DIME A QUE JUEGAS

Los jóvenes han recuperado el juego como una forma de vivir nuevas experiencias y sensaciones. La gama de alternativas es variada.

2 de septiembre de 1996

El juego parece haber dejado de ser una cosa de niños. Ahora es un tema de jóvenes y adultos y tiene una amplia gama de opciones. Las alternativas de entretenimiento van desde botar adrenalina en la casa embrujada, ser por unas horas el guitarrista de Aerosmith en un bar de realidad virtual o ingresar a un campo de batalla con armas que disparan pinturas o rayos láser... Esas son algunas de las actividades en las cuales muchos están invirtiendo gran parte de su tiempo y su dinero. SEMANA averiguó en qué consisten estos juegos modernos y qué piensan los sicólogos y sociólogos de estas nuevas experiencias y sensaciones. Las colas son el mejor signo del éxito. No importa si llueve o es de noche, en la calle 45 con carrera 7a. siempre hay un grupo de gente esperando para entrar a la casa de la esquina oriental. No están haciendo cola para pagar los servicios públicos ni para reclamar un premio. La paciente espera tiene como meta cruzar la puerta de la mansión embrujada para vivir unos minutos de terror. "Pienso que la gente tiene un gran interés de enfrentar sus propios miedos", dice Alejandro Bejarano, relacionista público de la mansión. "Por lo general la gente sale gritando y eso es señal de que les ha gustado mucho. Otros hacen el recorrido hasta cinco veces", agrega.. Enfrentarse con fantasmas, brujas y monstruos es uno de los programas de moda pero no es el único. Si quiere jugar a los soldados, hay un campo de batalla a las afueras de Bogotá. Hace un par de meses el juego de Paint Ball, que ha hecho furor en otros países, llegó a Colombia. Se trata de simular una guerra, con balas y granadas de pintura y que, como en cualquier batalla militar, requiere que sus participantes establezcan estrategias de defensa y ataque para vencer al equipo enemigo. "Es un deporte de tácticas en el que la persona olvida todos sus problemas para concentrarse en el juego _dice Hayder Jaffar, dueño del Paint Ball Club_. Es un ejercicio antiestrés. Y en lugar de ser una apología de la guerra, la ridiculiza". Pero para tener una batalla simulada no es necesario estar a campo abierto. En un local cerrado y céntrico de Bogotá, a diario personas de todas las edades pasan las tardes y las noches jugando Q-zar. Esta es una mezcla del tradicional juego de las escondidas pero en versión alta tecnología. El juego se desarrolla en un escenario futurista con laberintos y obstáculos en medio de los cuales se enfrentan los jugadores con pistolas de rayos láser. "Es como un videojuego de esos que las mamás odiaban porque ponían a sus hijos en frente de una pantalla de televisor durante horas y horas, pero con la diferencia de que en esta versión la gente puede interactuar y vivir la sensación en carne propia", dice José Baum, su gerente. Lo cierto es que muchos participantes afirman que más que un lugar de diversión han encontrado un lugar donde deshacerse del estrés. "Aquí vienen ejecutivos en medio de la tarde a descansar", afirma Baum. Para otros la emoción sigue estando detrás de una pantalla y por eso en el abanico de entretenciones también hay colas para vivir situaciones irreales en los bares de realidad virtual. En estos establecimientos cualquiera puede experimentar la emoción de ser guitarrista en un concierto de Aerosmith, o de estar en medio de una persecución entre policías y ladrones en el Bronx. También hay posibilidades más eróticas, como la que puede producir desvestir a una hermosa mujer. "Lo interesante de estos juegos es que la persona no es un espectador más sino un protagonista de la historia, es decir, a él le disparan, le aplauden, le dan besos, etc.", dice Julio de Brigard, dueño de uno de estos bares. En las noches el programa de moda es ir a las fiestas de espuma, actividad en la que _según explican los sicólogos_ también está presente el elemento erótico, mezclado en el ambiente del baile como un catalizador sexual. Con una