CORTAR POR LO SANO

El temor a las enfermedades lleva a muchas personas a recurrir al bisturí como una forma de prevención.

1 de julio de 1991

UNA GRAN parte de los pacientes que llegan hoy al quirófano no lo hacen para curar enfermedades, sino para prevenirlas. Cada vez más personas, con altas posibilidades de desarrollar cáncer u otros males graves, recurren a la llamada cirugía profiláctica llevados únicamente por el temor.
Hasta hace poco tiempo, la quintaesencia de la cirugía preventiva era la operación de las amígdalas en los niños. Con la teoría de que amígdalas muy grandes podían causar infecciones, muchos médicos las extirpaban rutinariamente. Hoy en día, sin embargo, se sabe que esto no solamente no es cierto sino que en muchos casos, con la edad, adquieren un tamaño normal. Después vino también el boom de la apendicectomía. No son pocos los que piensan que el apéndice no tiene ningún propósito y, ante el temor de una peritonitis, deciden deshacerse de él antes de que cause problemas. Al igual que sobre las amígdalas, hoy se sabe que el apéndice es parte importante del sistema inmunológico.
Pero los argumentos que se plantean para otro tipo de cirugías preventivas son mucho más ambiguos y abiertos a la polémica. Por ejemplo, algunos médicos recomiendan la extirpación de los cálculos biliares aún cuando no estén causando molestia. La razón es que han sido relacionados con complicaciones serias y, en algunos casos, por fortuna raros, con el cáncer. Sin embargo, otros expertos argumentan que tiene más sentido esperar hasta cuando los problemas aparezcan, antes de llevar a cabo una operación.