| Foto: Archivo SEMANA

ESTUDIO

Colombia, raspando en salud

Por primera vez hay un índice para evaluar el sector y resultó en 62 sobre 100. ¿Qué significa este número?

18 de noviembre de 2016

El jueves en la mañana, el observatorio Así vamos en salud reveló el índice de este sector: 62 sobre 100. Es el resultado un esfuerzo de un año en el que un grupo multidisciplinario, basado en datos oficiales, para facilitarle a la opinión pública la situación del sector salud, así como lo hace el pib o el gini en otros campos de la economía. Para dar con esta cifra se utilizaron 72 diferentes indicadores en cuatro ejes: situación en salud, el desarrollo institucional, la percepción ciudadana del sector y el financiamiento. “Los indicadores en cada uno de ellos son muy técnicos y queríamos facilitarle a la opinión pública esa información, pero también queríamos saber en qué ejes están las dificultades y en cuáles los éxitos”, señaló Augusto Galán, director de Asi vamos Bogotá.

Y al verlos por separado, en cada eje hay sorpresas. Por ejemplo, saber que el estado de salud de la población está en 79 sobre 100 es algo positivo pues indica que los colombianos están relativamente sanos. También llama la atención que la percepción ciudadana del sector no es tan mala como muchos creen y aunque el 85 por ciento no cambiaría su EPS en este índice se logra percibir el descontento que hay entre los usuarios por las demoras en el otorgamiento de citas y en la cantidad de trámites que hay que hacer para obtenerlas. “Eso termina generando barreras de acceso y deteriora la calidad del servicio”, dice Galán.

No resulta sorprendente  que el financiamiento haya sido el índice más bajo, con 39 sobre 100.  No obstante, Galán aclara que hay que ver esta cifra con cuidado porque se miraron dos dimensiones, la macro y micro. La primera de estas, que mide la participación de salud en el producto interno bruto y otras variables macro es buena: 74 sobre 100. El problema está en la dimensión micro que mide entre otras cosas la relación de cuentas por pagar y cuentas por cobrar, y que resultó en 0 sobre 100.

El índice, sin embargo, no explica el por qué. Por eso, entre las posibles razones está que el sistema gasta de manera ineficiente los recursos, que el enfoque sea errado y esté más inclinado a tratar la enfermedad que hacia la prevención, lo cual es más costoso.  En el futuro se espera afinar más el índice para que pueda ofrecer mayores respuestas.

El ministro de salud Alejandro Gaviria, Ministro de salud, felicitó ese ejercicio y señaló que los resultados eran heterogéneos pues “hay una dimensioes mejores que otras y eso nos va a dar luces sobre qué enfatizar y también para tener un debate público más informado”. También señaló que con estos resultados no se puede hablar de crisis de salud pública ni asistencial. Pero si la hay en el tema financiero y “esta puede llevar al traste a las otras si no se controla el gasto oportunamente”.

Esto implicará mayores controles por que las EPS tienen menos ingresos, un patrimonio menguado y grandes deudas, y en ese sentido “sin una rectoría y un control agresivo a los medicamentos la sostenibilidad a mediano plazo va a ser imposible”, dijo el funcionario.

Para Galán los principales lunares que se pueden observar a partir de este esfuerzo son la marcada diferencia entre la Colombia rural y la urbana en materia de cobertura de acueducto, agua potable y otros temas de saneamiento ambiental. También la alta tasa de homicidios, a pesar de que la actual es la más baja en los últimos 20 años. Además de lo anterior, está la tasa de sífilis congénita, que no debería existir si casi la totalidad de los partos se atienden en hospitales. A su lista de preocupaciones agrega el bajo promedio de lactancia, que es de 1.8 meses cuando debería ser de seis, y el aumento de la obesidad y sobrepeso.

En los temas positivos está la cobertura universal del seguro y la satisfacción de la mayoría de usuarios con su EPS. En el futuro espera que el índice se haga en las regiones y que ofrezca mucha más información como por ejemplo cómo los usuarios construyen su percepción y qué esperan del servicio.  Por ahora hay mucho trabajo para mejorar. Por un lado está educar a los pacientes de que la salud es un valor del cual cada uno es responsable y por otro presionar a las EPS a que hagan más tareas de prevención para que enfermedades que pueden ser controladas como la hipertensión no lleguen a ser de alto costo. “No nos rajamos pero hay que seguir trabajando”, concluyó Galán.