Drogas a la medida

Gracias a la farmacogenética es posible saber cómo influyen los genes en la reacción de una persona a los medicamentos. Con este avance, ahora se pueden establecer las dosis correctas para cada individuo.

8 de diciembre de 2006

Anualmente cerca de dos millones de personas son hospitalizadas en Estados Unidos por reacciones adversas a los medicamentos que les fueron recetados, y se calcula que alrededor de 100.000 de ellas pueden fallecer debido a que sus organismos no responden positivamente a las dosis sugeridas en los protocolos médicos.
Para entender por qué ciertas personas presentan manifestaciones tan distintas a un mismo medicamento, los investigadores han desarrollado la farmacogenética, una ciencia que se ocupa de estudiar los patrones genéticos de los individuos para determinar las posibles respuestas a los fármacos.
Cuando un paciente se toma un medicamento, éste se absorbe y se distribuye hasta su sitio de acción, donde interactúa con su sustrato (receptores y enzimas), luego se metaboliza y finalmente se elimina. En cada uno de estos pasos intervienen varios genes, pero si alguno de ellos registra una variación, es probable que el medicamento no cumpla su objetivo, debido a que no fue metabolizado de la forma correcta.

Si la persona es un metabolizador rápido sintetiza el medicamento a una velocidad mucho mayor de lo normal, lo que provoca que la sustancia activa no alcance a ser asimilada y sea eliminada por el organismo antes de que ocurra el efecto esperado. En el caso contrario, cuando la persona es un metabolizador lento, el medicamento permanece mucho más tiempo de lo indicado en el cuerpo, y eso incluye una intoxicación por sobredosis, aunque se haya suministrado una cantidad normal.

Lo anterior puede acarrear consecuencias graves en drogas como la Warfarina, un conocido anticoagulante que se receta para personas que sufren trombosis o que han tenido trasplantes valvulares o de órganos, ya que si el paciente es un metabolizador lento, la acción del fármaco es más prolongada, lo cual podría generar sangrados.
En otras palabras, los medicamentos son como la ropa y para que les sirvan a las personas, deben venir en distintas tallas, de acuerdo con las necesidades particulares. Al medir las características genéticas es posible encontrar la dosis exacta para cada caso: si es un metabolizador rápido, hay que doblarle la dosis, y si es lento, hay que suministrarle menos.

En Colombia la investigación sobre farmacogenética apunta a los trabajos realizados por el laboratorio de genética de la Universidad Tecnológica de Pereira, donde el equipo del doctor Carlos Alberto Isaza ha desarrollado estudios sobre la variable genética de los medicamentos.“Con un examen de genética se puede prever si un paciente va a reaccionar bien a determinado tratamiento, lo cual da un margen de seguridad más amplio. De esta forma se optimizan los beneficios y se minimizan los riesgos”, señala el doctor Isaza, quien considera que este método resulta muy útil en casos de enfermedades de alto costo (cáncer, neurodegenerativas, VIH) y de alta toxicidad por los tratamientos (lupus, artritis, esclerosis múltiple), ya que al saber cuál es el mejor fármaco no se pierde tiempo ni dinero en pruebas de ensayo-error que pueden causarle más sufrimiento al paciente.

Si bien esta ciencia apenas está en pañales, se ha podido comprobar la efectividad de esta práctica en pacientes neurológicos, razón por la cual en los hospitales de Estados Unidos y Europa se recomienda realizar primero un examen genético antes de suministrar una droga para enfermedades siquiátricas.

El equipo del doctor Isaza adelanta además investigaciones para poder caracterizar genéticamente al mestizo colombiano y conocer de qué manera el grupo étnico influye en el comportamiento de los fármacos. Por lo general, los protocolos internacionales hacen referencia a estudios con caucásicos, negros y asiáticos, pero dejan por fuera la población latina, cuya mezcla de etnias puede suponer efectos diferentes ante los medicamentos.

Por ahora el estudio genético se concentra en el área de investigación, pero la idea es que se extienda a los servicios de salud y en un futuro pueda ser una prueba de laboratorio para que los médicos prescriban los fármacos apropiados y más seguros para cada paciente.