Lázaro Galván es médico internista UCI en el Hospital Méredi de Bogotá. | Foto: Juan Carlos Sierra

INFORME ESPECIAL

“Es duro pasar el día con máscara y traje. Uno no puede ir ni al baño"

Lázaro Galván es médico internista UCI en el Hospital Méredi de Bogotá. Dice que una vez dentro de la unidad salir al baño o comer es difícil, pues el riesgo que corren de infectarse es muy grande.

1 de agosto de 2020

Mi vida ha cambiado al 100 por ciento. El conocimiento científico es el mismo, pero ahora hay que estar más pendiente del paciente. Lo más duro es que uno ingresa al hospital, se cambia a las siete de la mañana y sale a las siete de la noche. A las seis horas nos cambiamos la ropa. Todo el día con una máscara y en ese traje lo cual es duro porque uno no puede ir ni al baño. Si es turno de noche, uno debe hacer sus necesidades antes porque después adentro no puede salir. Podría ir al baño pero el riesgo de infectarme es grande. Antes uno entraba más relajado a cambiarse pero ahora cuando valoras el paciente debemos estar protegidos. Tampoco es fácil llegar a la casa y no poder abrazar a mi hijo. Me baño en el hospital y luego en la casa y solo después sí puedo saludarlo. Ya él no sale a abrazarme como lo hacía antes sino que espera. 

A veces los familiares de mi paciente me marcan a mi teléfono. En una oportunidad una mamá le decía a su hijo que ya estaba mejor y que lo extrañaba mucho y escuchar eso es duro y saca lágrimas. El corazón se me pone chiquito. Uno se enorgullece de lo que hace. Nos colocamos siempre del lado del paciente. Cuando el paciente muere es todo lo contrario. Yo le trabajo a este paciente y no mejora pero ahí es cuando los designios de dios van para otro lado y el médico, a pesar de que haga y haga, no lo logra. Se me han muerto colegas aquí y en otros hospitales y muy jóvenes. Por eso la mejor cura es que no me de. Porque uno no sabe cómo va a reaccionar el cuerpo frente a esta enfermedad. 

El virus nos ha enseñado a tener mejor higiene personal, pero lo más bonito es poder salvar vidas. La covid es difícil porque son pacientes complejos y además porque tenemos mayor volumen de pacientes. En hospitales manejamos 30, 40 y hasta 50 pacientes positivos. Y antes eran menos y de otras patologías. Imagínese 3 internistas para 50 pacientes. Eso ha hecho que el cansancio mental y físico se triplique. Casi no alcanzamos a recuperarnos porque el cansancio lo lleva uno a la casa y allá cuando quiere descansar, no concilia el sueño porque uno no sabe si en ese día se infectó. Y al día siguiente tenemos que afrontar lo que viene. 

Pero eso no me angustia tanto como no tener camas. Hay pacientes que están en estado crítico y hay limitaciones con camas en UCI y en unidades de cuidado intermedio. A veces toca posponer el traslado y les toca esperar un momento. Esto va a aumentar aunque con medidas de aislamiento puede que se baje, pero lo que esperamos es que aumente hasta principios del otro mes. La gente debe seguir con medidas de aislamiento si puede, pues eso evitaría que nosotros colapsemos. A pesar del cansancio físico y mental todavía vamos con buenos ánimos.