que el mundo se acabará en 2012, pero sí piensan que algo anda mal en la Tierra. Esto lo dicen ante hechos como los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el derrame de crudo en el golfo de México, los peligros de la energía nuclear, la crisis económica, la proliferación de armas atómicas, el cambio climático y los desastres naturales. “Si el mundo parece ir para el estanco, de pronto eso es lo que está pasando”, dice Moyer.

Las investigaciones revelan que el miedo al fin del mundo ha vivido con el hombre por siempre y probablemente es parte de su naturaleza hacer este tipo de elucubraciones frente a hechos que no puede explicar. Puerta señala que en el año 1000 se dejaron de construir las catedrales porque el cambio de milenio acabaría con todo. Algo parecido sucedió en 1910 cuando se pensó que el cometa Halley iba a colisionar con la Tierra. “Está en nuestra naturaleza tejer una historia simple a partir de información compleja. Estamos programados para descubrir tendencias en el mundo natural”, dice Moyer.

Otros creen que lo que subyace tras este fenómeno es la vanidad, pues cada generación se cree tan especial como para ser testigo del fin del mundo. El psicólogo Nicholas Christenfeld de la Universidad de California dice que “parte de la limitada perspectiva de nuestra especie es creer que el momento presente de la historia es el más crítico”.

Están quienes asegu-ran que las profecías del fin del mundo son un intento por controlar el futuro, sobre todo en tiempos problemáticos, porque este tipo de creencias ofrecen una solución a todos los problemas. Ante las noticias negativas, John Hall, autor del libro Apocalipsis, señala que la gente está dudando de si la sociedad será capaz de darles soluciones a sus conflictos. Moyer agrega que el temor al apocalipsis es el espejo de un miedo más fundamental hacia la propia muerte: “En ese sentido nadie se escapa del fin”.

Cualquiera que sea la razón, lo cierto es que este es el primer pronóstico del fin del mundo en la era digital. “Hay gente que va a abandonar las ciudades y se está preparando para ello”, dice Puerta, quien desde ya pronostica lo que va a pasar: “Seguramente va a haber un terremoto, porque cada año los hay, pues son fenómenos naturales normales. Y también habrá un eclipse total de sol y huracanes e inundaciones. Y una vez más la gente creerá que todo esto es un presagio del fin del mundo”.

“Profecías mayas son una leyenda”
 
En un reciente libro para niños y adultos, Germán Puerta Restrepo, astrónomo del Planetario de Bogotá, explica quiénes eran los mayas y qué hay detrás de sus afirmaciones sobre el fin del mundo en 2012. Este es un aparte.

El cielo estaba presente en muchos aspectos de la civilización maya con una mezcla de leyendas, religión, magia y astrología. Todo el tiempo la sociedad maya relacionaba los fenómenos celestes que observaba con el curso de los acontecimientos humanos. Estas leyendas sobre el universo que se leen en los códices y en los textos escritos en la Colonia por los frailes y cronistas españoles hablan de una sucesión de grandes eras cósmicas. Los mayas creían que el mundo que conocemos había sido creado cinco veces y destruido en cuatro, por lo que la era presente sería la quinta. Esta última sería destruida por terremotos. La obsesión maya por el tiempo se basaba en determinar los eventos pasados que se repiten cíclicamente y anticipar las señales de lo que había sucedido varias veces y seguramente volvería a suceder. Esa es la base de la cosmovisión maya. Sin embargo, los mitos y leyendas de los mayas sobre el universo, los fenómenos del cielo y los mundos que se crean y destruyen son exactamente eso, leyendas; y tienen la misma validez que cualquier otra leyenda del mundo antiguo. Por ello las profecías mayas del fin del mundo son una fantasía y no pueden atribuírseles ninguna veracidad.
 
Las cifras del apocalipsis
 
Según la revista ‘Scientific American’, estos son algunos escenarios que pondrían en peligro la civilización con sus probabilidades de ocurrencia y grados de destrucción, en una escala de 1 a 10, en la que 1 es muy leve y 10 implicaría una destrucción total.
 
• Guerra nuclear: los expertos han determinado que hay riesgo de un accidente o un ataque cibernético que detone una guerra entre países con armas nucleares.
Probabilidades: 1 en 30 en los próximos diez años
Grado de destrucción: 6

• Impacto de asteroide: un objeto del espacio de tres kilómetros de grande podría, temporalmente, acabar con la civilización.
Probabilidades: 1 en 1.000.000 en los próximos 100 años
Grado de destrucción: 9

• Choque de universos: una nueva fuente de preocupación es que un universo espontáneamente se forme en medio del que ya existe. A esto se le conoce como el escenario burbuja.
Probabilidades: 1 en 1.000 millones en los próximos 3.000 millones de años
Grado de destrucción: 10

• Calentamiento global: el aumento de la temperatura promedio de la Tierra puede descongelar las capas polares y aumentar el nivel del mar hasta 12 metros, con lo que se crearían una serie de problemas para los seres humanos.
Probabilidad: 1 en 2 en los próximos 200 años
Grado de destrucción: 3

• Pandemia: los seres humanos están en peligro de ser atacados por una nueva epidemia que sería tan letal como en su momento lo fue la peste negra.
Probabilidad: 1 en 2 en los próximos 30 años
Grado de destrucción: 4

• Volcanes: la explosión de un gran volcán podría significar cambios en el patrón global del clima, sequías y hambrunas.
Probabilidad: 1 en 100 en los próximos 1.000 años
Grado de destrucción: 5

• Tormenta solar: es posible que surja una erupción solar tan grande que alcance a llegar a la Tierra y acabe con los sistemas de comunicación.
Probabilidad: 1 en 20 en los próximos 15 años
Grado de destrucción: 2