inversión menor en energías y dinero, pero igualmente llamativo, está el Café Internet, que ofrece un gran atractivo para los jóvenes, quienes parecen divertirse con sus amigos del ciberespacio de la misma forma que sus padres lo hacían cada noche con una partida de naipes entre los amigos de la cuadra. A estos cafés no solo van jóvenes y viejos en plan de investigar sino también a navegar por la red e involucrarse en charlas interactivas sobre cualquier tema o en juegos con contendores que surgen de cualquier lugar del mundo gracias a las nuevas tecnologías. "La idea es tomar un descanso y tener la posibilidad de viajar al museo del Louvre, por ejemplo, y a los tres minutos estar haciendo compras en Nueva York", dice Iván Hidalgo, de Arroba Café Internet. Todas estas actividades, sumadas a otras ya posicionadas en nuestro medio, como el juego de roles de dragones y laberintos, hacen parte de las nuevas alternativas de entretención. El fenómeno lúdico El juego como terapia es visto con buenos ojos por los expertos, pero el atractivo actual es la tecnología. Por eso las nuevas opciones son apenas una consecuencia lógica del momento histórico que vive la humanidad en el que la intervención de los medios de comunicación ha globalizado al mundo. Además muchos no las consideran como simples maneras de entretención sino todo un fenómeno lúdico y una manera diferente de experimentar otras sensaciones. En opinión de la magister en educación Elsa Castañeda, todas estas actividades muestran una necesidad del ser humano por explorar más los sentidos. La especialista explica que de la misma forma que cuando apareció la televisión fue una invitación a la gente a vivir distintas emociones a través del sentido de la vista, las nuevas generaciones quieren comprometer otros sentidos y buscar experiencias en los llamados espacios virtuales. De otra parte, el mundo tiene hoy más restricciones y prohibiciones que nunca antes y necesitan buscar alternativas. "Los adolescentes y los jóvenes saben que si hacen el amor les puede dar sida y si salen a la calle los pueden atracar, entonces prefieren no correr riesgos y buscar esas sensaciones con estos juegos", explica Elsa Castañeda. "Son juegos que no requieren baterías sino adrenalina", afirma Baum. Y al parecer, de eso se trata: de hacer que la adrenalina estimule los sentidos. Según el filósofo Germán Muñoz, estos juegos también pueden ser una respuesta de la juventud a la prohibición de las drogas tóxicas. "La gente ha tomado la opción de experimentar las mismas respuestas sensoriales que tendrían con las sustancias sicoativas, poniendo a estimular la producción de adrenalina por medio del suspenso o de lo erótico", dice. Y aunque muchos podrían pensar que es una locura descansar metiéndose en una batalla de pintura, para los expertos estas actividades son formas alternativas de liberar la sobrecarga de tensión. "Es natural que la gente se desahogue y como lo tiene que hacer en forma civilizada, lo mejor es que lo haga de una manera simbólica _dice el sicólogo Rubén Ardila_. Es como en el fútbol. En lugar de que dos países se enfrenten a una guerra, los equipos compiten", señala el sicólogo. No obstante, los investigadores aclaran que todavía no se ha profundizado suficientemente en el tema pero sin duda lo harán porque el fenómeno lúdico siempre ha cautivado el interés de los estudiosos del comportamiento humano. Es a través del juego que los sicólogos aprenden a entender los traumas y temores infantiles y lo mismo sucede en el caso de los adultos. Como afirma el filósofo Germán Muñoz, todas estas manifestaciones se estudian como un solo fenómeno porque representan una nueva manera de elaborar simbólicamente los temas fundamentales del ser humano: la competencia, la muerte, la agresividad, el sexo. Ya sea poniéndose una careta para vivir en la realidad virtual, jugando a la guerra o bailando entre espuma, el juego parece haber regresado al mundo de los adultos. Como afirma el sicólogo "todos ganaríamos mucho si jugáramos más. Porque el juego es el diván del futuro".

