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Así somos

Conservadores, rígidos, con baja autoestima pero felices. Así describe una reciente investigación a los colombianos.

15 de mayo de 2005

La mayoría de encuestas de las agencias de publicidad tienen el objetivo de indagar hábitos de consumo. Sin embargo, la agencia Walter J. Thompson, después de numerosos estudios ha concluido que actualmente se requiere información diferente acerca de su público objetivo, datos que vayan más allá del comportamiento al comprar. Como parte de una nueva filosofía que busca llegarle al cliente en forma más acertada, sus creativos decidieron programar dos investigaciones anuales con un enfoque más antropológico que permitieran conocer a profundidad a las personas. La primera de ellas concluyó la semana pasada. El trabajo se realizó en dos etapas, una cualitativa y otra cuantitativa, con personas de estratos 2 al 5 entre 25 y 35 años de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla. Estos son algunos de las tendencias.

Se hizo lo que se pudo

La brecha entre la realidad que viven los colombianos versus lo que quisieran ser no es muy amplia. Esto se debe a que su nivel de aspiraciones es muy bajo. Tener bajas expectativas es un mecanismo de defensa para evitar la frustración. El colombiano no se cuestiona y aborda la situación con actitud positiva. Esto explicaría la razón por la cual el país siempre encabeza las listas de los más felices.

Hora de sentar cabeza

Para la mayoría de colombianos, la medida del éxito no es el estudio ni el trabajo sino casarse y tener un hogar. Esa es su gran expectativa. Por eso en cuanto consiguen un puesto sienten la urgencia de formalizar el vínculo afectivo. La mayoría se siente a gusto con la vida en pareja y muy pocos se atreven a establecer relaciones diferentes. Se divorcian pero para volver a establecer una relación similar.

Mi vida eres tú

Las mujeres en Colombia establecen su identidad a partir de otros. Cuando se les pregunta quiénes son, ellas responden la esposa de tal, la mamá de fulano, pero muy pocas veces se definen a ellas mismas a partir de su vida. El éxito para ellas no consiste en tener logros personales sino en las metas que alcancen los miembros de su familia. Cuando llegan los hijos, ambos padres truncan todas sus aspiraciones personales para dedicar tiempo, esfuerzo y dinero a sacar a los hijos adelante.

Protagonistas de novela

Las metas de las mujeres están muy centradas en la belleza física, la fama y el reconocimiento de los otros. Sus ídolos son las modelos y actrices. No es para menos. Buena parte de los colombianos que afirma lo anterior dedica su tiempo libre a ver televisión porque no implica un gasto adicional y relaja. Para 70 por ciento de las mujeres, la televisión es su ventana al mundo y su vida gira alrededor de los mismos dramas y conflictos que se desarrollan en dichos dramatizados. Las personas expuestas a canales internacionales manifiestan intereses más variados en temas como poesía, música, viajes.

Detrás de todo hombre

A pesar de todos los cambios visibles en las mujeres, ambos sexos siguen desarrollando su papel histórico en la sociedad. Los señores están enfocados hacia el éxito, la plata y en apropiarse del espacio público. Las señoras, confinadas al espacio privado, en el cuidado de los hijos, de la casa. "El paradigma de la belleza sigue predominando en el papel de mujer", dice Juan David Franco, uno de los investigadores.

Todo por la plata

La decisión de qué carrera estudiar está influenciada por el poder adquisitivo y no por la vocación . "Quiero estudiar algo que deje plata", es lo que más se les escucha decir. Las consecuencias saltan a la vista: 41 por ciento de los entrevistados hubieran querido estudiar algo diferente. Cuatro de cada 10 se sienten frustrados de haber estudiado sucarrera. En el trabajo el dinero sigue siendo importante y la satisfacción depende del sueldo y no de su experiencia, vocación, amor a su profesión, etc. "Tenemos tantas carencias que todo está marcado por la plata que uno puede generar. El dinero influencia todo", dice Juan Pablo Rocha, presidente de la agencia.

Eche pa'lante

El sueldo se invierte en la supervivencia. La gran mayoría gasta su plata en el pago de cuentas como las de servicios públicos, el arriendo, la alimentación y la educación. A diferencia de otros países desarrollados en donde la gente dedica tiempo y dinero a temas filosóficos e intelectuales y a cuestionarse su existencia, el colombiano no puede darse ese lujo. Sólo hay tiempo de sonreír, sacar pecho y seguir adelante.

¿Quíubo que no consigue trabajo?

A pesar de los cambios, los colombianos no se atreven a romper estructuras ni a salirse de los papeles tradicionales que también siguieron sus abuelos y bisabuelos. Sus estereotipos son rígidos y esto se observa desde la manera de vestir hasta la estructura de la vida. Seis meses después de estar graduado de bachiller sienten que tienen que estar en la universidad y luego de graduarse tienen que conseguir trabajo. Si no se casa antes de los 30 ya lo dejó el tren. Ser diferente asusta y genera conflictos, por eso prefieren no destacarse, usar siempre los mismos colores en la ropa y cumplir con los requisitos sociales. "Andamos en fila, como borregos todos para el estanco", dice Franco.

¡Mucho avión!

Se dice que el colombiano es recursivo y es cierto. Pero se trata tan sólo de un discurso en el que muchos quedan atrapados. Todos los encuestados manifestaron tener sueños y muchas ideas sobre cómo lograrlos. Pero ninguno estaba haciendo algo por convertirlos en realidad. La creatividad se pone a prueba con la malicia indígena, que es motivo de orgullo. Ser vivo y aprovechar las oportunidades genera muy buena reputación, aunque sea ilícito. La gente cuenta que se coló en la fila, que se encontró unas gafas en un club y no las devolvió, que pagó menos de lo que debía en un restaurante como una gran hazaña producto de su ingenio.

Interés cuánto valés

En el discurso de los amigos, los investigadores encontraron que los colombianos tienen dobles intereses. Cuando no pueden estudiar por diversas razones ven en sus amigos y colegas una oportunidad de conocimiento y de crecimiento profesional. Así, las relaciones sociales se consideran una palanca potencial para conseguir puestos o una escalera para ascender en el trabajo.

¡Tengo una locha...!

El concepto de ocio de los colombianos es pasivo: no hacen deporte y al 70 por ciento de los casos les gustaría ir a muchos sitios pero finalmente se quedan en casa, derrumbados en una cama viendo televisión. La disculpa es la falta de dinero, pero en el fondo tiene que ver con que relacionan el descanso con no hacer nada. No se ve el ocio como la posibilidad de ir a un parque, a un museo o hacer ejercicio.

Se nos apareció la Virgen

¿Qué tan responsables son los colombianos de su destino? La encuesta arrojó datos interesantes. Aunque la mayoría atribuye su éxito a logros personales, 29 por ciento considera que medió la ayuda de Dios. Pero cuando se trata de analizar los fracasos, 43 por ciento opina que los demás tienen la culpa, o el país con su falta de oportunidades, o la mala suerte.