Vida moderna

¿Cómo reemplazar la harina refinada para bajar de peso?

Existen diferentes harinas para llevar una dieta saludable.

11 de octubre de 2022

Las harinas refinadas se encadena con diferentes trastornos, específicamente al intestino. Asimismo, se relaciona con trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes.

Cabe mencionar que este producto es bastante común en la dieta de las personas. Sin embargo, en años anteriores se estableció que tiene un compilado de sustancias que no ayudan al organismo.

El problema con estas harinas refinadas, es que su consumo no parece tener fin, ya que viene en diferentes presentaciones, y también es el ingrediente principal de diferentes productos que se comercializan en diferentes supermercados.

Además, lo más preocupante es que varias personas la siguen consumiendo de forma desmedida a pesar de tener claro los riesgos que implican para el cuerpo, es por eso que se propone diferentes harinas que son más saludables.

Harina de almendra

En primera medida, la harina de almendras es un alimento que solo se puede obtener del procesamiento del fruto seco, sin su cáscara.

Este alimento es de bajo índice glucémico. Además, cuenta con sustancias antioxidantes, ácidos grasos esenciales y proteínas.

De igual manera, se recomienda en la preparación de panes, bizcochos, empanadas, albóndigas, entre otras recetas de repostería. Se recomienda almacenar en el refrigerador, debido a que si se deja a temperatura ambiente, puede adquirir un sabor aceite.

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Harina de coco

La harina de coco es un alimento de textura suave que se obtiene por medio de la pulpa de coco. La carne blanca del coco se seca a baja temperatura. Luego se debe procesar con un molinillo, con el propósito de obtener un polvo muy fino.

Es de mencionar que también se puede preparar leche de coco en casa, ya que es una opción muy saludable de alimentación.

Harina de amaranto

La harina de amaranto es una fuente rica en fibra, vitaminas A y C. Además, cuenta con minerales como el calcio, magnesio y hierro.

Este tipo de harina también cuenta con aminoácidos esenciales, incluyendo la lisina. Esta sustancia no suele encontrarse en la mayoría de los cereales.

Asimismo, la harina de amaranto aporta ácidos grasos saludables y no contiene gluten. Finalmente, su textura permite incorporarla en varias recetas de panadería.

Harina de soja

La harina de soja, se puede obtener por medio de los granos de soja tostados y molidos. Además, es una fuente rica en proteínas, hierro, vitaminas del complejo B y calcio.

Esta se puede adquirir en presentación con grasas completas, la cual conserva todos sus aceites naturales. De igual manera, se distribuye “desgrasada”, aportando de esa forma una cantidad más altas de proteínas y calcio.

La harina de soja, es una de las mejores opciones para las personas intolerantes al gluten. Asimismo, es adecuada para quienes tienen problemas en el sistema cardiovascular.

Harina de trigo sarraceno

La harina de trigo sarraceno o también conocida como alforfón es una semilla rica en vitamina K, minerales, aminoácidos y fibras. También, a pesar de que se le llama trigo, es un alimento libre de gluten.

Esta harina es una buena opción a las harinas refinadas. Entre otros beneficios, mejora la circulación sanguínea, ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre y las enfermedades del corazón.

Harina de quinoa

La quinoa contiene proteínas, minerales y vitaminas, ya que permiten mejorar la salud durante el proceso de crecimiento de los niños, y también, en los adultos.

Esta harina es una fuente natural de hierro, calcio, fósforo, vitamina E. Además, contiene otras sustancias antioxidantes que impiden el envejecimiento prematuro.

Esta harina se elabora a partir del grano molido de la quinoa lavada. De igual forma, es un excelente sustituto para recetas como las sopas, los postres y los panes.

Harina de arroz

Esta variedad de harina se consigue por medio del procesamiento de los granos de arroz, ya sea blanco o integral. Además, es una de las más utilizadas como sustituto saludable.

Asimismo, está compuesta de carbohidratos complejos, vitaminas, minerales y una pequeña cantidad de fibra. Su textura permite incorporarla con facilidad en panes, postres y sopas.