"E" COMO EXISTIR

La vitamina de la juventud.

7 de junio de 1982

Hay apasionados de una u otra vitamina como los hay de una u otra mujer. En los Estados Unidos, por ejemplo, el eminente químico Linus Carl Pauling, que se da el lujo excepcional de haber ganado el Premio Nobel de su especialidad (en 1954) y el Nobel de la Paz (en 1962), predica las virtudes de la vitamina C. y devora naranjas en cantidades. Dice que, entre otros efectos, previene la gripa.
Ahora un compatriota de Pauling el médico cirujano Raymond F. Bock, es el gallardo Lancelot de la vitamina E. En un libro que consagra al tema, y que ha llegado en versión española a Colombia (La vitamina E, llave de una juvenil longevidad, publicado por Edaf, Madrid, y distribuido en Bogotá por Ediciones Cruz del Sur), principia por decir: "Con la ingestión adecuada de vitamina E todo el mundo se sentirá mejor, parecerá más joven y vivirá más".
Con tal aperitivo, es difícil resistir la lectura de las 82 páginas restantes. Reconoce que la vitamina E ha sido muy debatida desde su descubrimiento en 1922, y que muchos no la juzgan demasiado valiosa. "El folclor que rodea a la vitamina E es un 90 por ciento imaginación", afirma un investigador del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, John G. Bieri. "Decidí escribir este libro porque, como médico practicante, utilicé la vitamina E durante los últimos veinticinco años y he acumulado muchas observaciones concernientes a la eficacia de esta vitamina".
-En la menstruación. La vitamina E ha sido tratamiento favorito del doctor Bock para los trastornos de la menstruación. "Particularmente para tratar la dismenorrea o menstruaciones dolorosas. Las dosis utilizadas fueron de 300 a 500 mg. diarios. Las pacientes la tomaban antes del inicio de la menstruación, unos siete días antes, en ciclos regulares. La dosificación continuaba durante el flujo menstrual y cesaba con su terminación".
-En tumores del útero. Como la hormona progesterona, que producen los ovarios, la vitamina E controla el crecimiento de tumores fibroides en el útero. "Este efecto antitumoral también parece evidente en las condiciones quísticas, más simples, que afectan los ovarios humanos".
-Efectos circulatorios. No sólo para las mujeres es útil consumir dosis adecuadas de esta vitamina. Dice Bock: "a la pregunta: ¿Quién necesita la vitamina E? Mi respuesta es: todos". Para víctimas de problemas circulatorios como tromboflebitis, "es necesario recetar una cantidad adecuada de la vitamina, pues se trata de un grave problema vascular y no pueden esperarse resultados milagrosos", advierte este autor. Y añade: "Nadie reacciona adversamente a una dosis grande. La dosificación debe rondar las 1.000 unidades, o preferiblemente más, durante al menos dos o tres días". En las personas de más edad que reciben estas dosis grandes de vitamina E por problemas vasculares en las extremidades inferiores se observan mejorías en otros sitios como el cerebro o el corazón. La vitamina E facilita el suministro de oxígeno a los tejidos, y su mejor utilización por ellos. "El resultado final es lo que podría denominarse un rejuvenecimiento, que se mantiene con el uso continuado de la vitamina. El efecto disminuye gradualmente cuando se abandona su uso".
-Para la fatiga."Aumenta la eficacia muscular, combate la fatiga de los músculos, mejora la circulación general y, por tanto, la circulación que llega hasta los músculos". Por eso es recomendable para deportistas, especialmente si van a enfrentarse a una tarea exigente como escalar montañas o esquiar a gran altura. "Tras un largo día de trabajo, se puede obtener más empuje de la vitamina E que de estimulantes como el café", dice Bock.
Y añade, sugestivamente: "Cuando el individuo que desea practicar deportes más fatigosos es de edad avanzada, necesita la vitamina en dosis diarias de 1.000 mg. Este uso de la vitamina E también protege el corazón durante las exigencias debidas al aumento del esfuerzo. Mantiene una mejoría en la circulación coronaria y la oxigenación del músculo cardiaco, impidiendo los llamados ataques cardiacos por esfuerzo de los individuos de edad avanzada. De modo que si tiene usted setenta años y quiere correr detrás de esa mujer guapa que se le escapa, asegúrese de tomar su vitamina E. Y si la alcanza tenga cuidado de no dejarla embarazada".
-Circulación y vida sexual. Bock, doctor en medicina, experto en cirujía abdominal, en obstetricia y en ginecología, sirvió en la Segunda Guerra Mundial en escenarios asiáticos, y de su contacto con la naturaleza bravía le queda una afición al excursionismo, y a la pesca. Con frecuencia va a México, donde tiene un barco velero. Vive en Tucson.
Más que de la vitamina E contenida en alimentos naturales, de lo que Bock habla es de la conveniencia de tomar refuerzo vitamínico, del que se compra en las farmacias. "Todos necesitamos al menos 300 o 400 unidades diarias de vitamina E (alfa tocoferol)", precisa. Y aunque diga, prudentemente, que no es que considere un afrodisiaco a la vitamina de sus debilidades, a la que se ve inclusive virtudes anticancerígenas, no resiste la tentación de contar esta anécdota:
"Un hombre de setenta años dijo a sus amigos que se iba a casar con una mujer de treinta; éstos hicieron consultas inmediatamente y le aconsejaron que si quería mantener felíz a su esposa debía alquilar un cuarto y recibir una huésped que hiciera compañía a la joven. El lo aceptó. Unos meses más tarde informó a sus amigos que sus esposa estaba embarazada, y que se sentía muy feliz. Sus amigos le aconsejaron entonces que se deshiciera de la huésped. 'No puedo hacerlo -contestó el anciano-; también ella está embarazada'. Debió haber tomado grandes dosis de vitamina E".