Los cambios en los roles de género, las redes sociales, el aumento de la expectativa de vida y la mayor tolerancia a la diferencia han hecho que surjan nuevos tipos de parejas, cada una con sus más y sus menos. | Foto: Fotomontaje: Javier de la Torre - Semana

LIBRO

Así son las parejas hoy

En su nuevo libro, la psicóloga Nelly Rojas analiza las relaciones amorosas de la actualidad.

29 de noviembre de 2014

La tecnología y los cambios culturales han generado un remezón en la estructura de la familia. Y de eso los mejores testigos son los psicólogos, quienes todos los días actúan como depositarios de las tribulaciones amorosas de muchos. En su más reciente libro El nuevo amor, la psicóloga Nelly Rojas señala que las reglas de la conquista, el noviazgo y las diferentes etapas del matrimonio hoy son diferentes. Y no solo eso. En cada familia se están dando nuevos intereses, necesidades y comportamientos que plantean retos inéditos a sus miembros. En definitiva se trata del mismo sentimiento pero empaquetado en nuevos envoltorios. SEMANA destacó seis de las más populares hoy.

Amor enredado

Hace unos años a nadie se le habría ocurrido sostener una relación a distancia. Pero hoy con la ayuda de la tecnología no solo es posible sino que es la realidad de millones de personas en el mundo debido a que su trabajo o actividad los lleva a sitios geográficos distantes. También lo es para personas que deciden recurrir a las redes sociales para conocer a su media naranja. Según Rojas el email, las videollamadas y los mensajes instantáneos han aumentado este tipo de parejas. “El cibersexo ayuda porque incrementa la confianza y la intimidad en ellas”, añade. Estudios demuestran que las relaciones a distancia pueden ser más íntimas y reconfortantes porque dedican el poco tiempo que tienen a pasarlo bien. No obstante, las parejas a distancia con frecuencia se quedan en un estado de fantasía puesto que cada encuentro es como una luna de miel. Además por internet la gente tiende a ponerse máscaras, lo que evita que la pareja se conozca a profundidad. En otros casos, la necesidad de contacto físico puede terminar acabando con el amor.

Ejecutivos ocupados

Algunas parejas entre 25 y 36 años parecen tenerlo todo: están comprometidos con sus profesiones, tiene altos cargos en las compañías y ganan más de 10 millones de pesos al mes. Eso les da recursos para sostener la familia a todo dar, dejar el cuidado de los hijos a otros, viajar y darse gustos materiales. A pesar de esto, dice Rojas, muchos en este grupo no están felices porque el trabajo se interpone en el camino. “Son personas de multinacionales, de la banca o de la bolsa que incluso trabajan los fines de semana y de noche, y no tienen momentos para comunicarse”. Con frecuencia compiten entre ellos por el poder. El estrés no les da tiempo para manejar los conflictos de pareja de modo que entre ellos abundan los silencios, lo que afecta la intimidad. Así, ambos están en riesgo de tener relaciones extramaritales. El consejo de Rojas es volverse un equipo y reforzar los pilares de la relación: comunicación, afecto y sexo. “El sentimiento de alianza que los caracterizó al principio debe primar”.

Mejor sin hijos

En el mundo anglosajón les llaman parejas dinks, por las siglas en inglés de Double income no kids, o sea doble ingreso y sin hijos. Sus integrantes priorizan el desarrollo profesional, el bienestar económico, el tiempo personal y de pareja, y la libertad de viajar libremente. “Para qué traer hijos a un mundo tan descompuesto”, le dijo un paciente. Aunque estas parejas tienen muchas ventajas porque las energías de ambos se enfocan en la relación y al no tener que sostener una familia pueden acumular un patrimonio que les permite realizar sus sueños, también tienen sus retos: manejar la presión social para que cambien de idea y aceptar que alguno de los dos pueda cambiar de parecer en el camino.  Por eso, Rojas aconseja que “la decisión sea de ambos y sin presión del otro”.

Los amos del hogar


Las parejas con roles de género cambiados son cada vez más frecuentes. Aunque muchos ven positivo que los dos sean profesionales, en mucha de ellas surgen conflictos especialmente cuando está de por medio el dinero.  Es el caso de los hombres cuyas esposas son más exitosas y ganan más. “Ellos no entienden que un salario mayor no los hace inferiores y por eso se vuelven inseguros”, dice Rojas.. También ha visto hombres que al ver que su esposa es competente se intimidan y no son capaces de luchar por su afecto. Pero también sucede que algunas mujeres creen que los hombres que no sostienen el hogar son menos valiosos.  “A veces los descalifican, subvaloran y los culpan”, dice. La solución está en aceptar la situación y no dejar que un sueldo o un cargo determinen la valía de un miembro de la pareja. “Ambos deben estimular el crecimiento mutuo y repatir los roles de una manera equilibrada”, dice Rojas.

La pareja otoñal

Cada vez menos parejas cumplen bodas de oro. El aumento de la expectativa de vida ha permitido que muchos rompan en este momento de la vida luego de muchos años de convivir, cuando todos imaginaban que ya habían superado las dificultades. La mayoría de los que se divorcia a esta edad piensa que a los sesenta aún es tiempo de rehacer la vida. “Muchos no quieren aguantar más ni le tienen miedo a estar solos”, dice la autora. Tampoco tienen la excusa de proteger a los hijos porque ya están solos. En este tipo de parejas los conflictos surgen por el equipaje que cada uno trae a cuestas: hijos, patrimonio e incluso las mañas, que son difíciles de quitar.

Del mismo sexo


Aunque los homosexuales han existido siempre, solo ahora se observa una mayor aceptación de sus derechos en la sociedad. Gracias a que hoy las leyes los protegen, algunos han establecido una convivencia que les permite convivir como cualquier heterosexual. Estas parejas tienen las mismas ventajas y retos que el resto. Se enamoran, exigen fidelidad y pelean. Sin embargo, los psicólogos observan que en ellas no se ven tan marcados los roles de género, y por lo tanto tienden a ser más equitativas.  La mayor fuente de conflictos, sin embargo, proviene de presiones sociales pues aunque la sociedad es mucho más abierta a aceptarlas, aún hay sectores que las discriminan.