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Hablan los expertos

“15 minutos bastan para salir del estrés”

Según el psiquiatra Ariel Alarcón, solo se necesita un cuarto de hora para controlar esta emoción. En este video explica cómo usar la técnica de meditación mindfulnes para tener momentos más agradables y profundos.

11 de agosto de 2018

Aunque parezca una contradicción, los colombianos son alegres, pero también estresados. Según estudios, los niveles de estrés, ansiedad y depresión son más altos que en otros países de la región, y en el ambiente laboral, más de la mitad de los empleados tiene niveles de estrés entre moderado y alto.

El experto Ariel Alarcón aclara que hay dos tipos de estrés, el bueno y el malo. El primero ayuda a las personas a superarse, a cumplir con los compromisos de la vida y a salir adelante. El negativo se da cuando la persona no es capaz de cumplir sus metas, tiene frustraciones o es víctima de violencia.  

Este ultimo puede llegar a enfermar. Una persona con mucho estrés es irritable, agresiva, y tiene dificultades  en sus relaciones personales y en el cumplimiento de las tareas. “Vive ansioso y no tiene soluciones creativas para sus problemas cotidianos”, explica Alarcón. En el plano fisiológico, el estrés negativo se asocia a patologías como hipertensión, infarto, accidentes cerebro vasculares y gastritis.

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“El estrés es el resultado de un interjuego entre procesos de elaboración internos frente a las demandas del medio ambiente externo”. Por lo tanto, el trabajo es una fuente de estrés. En ese sentido tener un jefe exigente y déspota es estresante, pero también lo es no tener trabajo. Otra fuente importante de estrés es la inseguridad, es decir, “la sensación de que en cualquier momento se puede ser victima de una situación de violencia o de atraco o de robo”, dice el experto. Esto hace que muchos en Colombia tengan una actitud persecutoria y paranoica y vean en los demás a enemigos.

Algunas personas son más sensibles al estrés. Esto depende de la estructura de la personalidad: si es un individuo inseguro, competitivo y aislado es más frecuente que lo padezca. En el trabajo también se ve que muchos se auto exigen más de lo que deben o también tienen altas exigencias externas.

El estrés se combate de muchas maneras dependiendo de las causas, pero en términos generales algunas prácticas que ayudan son: fijarse metas realistas en la vida y tener el estímulo adecuado para el logro de las mismas. “Una buena manera de lograrlo es negociar con mis exigencias y frente a otros, es decir, poner limites”, señala Alarcón.

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Otra manera de controlarlo es con técnicas de relajación tipo mindfulness. “Estas disminuyen sensiblemente el estrés siempre y cuando las personas se regalen unos minutos al día para encontrarse con su fuente de tranquilidad interna”, explica. El mindfulness es una cualidad de la mente humana para comprometerse en el momento presente de modo desprejuiciado y sin juzgar la situación. “Nos da una experiencia más profunda de cada momento”.

Dicha meditación sirve porque es una técnica fácil de usar ya que quienes la desarrollaron facilitaron unas prácticas más complejas del budismo y las volvieron sencillas, amenas y agradables. Hay evidencia científica de que sirve y por eso hace parte del arsenal para combatir el estrés. “Solo se necesitan 10 o 15 minutos diarios de meditación para reducir la reactividad interna frente a estresores del entorno”.

En la práctica de mindfulness se estimula la creatividad porque una persona más tranquila tiene la mente más dispuesta para diseñar nuevas estrategias de solución a sus problemas, mientras que si está estresado sigue insistiendo en el factor frustrante.  

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También mejora las relaciones interpersonales que son una gran fuente de estrés porque pone un filtro en el estímulo y la respuesta frente al mismo. Por ejemplo, cuando una persona está estresada inmediatamente reacciona con angustia o agresividad. “El mindfulnes permite poner un freno que ayuda a pensar si realmente lo están atacando o no. Esa nueva mirada le ayuda a tener una respuesta más creativa frente a ese estimulo”, concluye Alarcón.