Comer bien

El mito de la dieta ideal tiene cada vez menos adeptos. Sin embargo es posible bajar de peso sin dejar de comer adecuadamente.

9 de abril de 2001

La fórmula parece sencilla, pero no lo es. Pensar en una dieta saludable, que además de mantener la línea tenga en cuenta los requerimientos de una completa alimentación, no parece fácil. Habría que comenzar por cuidar la comida desde la primera infancia para luego establecer hábitos nutricionales muy estrictos en las diferentes edades. Sin embargo el mito de las dietas perfectas tiende a desvanecerse cada día más ante el hecho de que los regímenes alimenticios no funcionan igual para todo el mundo. Dependiendo de su edad, sexo, peso y de la manera como la persona asimila ciertas sustancias contenidas en los alimentos cada persona puede o no seguir una dieta que le ayude a bajar de peso.

Entre las más conocidas vale mencionar la del doctor Robert Atkins, médico cardiólogo fundador y director del Atkins Center for Complementary Medicine en Nueva York. Gracias a sus 30 años de experiencia el doctor Atkins dio vida en los 70 a lo que él mismo denominó “la nueva revolución dietética”, un régimen alimenticio para bajar de peso combinado con complementos vitamínicos. Su premisa es muy sencilla: bajo consumo de azúcares y carbohidratos pero alto consumo de proteínas y grasas.

Según Atkins la causa de la obesidad y de otros problemas de salud, como la diabetes y la hipertensión, radica en los azúcares y las harinas refinadas. Al reducir su consumo a niveles imperceptibles y aumentar paralelamente el de proteínas y grasas el organismo comienza a hacer un proceso denominado cetosis/liposis (cetosis dietética benigna), es decir, a consumir su propia grasa como combustible. Así, una persona en ese estado elimina cetonas, pequeños fragmentos de carbono que son los subproductos de la combustión de la grasa almacenada. Según Atkins, mantenerse en ese estado es “el secreto para una dieta eficaz”.



¿Cómo lograrlo?

La dieta Atkins está compuesta por cuatro niveles. El primero se denomina ‘inducción’ y dura 14 días de estricto control sobre la dieta, que permite al organismo entrar en cetosis/liposis y perder los primeros kilos. En esta primera etapa la clave está en no tomar más de 20 gramos de carbohidratos al día, es decir, se puede desayunar, por ejemplo, un par de huevos con jamón, un buen trozo de queso amarillo, una taza de café descafeinado con endulzante y una cucharada de crema de leche. Así sucesivamente con el resto de la dieta diaria. La idea es que gracias al proceso de cetosis/liposis el organismo reduzca los deseos de comer y se comience a controlar la ansiedad por los carbohidratos. En este primer nivel es posible reducir entre dos y siete kilos, dependiendo de lo que la persona quiera bajar y de su resistencia metabólica.

Los niveles siguientes son conocidos como PPP (pérdida de peso progresiva) y nivel de premantenimiento y mantenimiento. El primero se puede extender el tiempo que la persona quiera hasta alcanzar el peso deseado, siempre bajo supervisión médica. En el segundo, una vez logrado este objetivo (hay testimonios que hablan de 25 kilos perdidos en seis meses) se comienza a preparar una dieta de mantenimiento. En este nivel, en el cual la autoestima está recuperada, se ha aprendido a comer al estilo Atkins y se advierte una notable mejoría en la salud de la persona pues en la dieta se incluyen nutrientes complementarios como vitaminas y aceites esenciales.

Las críticas al método del doctor Atkins se derivan en su mayoría del hecho de que se ingieren demasiadas calorías y grasas, las que pueden incrementar los niveles de colesterol en la sangre. Sin embargo las experiencias del propio Atkins con cerca de 25.000 pacientes han demostrado que el efecto de la dieta es el contrario, pues no solamente se reduce el colesterol sino que también se favorece el tratamiento de enfermedades cardíacas. De cualquier manera, tanto la dieta del doctor Atkins como cualquier otro régimen para bajar de peso deben seguirse bajo supervisión médica.



Vida ‘light’

A pesar de que en el mercado es posible encontrar toda clase de productos light, que contribuyen a llevar una vida más sana y que se adaptan al ritmo de personas muy ocupadas que tienen que cuidar el consumo de azúcares o de grasas, la mejor manera de mantenerse en forma es alimentándose adecuadamente. El efecto que tanto las dietas como esta inmensa variedad de productos alimenticios pueda tener en el organismo es distinto para cada persona. Sea cual fuere la dieta escogida, se trate de una en la que abundan las grasas y las proteínas y escasean los azúcares y las harinas, o aquellas concentradas en altos índices de calorías y que ayudan a una reducción de peso mediante seis pequeñas comidas diarias de 250 calorías cada una (la famosa dieta del Milenio), los expertos insisten en la importancia de recibir la adecuada orientación médica que, además de establecer el régimen indicado para cada persona, permita hacer un seguimiento detallado de los avances del paciente. A grandes rasgos, se pueden seguir algunas recomendaciones nutricionales dependiendo de las edades y necesidades de las personas. A continuación se presentan algunas de ellas.