Cartas que cambiaron la historia

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Cartas que cambiaron la historia

El historiador inglés Simon Sebog Montefiore ha recopilado en su nuevo libro apasionantes detalles de la correspondencia entre los personajes más famosos del mundo.

15 de diciembre de 2018

Antes del e-mail, el chat y los tuits, la gente escribía cartas para satisfacer su necesidad de comunicar, narrar y compartir. Durante tres milenios, el género epistolar hizo las veces del teléfono, la radio y la televisión. Gobernantes, artistas y personajes de las élites tenían en ellas la mejor vía de comunicación y una forma de plasmar en papel sus sentimientos y recuerdos para que no se perdieran con el tiempo. En palabras del poeta Goethe, la carta era “el más significativo legado de una persona”. En su nuevo libro Written in History, el historiador Simon Sebag Montefiore recopiló misivas que enviaron personajes relevantes de la historia. A diferencia de otras colecciones, Montefiore las escogió no solo porque son entretenidas, sino porque de alguna forma cambiaron el rumbo del mundo tanto en la guerra como en la paz o en la cultura. Con el texto, el autor espera que la gente se anime a recuperar la tradición de escribir sus propias cartas pues según él son el mejor antídoto para combatir lo efímero de la vida. “Solo hay que inspirarse en la brillantez de estos ejemplos”.

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De Marco Antonio para Augusto

(c.33 d.C)

Tras el asesinato de Julio César en el año 44, Octavio asume el poder y divide el territorio: él controlará Roma y occidente mientras Marco Antonio quedará a cargo de Siria y Egipto, donde gobierna Cleopatra. Marco Antonio y esta se enamoran y establecen una unión que muchos, incluido Octavio, no ven con buenos ojos. En esta carta, Marco Antonio le reprocha a su amigo y ahora rival su hipocresía por ser él un reconocido mujeriego. Más tarde, ambos se enfrentan. Antonio, derrotado, se suicida; Octavio, victorioso, se convierte en Augusto, el primer emperador romano.

¿Qué te ha pasado? ¿Te opones a que me folle a Cleopatra? Pero estamos casados; y ni siquiera esto es algo nuevo, pues nuestro romance empezó hace 9 años. ¿Y qué hay de ti? ¿Eres fiel a Livia Drusila? Felicitaciones si al recibir esta carta no has estado en cama con Tertulia o Terentila o Rufila o Salvia, o con todas.¿Realmente importa dónde o con cuántas a uno se le para?”

De Cristóbal Colón para Los reyes católicos

(29 de abril de 1493)

En agosto de 1492 Cristóbal Colón zarpó con la misión de descubrir las indias occidentales. Los reyes Fernando e Isabel de Castilla y Aragón, patrocinadores de la gesta, no recibieron noticias de él hasta marzo de 1493 cuando les reportó el descubrimiento. Colón creyó haber llegado a la costa de China, pero solo después Américo Vespucio confirmó que en realidad había descubierto un Nuevo Mundo. Esta es la primera carta en la que el navegante ofrece a sus soberanos detalles de los nuevos territorios y sus habitantes.

“No vi ni pueblos ni ciudades en la costa, solo algunas villas y fincas, de cuyos habitantes no logré habla porque huyeron en cuanto nos vieron… Los habitantes de ambos sexos siempre van desnudos como vinieron al mundo, excepto que algunas mujeres cubren sus partes privadas con hojas y ramas o con un velo de algodón que ellas preparan. No están provistos de ningún tipo de hierro, y carecen de armas, que les son desconocidas, y para las cuales no están adaptados; no a causa de ninguna deformidad corporal, sino porque son tímidos y llenos de terror…No vi monstruos, ni oí reportes de ninguno excepto en la isla llamada Carib, poblada por una raza que come carne humana”.

De María Teresa para María Antonieta

(30 de julio de 1775)

En esta carta, la emperatriz María Teresa regaña a su hija María Antonieta, reina de Francia, quien a sus 17 años trata mal a la Corte y engaña a su esposo Luis XVI. Por fortuna, la madre murió antes de que su hija muriera guillotinada en la Revolución Francesa.

“Señora mi querida hija: ¡Qué frivolidad! ¿Dónde está el corazón bueno y generoso de la archiduquesa Antonieta? Veo solo intriga y deleite en la burla y la persecución. Intriga que no le sienta bien a una reina. Tiemblo ante tu fácil éxito y tus aduladores, mientras te vuelcas a una vida de placer y de absurda exposición. Ir de placer en placer sin el rey y sabiendo que a él no le hace ninguna gracia me ha hecho escribirte para expresar mis temores. Espero no sobrevivir a que la desgracia se apodere de ti”.

De Napoleón para Josefina

(24 de abril de 1796)

Napoleón Bonaparte y Josefina se casaron en marzo de 1796. En 1804, él escribió esta carta justo después de su boda, en la cúspide de su amor. Él elogia su cuerpo y sus técnicas sexuales, a las que describe como el zigzag, y le ruega que no se bañe para poderla oler cuando la vea.

