| Foto: Gety Images

PSICOLOGÍA

Prepárate para la cuarta ola

El asesor y coach en felicidad, Andrés Aljure Saab, explica por qué las rutinas juegan un papel clave para enfrentar las implicaciones de salud mental de la pandemia.

6 de julio de 2020

El aislamiento, la presencia de la enfermedad, el alto grado de incertidumbre, la disminución de ingresos y la pérdida de sensación de control en la situación actual, son algunos de los aspectos que pueden tener una consecuencia actual y futura en nuestro bienestar. Por eso, los estudios prevén la llegada de la denominada cuarta ola de la pandemia.

Luego de la morbilidad y mortalidad asociada a la covid-19 (primera ola), del impacto por la restricción de recursos que se ha dado para la atención de patologías o situaciones de salud no covid (segunda ola) y la suspensión en el control de enfermedades crónicas (tercera ola), los expertos pronostican lo que ha de ser la cuarta ola: la huella psicológica y social de la pandemia en el tiempo, caracterizada por los traumas y trastornos mentales, lacrisis económica y el burnout.

Siendo tantos los frentes que requieren atención como consecuencia de la pandemia, y los ya existentes antes de la misma, cabe preguntarse si los estados, las sociedades, las organizaciones y los individuos están preparados para gestionar apropiadamente esa cuarta ola. Pues sin duda, además de esfuerzo y coordinación colectiva, requerirá de una preparación personal en la que cada quien debe hacer lo suyo, en coherencia con las posibilidades que le ofrezcan sus circunstancias y sus características.

Centrándome en lo que cada individuo puede hacer, he tenido oportunidad de leer artículos de sociedades de psicología y psiquiatría de algunos países en los que recomiendan el manejo de la rutinas como una de las medidas para prevenir, o al menos mitigar, los trastornos psicológicos y mentales que atentan contra nuestro bienestar y felicidad.

Como consecuencia de ello, y buscando no comer entero, quise profundizar un poco más en el valor de practicar lo que los especialistas definen como “estrategias de automanejo para mejorar las la regularidad de nuestras rutinas” para etender por qué las rutinas ayudan a prevenir problemas mentales y psicológicos. ¿Acaso la palabra rutina no tiene una connotación negativa asociada a aburrimiento?

El practicar rutinas en el desarrollo de la vida diaria tiene dos caras, una favorable y una desfavorable que, si sabemos identificar y gestionar, nos ayuda a aprovechar su potencial.

Por un lado, las rutinas aumentan nuestra seguridad porque nos ayudan a hacer más predecible nuestro día a día, restándole espacio a la incertidumbre y, por ende, ayudándonos a estar, aprovechar y disfrutar más del momento presente. Nos dan sensación de control y de poder hacer que las cosas sucedan.

Nos permiten funcionar en modo automático como consecuencia de la destreza desarrollada al repetir actividades, y, en consecuencia, nos libera recursos de atención mental, consumiendo así menos energía. También nos facilitan gestionar nuestro tiempo y agenda y, en consecuencia, obtener resultados o logros.

Por otra parte, es cierto que las rutinas pueden llegar a cansarnos cuando el reto asociado al desarrollo de las actividades diarias/rutinarias es muy bajo frente a nuestra capacidad y habilidad. También pueden matar la creatividad y desmotivarnos cuando nos llevan a tener una sensación de estancamiento e, incluso, nos llegamos a sentir fuera de contexto y de control cuando algo cambia.

Teniendo en cuenta lo anterior y sin perjuicio de que podamos buscar ayuda especializada cuando la requiramos, comparto algunas consideraciones que pueden llevar a mejorar nuestro bienestar y felicidad frente a ese escenario.

Para aprovechar lo positivo de las rutinas:

  • Siendo flexible, establece horarios o franjas para levantarte, comer bien, dormir bien y trabajar. Apóyate con agenda o alarmas si te es útil.
  • Evita siestas y luz azul de celular y computador hacia el final del día si tienes dificultades para dormir.
  • Exponte a la luz del día saliendo, o desde una ventana, sumando 2 horas diarias aproximadamente.
  • Realiza actividad física.

Para mitigar lo negativo de las rutinas:

  • Mantén tu círculo de defensa. Comparte tus experiencias y emociones con amigos y allegados. Ello enriquece y da variedad a tu vida
  • Identifica y desarrolla actividades, dentro o fuera de tu actividad profesional o laboral, en las que el reto que implica sea coherente con tus habilidades. Si no, te aburrirás cuando sean muy simples o entrarás en ansiedad cuando sean muy complejas.
  • Date espacios para consentirte y “háblate” de lo que quieres y sueñas, de lo te gusta y de lo que no.
  • Ten siempre en perspectiva la razón y el sentido de lo que haces.
  • Reconoce y celebra tus logros por sencillos que sean.