DOSIS PESONAL

Una amplia corriente de criminólogos, sicólogos y sociologos está abriéndole paso a la despenalización del consumo de estupefacientes.

7 de enero de 1991

¿Debe condenarse o rehabilitarse al consumidor de drogas? La respuesta a esta pregunta ha abierto una amplia controversia sobre el tratamiento que debe dársele al adicto. Dos casos en que los jueces colombianos absolvieron a personas detenidas con un poco mas de la dosis personal, han sido el punto de apoyo para una corriente que promueve la despenalización del consumo de droga como delito.
El primero sucedió en Manizales, el Tribunal Superior de esa ciudad absolvió a un vendedor ambulante a quien le fueron encontrados 1.1 gramos de basuco. El magistrado ponente consideró que el vendedor era un consumidor que estaba atentando únicamente contra su salud y no contra la comunidad y que por tanto, su decisión de autointoxicarse no era punible.
El segundo caso corresponde al Tribunal Superior de Cundinamarca, que absolvió a una prostituta, quien fue sorprendida con 1,2 gramos y a una pareja que tenía 1,9 gramos en el momento de la captura. En la actualidad, cada vez mas criminólogos, sicólogos y sociólogos ponen en entredicho la penalización del consumo, es decir, que el consumidor sea objeto de un proceso penal.
Desde 1912, en Colombia es delito tener droga -incluso para consumo personal con excepción de un corto período entre 1970 y 1971. Inicialmente las normas respectivas no tenían mayor resistencia, pero con el crecimiento del narcotráfico y del consumo éstas se han hecho más complejas, generando una controversia que hoy está al orden del día.
¿Pero, cómo se diferencia un consumidor de un pequeño traficante? Precisamente ahí radica el problema. Hasta antes de 1986, la dosis personal se fijaba de acuerdo con cada caso, y con base en un examen médico y en las pruebas recogidas en la investigación procesal. Pero con el auge del negocio de la droga y sus consecuencias desestabilizadoras, la dosis personal se estableció de manera taxativa en el Estatuto Nacional de Estupefacientes.
Este estatuto establece las dosis personales así: hasta un gramo para la cocaina, 20 gramos para la marihuana, cinco gramos para el hachís, dos gramos para la metacualona y un gramo para todos los derivados de la cocaína, incluido el basuco. Para quienes sean sorprendidos con drogas que no excedan estos topes, la ley establece arrestos diferenciales, que son fijados por las autoridades locales o de policía. Pero si tienen más cantidad, aun cuando sea una décima de gramo por encima, pasan a la justicia penal.
Esta rigidez de la ley ha provocado que muchos consumidores sean sancionados como pequeños traficantes, salvo que prueben su adicción. Ello significa que son puestos en prisión sin derecho a libertad condicional hasta culminar el juicio. En efecto, la excarcelación está totalmente prohibida para asuntos de droga, en cambio sí es permitida en delitos tan graves como violación de niños o falsedad de documentos. No obstante, ya se está creando una. jurisprudencia que pone en cuestión el consumo como delito.
En su veredicto, el magistrado penalista German Marroquín consideró que el consumo personal de la droga no lesionaba la salud colectiva.
Hoy los jueces se han reducido, casi ni se investiga, se lleva a juicio y se condena. Ello, debido a que la ley es muy drastica, pero tambien debido a que los jueces tienen miedo de absolver a un detenido de un proceso de droga, pues corren el riesgo de que se les abra una investigacion por prevaricato. Ademas, todos los que criticamos la ley corremos el riesgo de ser etiquetados como narcos. Por otra parte, los especialistas que abogan por la despenalización del delito de consumo, señalan que existe una gran corrupción entre las autoridades. El penalista Marroquín afirma que en la mayoría de procesos por posesión de droga los detenidos declaran haber tenido tratos anteriores con los policías que los aprehendieron y éstos muchas veces manifiestan conocer a los arrestados, e incluso sostiene que existen investigaciones contra agentes del orden, quienes abusando de su autoridad hacen falsos cargos por tenencia de droga.
La sicóloga María Isabel de Lince asegura que muchísimos muchachos que han pasado por el centro de rehabilitación para drogadictos que ella dirige han sido detenidos. En múltiples oportunidades, ella ha tenido que ir a los despachos judiciales a testimoniar sobre su adicción y su estado de salud para tratar de evitar que sean puestos en prisión. En las carceles se empeora la situacion. Allí se consume más droga que afuera, además aprenden a delinquir y muchas veces son violados. En mi opinion, las autoridades deberían enviar a un centro de rehabilitacion al que teniendo droga se le compruebe que es consumidor".
Desde el punto de vista sicológico, la especialista no duda en afirmar que al consumidor debe dársele el tratamiento del enfermo que es y no de delincuente. El muchacho que consume droga es porque tiene problemas sicologicos y recurre a la droga como una ayuda para enfrentar la vida.
Esto implica que el problema no es la droga en sí, como dice el sociólogo Carlos Suarez, sino lo que está detrás de su consumo. Según el autor del libro "Los problemas con las drogas", la raíz del consumo está básicamente en las precarias condiciones de vida de mucha gente: "En esto ha habido tres ángulos: moral, penal y medico. En los Estados Unidos, cuando sólo los negros consumían droga ésto no era problema, pero cuando lo hicieron los ejecutivos se volvió problema. Entonces comenzaron a arrestarlos, pero cuando las cárceles estuvieron superpobladas, decidieron declararlos enfermos y remitirlos a los siquiatras hoy día, mientras que en Estados Unidos tratan a los consumidores de drogas médica y sicologicamente aquí todavía los encarcelamos".
Las razones que se esgrimen quienes están en contra de la abolición del delito son las siguientes:

*El adicto tiende a delinquir con el fin de conseguir dinero para comprar la droga.
*El consumidor generalmente vive en una franja de población cercan al delito (zona roja).
*Los drogadictos constituyen una subcultura que desconoce los valores morales.
*Los consumidores de drogas son peligrosos porque conllevan forma de comportamiento patológicas.
*Los adictos a las drogas abandonan el trabajo convirtiéndose en vagos y seres improductivos para la sociedad.
*El consumo incentiva la producción y distribución de droga.

Sin embargo, los especialistas coinciden con el planteamiento de que el consumidor es un problema de la sociedad y no meramente individual.
El doctor Miguel Sánchez Méndez, miembro del Consejo Nacional de Estupefacientes, considera que se debe revisar toda la actitud del Estado frente al consumidor. El problema no es de los jueces y de los narcotraficantes. Hay que crear un ambiente vivible, donde las personas tengan un desarrollo integral y opciones".
Pero aun cuando el doctor Sánchez piensa que no hay que penalizar al consumidor, afirma que en los casos de consumidores ocasionales se deben imponer medidas correctivas de tipo policial, y en los de consumidores habituales suministrar atención médica.
En este momento, el medio judicial apoya que se despenalice el consumo de drogas. La bandera que esgrimen es que el costo humano y económico desplegado por el Estado para resolver estos casos, no se compadece con el beneficio social que le reporta encarcelar a quienes se les encuentran minimas cantidades de droga.
Además, la medida ayudaría a descongestionar las carceles. Según un estimativo hecho por la sala penal del Tribunal de Cundinamarca, despenalizar el consumo de drogas significaría reducir en un 20 por ciento la población carcelaria actual.