“No, mi querida, no estoy celoso, pero a veces me preocupo. Ven pronto, te advierto, si demoras me encontrarás enfermo. La fatiga y tu ausencia son demasiadas. Tus cartas son la felicidad de mis días y mis días de felicidad no son muchos…Pero tú vienes, ¿cierto? Tú vas a estar aquí junto a mí, en mis brazos, en mi pecho, en mi boca. Un beso en el corazón y uno más abajo, ¡mucho más abajo!”.

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De Simón Bolívar a Manuelita

(c. 1822)

En 1822 Simón Bolívar, presidente de la Gran Colombia, conoció a Manuela Sáenz, la hija ilegítima de un noble español y una mestiza. Ella tenía 22 años y estaba casada con James Thorne, un comerciante inglés, lo que no impidió que en poco tiempo se convirtiera en la amante del Libertador. Esta carta muestra un momento temprano en la relación en que Bolívar duda y le pide tiempo.

“Quiero responder, mi bellísima Manuela, a tus demandas de amor, que son totalmente razonables. Pero tengo que ser cándido contigo, porque me has dado mucho de ti. Hace algún tiempo amé a una mujer tanto como los jóvenes pueden amar. Solo reflexiono y te doy tiempo de que hagas lo mismo porque tus palabras me atraen; porque sé que este puede ser el momento de quererte y amarnos mutuamente. Necesito tiempo para acostumbrarme a esto, porque la vida militar no es fácil de soportar ni de dejar atrás. Déjame estar seguro de mí. Dame tiempo”.

De Manuelita Sáenz a su esposo

(c. 1823)

Manuela Sáenz, después de conocer al Libertador, escribe una carta de despedida a su esposo con copia a Bolívar para que sepa que su destino está con él.

“Solo lamento que tú no seas un mejor hombre para que dejarte sea un mayor honor para Bolívar. ¿Piensas que soy menos honorable porque él es mi amante y no mi esposo? No vivo de convenciones sociales que los hombres construyen para atormentarnos. Déjame, mi querido inglés. Nos casaremos de nuevo en el cielo pero no en esta tierra. En esta tierra eres un hombre aburrido. Allá arriba en las alturas celestiales todo será muy inglés, porque la vida de monotonía fue inventada para ustedes, que hacen el amor sin placer y conversan sin gracia. Tú eres un protestante y yo una pagana, eso debería ser obstáculo suficiente. Pero también estoy enamorada de otro hombre, y esa es la razón más poderosa. ¿Ves como puede mi mente ser tan precisa?”.

De Rasputín al zar Nicolás II

(17 de julio de 1914)

Escrita y enviada vía telegrama, esta carta del monje Grigori Rasputín al zar Nicolás le advierte sobre la catástrofe que enfrentará Rusia si se involucra en la Primera Guerra Mundial. El zar se molestó con la impertinencia, pero la historia le daría la razón al místico ruso.

“Querido amigo: una nube amenazadora se cierne sobre Rusia, es oscura y no hay un rayo de esperanza. Sé que todos quieren la guerra de ti, evidentemente sin darse cuenta de que esto significa la ruina. Duro es el castigo de Dios cuando no hay razón. Tú eres el zar padre de la gente, no permitas que los locos triunfen y se destruyan a sí mismos y al pueblo. Sí, conquistarán Alemania, pero ¿qué pasa con Rusia? Verdaderamente nunca en toda la historia alguien sufrió tanto como Rusia, ahogada en su propia sangre. Grande será la ruina, el dolor sin fin”.

De AnaÏs Nin para Henry Miller

(c. agosto de 1932)

Uno de los tríos sexuales mas famoso del siglo XX lo conformaron Anaïs Nin, el escritor Henry Miller y su esposa June, amante de Nin antes de serlo de Miller. La correspondencia entre estos dos escritores es una de las más románticas con frases del nivel de “ven acá rápido y fóllame. Envuelve tus piernas a mi alrededor, caliéntame”. Esta carta captura la pasión entre la pareja.

“¡Cuánta pasión hay en ti! No siento al sabio, al revelador, al observador. Cuando estoy contigo, es la sangre lo que siento. La habitación está llena de la incandescencia que vertiste en mí. La habitación explotará cuando me siento a tu lado y me hablas. No oigo tus palabras: tu voz reverbera contra mi cuerpo como otro tipo de caricia, otra manera de penetración. No tengo ningún control sobre tu voz. Viene directo de ti hacia mí, llenará mis oídos y encontrará su camino hacia mi sangre y la hará subir... la maravilla, oh, la maravilla de estar debajo de ti”.

De Picasso para María Teresa Walter

(19 de julio de 1939)

A los 46 años, Pablo Picasso, casado con la bailarina rusa Olga Khokhlova, se enamoró perdidamente de María Teresa Walter, una rubia de 17 años, que fue su amante y musa en obras como La niña ante el espejo y El sueño, y de cuya relación nació Maya. Esta carta refleja el amor del artista por su joven amante, a quien más tarde abandonaría por Dora Maar. Como dato curioso, cuando ambas mujeres se encontraron en su estudio y le exigieron que escogiera entre las dos, él les pidió que lo resolvieran entre ellas.

