El jugo de mango, banano y espinaca puede ser un energético para comenzar el día. Foto: Getty images.
La fatiga y el cansancio pueden indicar una afección de salud. Foto: Getty images. | Foto: Foto: Getty images.

Vida Moderna

Cansancio y pesimismo, entre las señales que indican la falta de esta vitamina

En caso de presentar síntomas, se debe acudir a un centro médico para que un doctor recete el tratamiento adecuado.

7 de octubre de 2022

La vitamina D es importante para la absorción del calcio, el cual es clave para mantener en buen estado los huesos. Asimismo, este nutriente influye en el sistema nervioso, inmunitario y muscular, menciona Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), la cantidad de vitamina D que necesita cada persona depende de la edad que tenga.

  • Bebés hasta los 12 meses: 10 mcg (400 UI)
  • Niños de 1 a 13 años: 15 mcg (600 UI)
  • Adolescentes de 14 a 18 años: 15 mcg (600 UI)
  • Adultos de 19 a 70 años: 15 mcg (600 UI)
  • Adultos mayores de 71 años: 20 mcg (800 UI)
  • Mujeres y adolescentes embarazadas o en período de lactancia: 15 mcg (600 UI)

Esta vitamina puede obtenerse a través de la piel, la alimentación diaria y suplementos. Cuando no se tiene la cantidad necesaria en el organismo, se pueden presentar algunos síntomas.

“Fatiga y cansancio, pesimismo y un estado de ánimo más deprimido, ligera excitabilidad, debilidad muscular, nerviosismo e insomnio, antojo de comer dulces, caries y gingivitis…; son algunos de los principales síntomas que nos alertan de niveles insuficientes de vitamina D”, explica el portal web Hola!

En el caso de los niños la deficiencia de este nutriente causa raquitismo. Esta es una enfermedad que causa que los huesos se debiliten, deformen y se presente dolor.

Algunas personas tienen un mayor riesgo de tener esta deficiencia. Estos son:

  • Bebés que están siendo amamantandos.
  • Adultos mayores (esto se debe a que sus riñones son menos capaces de convertir la vitamina D a su forma activa).
  • Personas de piel oscura (tienen menos capacidad de producir vitamina D del sol).
  • Personas con trastornos como enfermedad de Crohn o enfermedad celíaca (no absorben la grasa correctamente, porque la vitamina D necesita grasa para ser absorbida).
  • Personas que tienen obesidad (su grasa corporal se une a un poco de vitamina D y le impide entrar en la sangre).
  • Personas que han tenido cirugía de bypass gástrico.
  • Personas con osteoporosis.
  • Personas con enfermedad renal o hepática crónica.
  • Personas con hiperparatiroidismo.
  • Personas con sarcoidosis, tuberculosis, histoplasmosis u otra enfermedad granulomatosa.
  • Personas con algunos linfomas (cáncer).
  • Personas que toman medicamentos que afectan el metabolismo de la vitamina D, como la colestiramina (fármaco contra el colesterol), medicamentos anticonvulsivos, glucocorticoides, medicamentos antimicóticos y medicamentos contra el VIH/SIDA.

Alimentos ricos en vitamina D

  • Pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa.
  • Hígado de res.
  • Queso.
  • Hongos.
  • Yema de huevo.

Alimentos fortificados:

  • Leche.
  • Cereales de desayuno.
  • Jugo de naranja.
  • Otros productos lácteos, por ejemplo el yogur.
  • Bebidas de soja.

Fatiga

De acuerdo con los expertos de Medline Plus, esta afección puede presentarse como el resultado de esfuerzo físico, estrés emocional o falta de sueño.

En la mayoría de casos, no es una afección de salud grave. Sin embargo, es importante consultar a un médico, ya que puede indicar enfermedades graves.

Algunas de las causas de la fatiga incluyen:

  • Anemia (incluso anemia ferropénica).
  • Depresión o aflicción.
  • Deficiencia de hierro (sin anemia).
  • Medicamentos, como sedantes o antidepresivos.
  • Dolor persistente.
  • Trastornos del sueño, como insomnio, apnea obstructiva del sueño o narcolepsia.
  • Glándula tiroides poco activa o hiperactiva.
  • Consumo de alcohol o de drogas, como cocaína o narcóticos, especialmente si se utilizan con frecuencia.
  • Enfermedad de Addison (un trastorno que ocurre cuando las glándulas suprarrenales no producen suficientes hormonas).
  • Anorexia u otros trastornos alimentarios.
  • Artritis, principalmente en adultos o artritis reumatoidea juvenil.
  • Enfermedades autoinmunitarias como el lupus eritematoso sistémico.
  • Cáncer.
  • Diabetes.
  • Fibromialgia.
  • Insuficiencia cardíaca.
  • Infección.
  • Enfermedad renal.
  • Enfermedad hepática.
  • Desnutrición.