DURMIENDO CON EL ENEMIGO

Estar casada es el más importante factor de riesgo de sida para las mujeres latinas.

25 de diciembre de 1995

POR CULPA DE sus esposos las mujeres latinoamericanas enfrentan un alto riesgo de contagiarse de sida, sostienen los expertos de salud. "El factor de riesgo más importante para una mujer latinoamericana es el estar casada", dijo la semana anterior Fernando Zacarías, coordinador del programa regional del sida de la Organización Panamericana de la Salud -OPS-.
Las mujeres se han convertido en las últimas víctimas de la enfermedad, puesto que muchas no pueden persuadir a sus compañeros de que usen preservativos, afirmó Zacarías durante la cuarta conferencia panamericana sobre el sida, que se realizó en Santiago de Chile la semana anterior. "La infección no se produce por algo que ella hace, sino porque hay una falta de igualdad en la relación entre el hombre y la mujer", explicó. Aquellas que intentan hacer que sus esposos usen preservativos se arriesgan a sufrir actos de violencia o a generar sospechas acerca de que ellas están siendo infieles, dijeron los trabajadores de la salud.
Al seminario de cuatro días asistieron expertos de más de 30 países. Entre los participantes se encontraban también prostitutas y monjas que administran hogares para niños con sida. La Organización Panamericana de la Salud calcula que dos millones de hombres, mujeres y niños latinoamericanos y del Caribe están infectados con el virus de inmunodeficiencia humana -VIH- causante del sida. Aunque América Latina no ha sufrido una explosión como la que se ha visto en Africa y el sudeste asiático, la epidemia tiene serios efectos, especialmente en el Caribe.
Como en el resto del mundo, en América Latina la epidemia afectó originalmente a hombres homosexuales. Sin embargo a mediados de la década de los 80 el patrón cambió: el mal comenzó a crecer entre las mujeres del Caribe y América Central. Los expertos de salud temen ahora que el mal se propague rápidamente entre la población femenina del continente. Los trabajadores de la salud dijeron que para ayudar a contener la epidemia se deben rediseñar las campañas preventivas, a fin de dirigirlas a las mujeres de mayor riesgo, como las amas de casa y empleadas, y no tanto a las prostitutas, que ya conocen el peligro y saben protegerse. "El aumento del sida entre mujeres casadas rompe el mito de que el mal solamente afecta a prostitutas y drogadictas", comentó Jadira Rodríguez, encargada de un programa de salud para mujeres trabajadoras en Puerto Rico. "Las prostitutas saben protegerse", agregó.
En Chile casi la mitad de las mujeres infectadas con sida en 1994 son amas de casa, mientras que las meretrices llegaron al 13 por ciento de los casos. Las prostitutas chilenas incluso están dando orientación sobre prevención del sida a mujeres pobres en zonas urbanas, dijo Elizabeth Axia, trabajadora del sexo y miembro de la Asociación Chilena para los Derechos de la Mujer. "Tenemos que usar condones con nuestros clientes. Ahora estamos mostrando a otras mujeres cómo usarlos", comentó.
En muchos países las campañas de prevención se han visto afectadas por la oposición de la Iglesia Católica, que considera que fomentan la promiscuidad, señalaron los activistas. "La Iglesia tiene tanta influencia que obstaculiza la difusión de una información más completa", comentó Dixie, una mujer chilena portadora del VIH, a cargo de un grupo de apoyo para enfermos de sida.