“Te quiero más cada día. Eres todo para mí. Sacrificaría todo por ti, por nuestro amor eterno. Te amo. Nunca podré olvidarte mi amor y si estoy infeliz es porque no te pertenezco como me hubiera gustado. Mi amor, mi amor, mi amor. Solo quiero que estés feliz. Daría cualquier cosa por eso”.

De Franklin D. Roosevelt para Winston Churchill

(11 de septiembre de 1939)

La Segunda Guerra Mundial ya ha comenzado. Winston Churchill regresó al gabinete como primer lord del almirantazgo y Roosevelt era el presidente de los Estados Unidos. Los dos hombres se habían conocido 20 años antes y esta carta abrió un canal entre ellos, pues según el autor, ambos coincidían en la ineptitud de Neville Chamberlain, entonces primer ministro de Gran Bretaña, para apaciguar a Adolfo Hitler. Roosevelt apuesta a que Churchill lo logrará, como lo demuestra esta carta.

“Querido Churchill: Estoy feliz de que esté de nuevo en el almirantazgo. Sus problemas son complicados por los nuevos factores, pero lo esencial no es muy diferente. En todo momento, agradeceré si me mantiene en contacto con cualquier cosa que quiera que sepa. Puede mandar cartas selladas a través de su valija diplomática o la mía”.

De Diego para Frida

(sin fecha)

Diego Rivera y Frida Kahlo se convirtieron en amantes cuando ella tenía 20 años y el 42. La pareja se casó en 1929 pero tuvieron un matrimonio tempetuoso. Él era un mujeriego entusiasta y ella tuvo amoríos no solo con otros hombres, incluido León Trosky, sino con mujeres como la bailarina Joséphine Baker. Sus cartas a Rivera tienen la pasión y el colorido de sus pinturas.“Nada se compara a tus manos, nada como el verde dorado de tus ojos. Mi cuerpo está lleno de ti por días y días, tú eres el espejo de la noche. El violento destello del relámpago, la humedad de la tierra. El hueco de tu axila es mi refugio, mis dedos tocan tu sangre. Toda mi alegría es sentir que la vida brota de tu fuente de flores que la mía sigue para llenar todos los caminos de mis nervios que son tuyos”.

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De Gandhi para Hitler

(24 de diciembre de 1940)

En 1940, Mahatma Gandhi hizo campaña para evitar que los indios participaran en la Segunda Guerra Mundial, ya que consideraba incongruente luchar por la libertad de Europa si India no gozaba de autonomía de Gran Bretaña. En esta carta a Adolfo Hitler, el líder pacifista de 71 años le pide que desista de la guerra, un mensaje inútil que el führer nunca respondió.

“Querido amigo: llamarlo amigo no es una formalidad porque no tengo enemigos. Sus escritos y los pronunciamientos de sus amigos y admiradores no dejan espacio para dudar que muchos de sus actos son monstruosos e impropios de la dignidad humana, especialmente para hombres como yo que creen en la amistad universal: la humillación a Checoslovaquia, la violación de Polonia y la toma de Dinamarca. Yo sé que su visión de la vida considera dichas espolias como actos virtuosos, pero nosotros hemos sido enseñados a considerarlos actos que degradan la humanidad. De modo que no puedo desearle éxitos”.

Del Che para Fidel

(Abril de 1965)

El médico argentino Ernesto Guevara, mejor conocido como Che, se vinculó a la revolución cubana después de su viaje en motocicleta por Latinoamérica. Por mucho tiempo fue una pieza clave para Fidel Castro. Pero desilusionado por la traición de los soviéticos, buscó nuevas aventuras en otros continentes. Esta fue su carta de despedida a su líder. “Siento que he llenado la parte del deber que me ataba a la revolución cubana en su territorio y digo adiós a usted, a los camaradas, a su gente que ahora es mía. Nada legal me ata a Cuba. Mi único defecto fue no tener más confianza en usted desde el primer momento en la Sierra Maestra, y no haber entendido suficientemente rápido sus cualidades como líder y como revolucionario. Si mi hora final me encuentra bajo otros cielos, mis últimos pensamientos serán hacia estas personas y especialmente hacia usted. Le agradezco sus enseñanzas y su ejemplo, al que seré fiel hasta el final.

De Trump para Kim Jong-Un

(24 de mayo de 2018)

Donald Trump cree que sus habilidades de negociación superan las de un diplomático y por eso fijó la meta de reunirse con el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, para controlar la proliferación de armas nucleares. Aunque su estilo privilegia los tuits explosivos, escribió una carta formal para cancelar este encuentro, en la que muestra su arrogancia grandilocuente.

“Tenía muchos deseos de estar allá con usted. Tristemente, basado en el tremendo enfado y la hostilidad abierta desplegada en su más reciente declaración, siento que es inapropiado, en este momento, tener esta reunión que ha sido planeada con antelación. Usted habla de sus capacidades nucleares, pero las nuestras son tan masivas y poderosas que le ruego a Dios no tengan que ser usadas nunca. Si cambia de opinión en relación con esta importante reunión, no dude en llamarme o escribirme. El mundo, y en especial Corea del Norte, perdió una oportunidad de paz duradera”.