Una buena madre quiere con toda su alma, sin esperar tanto ni de ella misma ni de sus hijos.

Día de la Madre

Carta a las mamás de hoy: no se agobien tanto

Con motivo del día de la madre, la psicóloga Annie de Acevedo escribe un mensaje para que ellas gocen más su papel en la crianza

11 de mayo de 2019

Quiero escribirles a todas ustedes para ayudarles a gozar un poco más su papel de madres.  Siento que las mamás de hoy en día se sienten agobiadas de deberes y llenas de culpa. Me parece que han llegado a la miedosa conclusión de que son responsables de todo lo que les pasa a sus hijos.  Las presiones del mundo contemporáneo tampoco ayudan a aliviar cargas. No debemos permitir que esto pase. La experiencia de ser mamá hoy y siempre, debe ser también motivo de grandes alegrías y esperanzas.  Los hijos son el mejor regalo con que una mujer puede soñar. Reflexionemos y repasemos a ver qué se necesita entonces para ser una buena madre.

Una buena madre sabe que no puede vivir pegada a su hijo y protegerlo de todo mal.

Una buena madre quiere con toda su alma, sin esperar tanto ni de ella misma ni de sus hijos.  Sabe que lo más importante es la satisfacción del “deber cumplido”. Se cumple cuando se hace lo mejor que se puede en las circunstancias que nos ha tocado vivir.  Perfectas no podemos ser, tendremos momentos de debilidad y rabia, pero todo es natural y es parte de una vida. Lo importante aquí es ver cómo se pueden combatir estos sentimientos negativos para que cada día sean menos frecuentes.

Una buena madre sabe que no puede vivir pegada a su hijo y protegerlo de todo mal.  Entiende que cada hijo debe vivir experiencias por sí mismo y aprender de ellas. Una buena madre entiende y conoce bien a ese hijo e intenta apoyarle sus talentos y corregir sus defectos.  Una buena madre entiende que los hijos son prestados y que lo más valioso que podemos hacer por ellos es enseñarles a ser independientes. Esto se logra día a día dándoles pequeñas responsabilidades que poco a poco van formando a este ser. Una buena madre da permiso para que cada hijo se desarrolle pero no se vuelve permisiva.

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Una buena madre sabe que se va a equivocar en muchas ocasiones, pero toma estos errores como oportunidades para aprender. Una buena madre entiende que no se le puede dar lo mismo a cada hijo sino que le debe dar a cada quien lo que necesite. Una buena madre se da cuenta que no puede ser omnipresente en la vida de sus hijos y da su mensaje de amor a través de gestos, actuaciones y sobre todo comparte tiempo individual con dada hijo. Una buena madre le abre espacio al padre de sus hijos para que ellos se beneficien de la presencia de un buen papá.  Una buena madre acompaña y guía a sus hijos con firmeza y amor. Una buena madre confía en su intuición y hace lo que su corazón le dicta. Está comprobado que la intuición de madre es muy acertada.

Acuérdense que él que siembra, riega y trabaja con dedicación y amor, tarde o temprano tendrá en sus manos una buena cosecha.

Finalmente una buena madre se esfuerza por tener paciencia y no pierde su norte y poco a poco ve cómo su hijo crece y florece.  Una buena madre se goza su maternidad, minimizando las culpas y disfrutando a plenitud las pequeñas cosas de la vida. Ojalá todas las mamás nos acordemos de esto sobre todo cuando se pasan épocas difíciles.  Acuérdense que el que siembra, riega y trabaja con dedicación y amor, tarde o temprano tendrá en sus manos una buena cosecha. ¡Felicidades mamás!