El Coliseo romano es uno de los lugares históricos que cada año son apagados para crear conciencia sobre el ahorro de energía

MEDIO AMBIENTE

¡Desconéctese!

La campaña de la hora del planeta no se puede quedar en apagar las luces <br><br> por 60 minutos al año. Debe ser una estrategia de todos los días.

28 de marzo de 2009

En un acto simbólico, el sábado a las 8 y 30 de la noche más de mil ciudades en 80 países del mundo apagaron las luces por una hora, para participar en la Hora del planeta 2009, una iniciativa de la fundación WWF para crear conciencia sobre el calentamiento global. La campaña nació el 31 de marzo de 2007 en Sydney, Australia, en cuya oportunidad 2,2 millones de personas quedaron en la penumbra durante 60 minutos, con lo cual se redujo en 10 por ciento el consumo habitual de energía en esa ciudad. Con el tiempo, la propuesta ha ido ganando adeptos en todas partes, al punto de que construcciones icónicas como la Torre Eiffel, el Golden Gate y el Coliseo romano, entre otros lugares, han bajado el interruptor como una manera de demostrar su compromiso con el futuro del planeta

Pero la idea no es hacer esto cada año, sino que la gente incorpore hábitos en los que se reduzca el consumo de energía de manera constante. Según el Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático, el mayor contribuyente al problema del calentamiento global es la generación de energía en plantas térmicas, ya que utilizan combustible fósil, como el carbón. Aunque estas son consideradas las más "sucias", las hidroeléctricas también contribuyen sobre todo en la producción de metano, otro de los gases efecto invernadero, a raíz de la descomposición orgánica de las plantas en los embalses.

Muchos piensan que el calentamiento global depende de decisiones del alto gobierno. Y aunque en parte es verdad, la campaña busca que la gente entienda que tiene en sus manos un gran poder para modificar el futuro, pues "mientras más consumamos, más estamos pidiendo energía del sistema", dice Javier Sabogal, oficial de cambio climático y servicios ambientales de WWF. "Y si el sistema hidroeléctrico no puede satisfacer esa demanda, pasa a producir energía con centrales eléctricas, lo que aumenta la emisión de gases efecto invernadero", añade.

Para los expertos, hay cuatro actividades básicas que cada individuo debe incorporar en su vida diaria. La primera es restringir el uso del carro (algo que los bogotanos ya han tenido que hacer a la fuerza por el pico y placa). También sugieren compensar las emisiones de CO2 de, por ejemplo, viajes realizados, con programas de mitigación como el que lanzaron Aviatur, AeroRepública y el Ministerio de Ambiente recientemente. Dichas entidades venderán bonos de 5.000 pesos a cualquier persona y con lo recaudado se reforestarán ecosistemas vulnerables en la Sierra Nevada de Santa Marta y otras reservas naturales del país. En tercer lugar, los expertos recomiendan preferir los alimentos orgánicos, que utilizan menos tierras para su cultivo y menos fertilizantes.

Por último, está el ahorro de energía, que comprende no sólo pasar de los bombillos comunes a los de bajo consumo, sino desconectar los equipos electrónicos cuando no se están usando. Sabogal se refiere a estos artículos como electrodomésticos 'vampiro' porque aunque no estén funcionando, siguen consumiendo energía, como ocurre cuando se deja el cargador del celular conectado a la toma de corriente.

"Es un gana gana", dice Sabogal, porque ahorrar no sólo ayuda a economizar dinero en la cuenta de servicios públicos, sino que contribuirá a mejorar el pronóstico del calentamiento global del planeta, cuyos síntomas ya no sólo se ven en los polos, sino cerca de casa.