CON SUMO CUIDADO

LAS MUEJRES JAPONESAS ESTAN DISPUESTAS A JUGARSELA TODA PARA QUE EL SUMO TAMBIEN PUEDA SER PRACTICADO POR ELLAS.

1 de julio de 1996

La tradicional sociedad japonesa recibió hace pocos días un fuerte remezón cuando los medios anunciaron la creación de una nueva asociación de sumo. Lo particular de la noticia es que los organizadores de este grupo no son miembros del sexo masculino sino mujeres que están dispuestas a quebrantar las normas culturales de su país. Como todo el mundo sabe, el sumo es una de los deportes distintivos de este país oriental que, aunque lo ejercitan niños y niñas, no puede ser practicado profesionalmente por ninguna mujer adulta. En dicha cultura, de marcados rasgos machistas, sólo a los varones se les permite competir en el centro Kokugikan, considerado el templo sagrado de este deporte. Pero ahora estas atletas no sólo están luchando para que les permitan desempeñar dicha práctica sino también para que el sumo sea incluido entre los deportes olímpicos. Los argumentos que han esgrimido las impulsadoras de esta idea es que las mujeres pueden ser tan buenas o mejores que los hombres para este tipo de juego. Según ellas, en las sesiones de adiestramiento de niños -en donde sí es permitido que compitan niñas- ellas han demostrado ser más fuertes. Además, el interés por el deporte es mucho más grande entre la población de mujeres. Sin embargo los hombres sostienen que el significado de la tradición del sumo es algo más que un simple deporte. Para ellos, es una cuestión casi religiosa que tiene que ver con su honor. Quebrantar esta regla sería algo semejante a permitir que las mujeres pudieran llegar a ser papisas de la Iglesia Católica. La polémica apenas comienza pero como van las cosas las japonesas pelearán hasta el final para poder disfrutar de ese controvertido deporte.