Ambiente laboral

Chuzados por el jefe

Aunque muchos no lo sepan, las empresas escuchan las llamadas, revisan los 'e-mails' y vigilan qué sitios de Internet visitan sus empleados. ¿Qué tan legal es esta práctica?

7 de marzo de 2009

A Carlos González* lo despidieron con justa causa. Y al hacerlo las directivas de su empresa le dijeron: "Usted está robando dinero de la compañía, mediante el pago de facturas ficticias y la plata va a la cuenta de un amigo suyo, con quien se la reparte por mitad". La compañía se enteró del robo luego de escuchar una conversación telefónica de Carlos durante una de las revisiones periódicas a llamadas por celular que, por política empresarial, se les hacían a todos los empleados. Ante la primera sospecha, sus jefes contrataron a un investigador privado para probar que, efectivamente, estaba haciendo fraude. Carlos trató de alegar que escuchar conversaciones privadas era un abuso, pues violaba su derecho a la intimidad. Sin embargo, sus jefes le recordaron que en el contrato de trabajo él había consentido que la empresa revisara sus correos electrónicos, teléfonos celulares y computador.

Teniendo en cuenta la efectividad del método, cada vez hay más empresas en el mundo que adoptan la política de vigilar cada paso de sus empleados. La semana pasada, por ejemplo, en Finlandia se aprobó una ley que permitirá a los jefes espiar a sus subalternos. La medida se conoce como Ley Nokia, pues esta multinacional ejerció presión ante el gobierno luego de la filtración de secretos empresariales de su empresa a la compañía china Huawei. En Colombia, según un abogado que asesora empresas nacionales y multinacionales, por seguridad éstas graban y escuchan de manera aleatoria a sus empleados para identificar quiénes hacen un uso indebido de los recursos del trabajo, quiénes están cometiendo robos o están ofreciendo a la competencia información confidencial. Además de las cámaras, hay una supervisión de los sitios web a donde navegan y de los e-mails que salen y entran. "Todo esto se puede usar como prueba en la Corte si hay una autorización del empleado para hacerlo", dice el abogado. Incluso se pueden 'chuzar' las llamadas de líneas celulares corporativas que la empresa brinde a sus empleados. "Los teléfonos celulares modernos, equipados con sistema de GPS, además facilitan la ubicación del trabajador", dice Jeffrey Stanton, decano de la facultad de estudios de la información de la Universidad de Syracuse y autor del libro Visible Employee.

La principal razón de las empresas para esta práctica es la seguridad, pues los empleados manejan "documentos financieros y de negocios que son críticos para la empresa y no pueden caer en manos de la competencia", dice Felipe Gómez, director comercial de Etek Colombia, que brinda asesoría en el tema. Pero hay otras razones de peso. Las empresas deben invertir mucho dinero para resguardar su infraestructura informática de virus, spam y otros elementos externos que podrían borrar información vital para su funcionamiento. Visitar sitios pornográficos no está prohibido solamente por temas morales sino porque la empresa se podría ganar una demanda de acoso sexual. Así mismo, consideran que deben supervisar la productividad en el trabajo analizando qué sitios web visitan los empleados pues no sería justo que en horas laborales éstos bajen música o chateen con sus amigos más de la cuenta. "Estas actividades limitan el ancho de la banda de la red y aumentan su vulnerabilidad, por lo que es necesario que el empleador cuente con mecanismos para controlar su acceso", dice el abogado laborista Carlos Sandoval, gerente senior de Ernst and Young.

Aunque lo anterior suena razonable, la medida ha creado una polémica de marca mayor, pues en este escrutinio podría conocerse información personal con lo cual la actividad de vigilancia de la empresa chocaría con el derecho a la intimidad del empleado. Aunque los jefes argumentan que esos instrumentos de trabajo son de propiedad de la empresa, muchos creen que este hecho por sí solo no les da derecho a husmear en sus llamadas personales. "Son también propiedad de la empresa los escritorios o gabinetes donde el trabajador guarda efectos personales y no por eso existe libertad del empresario de abrirlos cuando a bien tenga", afirma el abogado laboralista Andrés Fernando Dacosta Herrera. Además, los abogados consideran que la vida personal debe ser compatible con la laboral y sería absurdo prohibir el uso de estos equipos para asuntos personales.

La situación es más complicada en la medida en que no existe una ley que resuelva la riña entre el derecho del trabajador a establecer normas de seguridad internas y el derecho fundamental a la intimidad. Las pocas que existen han sido establecidas por jurisprudencia y ésta, según el ex magistrado Manuel José Cepeda, "sólo cubre caso por caso, lo que deja por fuera muchas situaciones hipotéticas". Por ejemplo, se sabe que un empleado puede darse un beso en su oficina con otro; que un esposo a quien su pareja le autoriza mirar un correo específico no tiene derecho a ver los otros. Pero, ¿qué pasa si un jefe tiene acceso al chat de un empleado con su mamá en el que se queja de él? Para ello no hay respuesta. Es probable que ésta no sea una causa para despedirlo pero volvería tensas lasrelaciones entre éste y su jefe.

Los abogados consideran que el derecho a la intimidad está por encima de los de la empresa. "Ellos son dueños de mi tiempo pero no de mis derechos, por lo tanto sería ilegal usar pruebas en mi contra vulnerando mi derecho a la intimidad", afirma Andrés Felipe Sánchez, abogado de defensa de derechos de la Escuela Nacional Sindical. En ese mismo sentido, la Corte Constitucional falló una tutela establecida a favor de una empleada que guardaba en el computador de la empresa fotos suyas desnuda. Un colega suyo las encontró y se las envió a sus jefes, quienes al verlas la obligaron a renunciar a su cargo. La sentencia de la Corte estableció que "el hecho de que se tratara de una herramienta de trabajo compartida no autorizaba a ningún miembro de la institución el ingreso, no consentido, a archivos personales ajenos, y muchos menos a la extracción, manipulación o exhibición y uso de esa información personal".

Para curarse en salud, las empresas están incluyendo en el contrato de trabajo una cláusula en la que autorizan a la empresa a revisar sus correos y documentos virtuales. El problema es que muchos no se acuerdan de haberlo hecho o al momento de firmar no leen con detenimiento los detalles y quedan sorprendidos cuando se enteran de que su jefe está habilitado para examinar su computador. Sánchez cree que firmar un consentimiento es injusto, pues en esta relación de subordinación el trabajador no tiene libertad plena de enfrentarse a su empleador para negarse a firmar. Según los abogados consultados, algunas lo están haciendo sin consentimiento, lo cual es ilegal ni puede usarse como prueba en su contra.

El tema, para Cepeda, sigue abierto. Por ello se les recomiendan a las compañías establecer un reglamento interno claro para que el empleado sepa cuáles son las políticas frente al uso de las herramientas de trabajo. Para ello, sugieren basarse en los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que establece que se debe alertar a los empleados acerca de la vigilancia, con sus razones, horas y métodos utilizados, para evitar atropellos a su intimidad. Para Stanton, la clave es el balance. "El empleador tiene el derecho legítimo de estar al tanto de situaciones que puedan dañar su firma y el empleado tiene el derecho legítimo a momentos de privacidad para contactar a su familia y discutir temas personales". Por lo pronto, los expertos sugieren al empleado recordar que cada vez que diga "mi" computador, "mi" teléfono, "mi" email, en realidad se está refiriendo a recursos de la empresa.

*Nombre cambiado