Q-zar Es una franquicia que maneja el concepto de juego interactivo. Es frecuentado por gente de todas las edades. El juego, que dura 15 minutos, se desarrolla en un espacio cerrado y oscuro en el cual hay paredes que forman un laberinto de obstáculos. Aunque es una batalla futurista, se mezclan tres modalidades tradicionales: escondidas, gambeta y el robo de la bandera. Para concursar es necesario usar un chaleco receptor de rayos y un emisor de rayo láser. El objetivo es que uno de los dos equipos desactive la base del contrario. Para esto los jugadores deben atacar al adversario, protegerse, esconderse pero sin correr ni saltar los obstáculos. Se trata de un video-juego en el que las personas son los protagonistas. Cada juego cuesta por persona 7.000 pesos. Cafe internet Esta alternativa pone de presente que para entrar a tomar un café no hace falta ir acompañado. La compañía puede buscarse en cualquier lugar del mundo después de ingresar a la red mundial de información Internet. Un café Internet consta de varias terminales de computador con posibilidad de conexión a la red. Este sitio no solo es visitado por estudiantes que buscan información, sino también por gente curiosa de todas las edades que se enreda en charlas interactivas sobre temas diversos o se involucra en un juego de naipes con cualquier persona al otro lado del mundo o envía correspondencia a donde lo necesite. Una hora puede costar entre 10.000 y 20.000 pesos, pero el valor real depende del tiempo de conexión y del consumo de bebidas o comidas. Casa embrujada Tiene todos los ingredientes para que el espectador haga su propia película de terror. Durante los 20 minutos que tarda el recorrido por la mansión, la gente tiene la oportunidad de visitar diferentes lugares como cementerios, morgues, el infierno. Las 23 escenografías, la interpretación de los actores y el sonido apropiado para cada ambiente hacen que muchos se desmayen del susto y que otros jueguen con sus propios temores. Hay restricciones para el ingreso de menores, mujeres embarazadas y personas con problemas cardíacos o que sufran de claustrofobia. En todo caso siempre existe una ambulancia y hay salidas de emergencia para evacuar a alguien que se sienta mal. El costo por persona es de 4.000 pesos los días laborales y 6.000 en fines de semana. bar realidad virtual Estos juegos permiten vivir experiencias irreales a través de los sentidos. Se requiere un casco y anteojos especiales que proyectan imágenes tridimensionales y audífonos especiales. Las imágenes en tercera dimensión permiten transportarse a diferentes escenarios y no ser simple testigo sino protagonista. Uno de los juegos es la guitarra virtual, que le permite al jugador, así no sepa tocar el instrumento, la posibilidad de ir subiendo su nivel de interpretación y pasar de una sesión musical en la casa a un concierto de rock. Pero el que más atracción ha cautivado es el Sexo Virtual, un juego que le da la posibilidad al jugador de escoger entre tres muchachas y realizar todo el proceso de conquista. Los precios oscilan entre 2.000 y 6.000 pesos, además del consumo. batallas de pintura El Paint Ball se estableció en Colombia hace apenas dos meses. Se trata de una guerra con balas y granadas que se desarrolla en un espacio abierto donde hay bunkers, trincheras y obstáculos para que los concursantes se defiendan del equipo enemigo. El juego consiste en una guerra simulada que tiene diferentes objetivos. Por un lado, ver cuál es el equipo que elimina más número de contrarios en 20 minutos o quién llega más rápido al bunker de los otros. Cada concursante se pone un casco protector y sostiene una ametralladora con balas de pintura. El color distingue a los dos equipos, que deben planear estrategias de ataque y defensa, organizar emboscadas y evitar que les disparen. El impacto de la bala es fuerte. El costo es de 12.000 pesos por hora. Fiestas de espuma Las fiestas tradicionales, a punta de música y trago, pasaron a la historia. Para que una rumba sea fenomenal debe tener por lo menos un ingrediente más: la espuma. La moda se inició hace unos meses en algunas discotecas del país. Cuando la fiesta llega a su clímax, una máquina empieza a disparar espuma a base de químico especial, invadiendo cada rincón del lugar. Nada ni nadie se escapa de esta lluvia que puede caer sin descanso durante cinco minutos y que se repite varias veces en la noche. La espuma parece desinhibir a los asistentes y, los entendidos, afirman que aumenta la sensualidad. Lo cierto es que todos los asistentes terminan lavados. Según algunos jóvenes que han experimentado la sensación, "es como bailar en una tina".