CON T, DE TRANQUILIDAD

Un estudio reciente determina que el dispositivo intrauterino no es para todas las mujeres.

11 de mayo de 1992


DESDE HACE décadas el dispositivo intrauterino ha sido amplia mente utilizado en el mundo como una forma eficaz y reversible de anticoncepción Sin embargo hace algún tiempo se le culpó de estar relacionado con el síndrome de inflamación pélvica, una enfermedad que causa infertilidad en las mujeres, y fueron muchas las que decidieron cambiar de método anticonceptivo.
El síndrome de inflamación pélvica se produce por una infección. Si esta es propagada hasta las trompas de Falopio, éstas se cicatrizan y se obstruye el paso de los óvulos utilizados al útero.
Recientes investigaciones señalan, sin embargo, que este riesgo no es igual en todas las mujeres sino que se presenta en aquellas que han sufrido alguna enfermedad de transmisión sexual.
El estudio, realizado el año pasado entre 10 mil mujeres en 23 países, encontró que no existe ninguna relación entre el dispositivo y la aparició del síndrome de inflamación pélvica entre mujeres que estaban libres de enfermedades sexuales. La investigación, realizada por una fundación científica norteamericana, encontró que la gonorrea y la clamidia son los culpables más comunes. En estos casos la inserción del dispositivo en el útero puede activar microorganismos causantes de la enfermedad que hasta entonces han permanecido latentes en la cerviz. Aunque hay posibilidad de que la enfermedad pueda ser causada por otros microorganismos, los nuevos dispositivos pueden reducir ese riesgo. Muchos es pecialistas sospechan que el multifilamento trenzado actuaba como conductor, ayudando a los organismos presentes en la vagina a llegar hasta el útero.
Los dispositivos modernos tienen dos filamentos simples que disminuyen ese riesgo.

Pero la controversia no ha desaparecido. La mayoría de los ginecólogos señalan que el dispositivo intrauterino no es seguro para mujeres que tienen múltiples parejos sexuales, una historia clínica de enfermedad sexual y no han tenido hijos. Sin embargo, un gran número de especialistas coinciden en señalar que es una opción eficaz a largo plazo para mujeres que han tenido al menos un hijo, relaciones sexuales monógamas y no han sufrido nunca una enfermedad de transmisión sexual.