Aunque los universitarios toman menos, los adolescentes inician su contacto con el alcohol mucho más temprano que antes y en los estratos populares el consumo sigue siendo alto.

COMPORTAMIENTO

Las nuevas generaciones que se emborrachan menos que las anteriores

Crece la tendencia de jóvenes que se avergüenzan de las borracheras que caracterizaron a las generaciones pasadas. Los expertos dicen que se avecina la ‘sobriocracia’.

14 de octubre de 2017

Mario, un economista de 25 años, raramente toma en las fiestas por motivos prácticos: no le gusta el malestar de la borrachera ni levantarse al otro día con la cabeza pesada. Además, la experiencia con sus familiares con el trago no fue la mejor. “Vi muchas veces a mi papá muy tomado y me parece un estado lamentable”, dice. Lo mismo piensa Paola, diseñadora de modas de 24 años, que no es abstemia, pero si de pocas copas, y por la misma razón. “Me parece horrible tomar hasta quedar privada y sin conciencia”, reveló. El caso de Janet, una amiga suya, es aún más drástico. Hasta el día de hoy no ha bebido su primer trago y ya tiene 23 años. 

Todos ellos hacen parte de una generación que toma menos que las anteriores. La semana pasada se dio a conocer el III Estudio Epidemiológico sobre Consumo de Drogas en la Población Universitaria de Colombia y sus resultados ya empiezan a corroborar la tendencia. En comparación con 2012, la prevalencia de consumo de alcohol en hombres en el último mes pasó de 67 a 59 por ciento. En las mujeres la disminución fue de 61 a 55 por ciento.

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Pero si bien hay un descenso en alcohol, se ve un aumento en el consumo de marihuana, cocaína y drogas sintéticas. “Bajó lo legal, pero aumentó el consumo de ilegales”, dice Julián Quintero, director ejecutivo de la Corporación Acción Técnica Social, una ONG que ha creado campañas como Échele Cabeza. Para el experto la ‘sobriocracia’ en Colombia es aún muy incipiente, y se observa más entre algunos universitarios de nivel social alto y en grupos cerrados como los llamados Straight Edge, “que no beben, no consumen drogas ni carne y no tienen sexo”.

La tendencia de la sobriedad entre los jóvenes es mucho más clara en países como Estados Unidos y Gran Bretaña, donde se lleva a cabo la campaña Go Sober for October, una invitación a disminuir el consumo de alcohol. Un sondeo reciente realizado en ese país por Eventbrite con más de 1.000 personas mostró que cuatro de cada diez jóvenes ve con malos ojos a alguien borracho y uno de cada cuatro prefiere gastar el dinero en otras cosas. Se calcula que hoy el consumo de alcohol es el más bajo en la historia británica, un tema que tiene preocupada a la industria cervecera. Según el canal de noticias de Estados Unidos CNBC, la firma Goldman Sachs espera que el mercado de esta bebida en Estados Unidos caiga 0,7 por ciento para este año.

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Para algunos esto refleja que los jóvenes ya no necesitan ahogar las penas en el licor, pues tienen otras herramientas para manejar el estrés. También creen que se da por la presión social de adoptar un estilo de vida saludable. Quienes no toman reportan que duermen mejor, bajan de peso y sufren menos depresión. Y una serie de aplicaciones como soberistas.com y joinclubsoda.com ya no están dirigidas exclusivamente a adictos, sino al público en general para aconsejar beber moderadamente. También hay festivales como Juice Crawls, creado en Estados Unidos, que ofrecen música y meditación a punta de jugos. Algo similar sucede en un festival itinerante conocido como The Shine, en el que los jóvenes bailan, escuchan bandas musicales y ven películas sin probar un trago. Su fundador, Light Walking, le sentenció al diario inglés The Telegraph que “las noches en que los jóvenes necesitaban trago para socializar cada vez serán más anacrónicas”.

En Colombia, dice Quintero, la tendencia no resulta de una campaña “porque aquí el presupuesto para prevención es menos del 3 por ciento”. Se trata, más bien, de que estos jóvenes están identificando que el alcohol es problemático. “Les dijeron que era la menos dañina de las sustancias, pero ellos se están dando cuenta de que es la que pone los muertos con accidentes, y la que genera más conflictos como riñas, abuso sexual y violencia intrafamiliar”.