CUEROS AL SOL

No todo ha de ser mala prensa para el sol. Recientes investigaciones demuestran que asolearse puede tener benéficos efectos en las personas depresivas y en los alcohólicos. Científicamente siempre se ha sabido que la luz ayuda a combatir la anemia y el raquitismo y que contribuye a aumentar el nivel de energía de las personas. Igualmente, los rayos infrarrojos son aplicados en articulaciones, músculos y nervios que presentan un elevado trauma. También son conocidos los casos de asmáticos que han sido tratados con radiaciones luminosas. Todo ello se debe a que la luz es un catalizador de vida celular, una especie de batería que reactiva los circuitos nerviosos del cuerpo, y en especial las neuronas, que son las terminales nerviosas del ser humano. Pero ahora se ha visto que el sol no solo mejora la condición física sino también la emocional.
Recientemente los baños de sol han sido aplicados para curar otras afecciones. En casos de depresión nerviosa, por ejemplo, se ha puesto en práctica una terapia en la que los enfermos son sometidos a baños de luz natural o artificial en forma periódica -15 minutos diarios- obteniendo buenos resultados, en especial durante los meses de invierno en Europa y Estados Unidos, cuando la carencia de luz hace que aumenten los estados de depresión en la población.
Y actualmente en Estados Unidos, la comunidad científica esta utilizando lámparas fluorescentes para el tratamiento a enfermos de alcoholismo. Bajo una intensidad equivalente a 3.5OO bujías, los enfermos reciben un baño de luz igual al que tomarán en un día de verano. Según han observado los investigadores, esto aleja toda motivación hacia el consumo de alcohol ya que aumenta la acción de la hormona serotonina, que es la encargada de ejercer una labor antidepresiva en el sistema nervioso central. Así que aunque con el sol hay que tener precauciones, moderadamente, es una forma de sanación natural.