Su espíritu, que habita en su alma, su morada interior, le responde serenamente en sabiduría. | Foto: Pixabay

PSICOLOGÍA

Aquello que más pesa en su vida es lo que necesita para ejercitar el músculo de su alma

Se ha preguntado usted, ¿por qué hay pruebas de esas difíciles que le pone la vida, que por más de que usted luche y luche para resistir parece que cada día se hacen más pesadas?

Paula López Espinosa
10 de mayo de 2019

La vida le arroja siempre experiencias que son exactamente las que usted necesita, para que así logre evolucionar su conciencia.

Imagine que su existencia es una universidad, y que a medida que usted va viviendo tiene que aprobar grados para ir subiendo en el escalafón de la sabiduría y el conocimiento, hasta llegar a la iluminación, es decir a su maestría espiritual.

En esta universidad de la vida cada que usted no pasa una materia, debe repetirla y hasta hacer un curso remedial para después pasar al siguiente nivel.

Las perdidas son ese campo de entrenamiento en donde usted se ejercita para aprender a trascender el ego, que es su mejor maestro.

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Fíjese usted y haga un inventario de la colección interminable de pérdidas que usted va a cumulando a lo largo de su vida, desde que nace hasta que parte de este mundo, nace y pierde el calorcito y la protección que tenia al habitar el vientre de su madre, es lanzado al mundo sin ni si quiera haber tenido la elección de existir o no.

En la niñez comienza a perder su inocencia, víctima del egoísmo y las hostilidades de sus compañeros de clase, de igual manera muchos también pierden su hogar, víctimas de las batallas sub terraceas de hostilidad de sus padres; que pierden a su vez su vínculo, ahogándolo en un divorcio, que también los deja a ellos con una dolorosa sensación de pérdida.

Sigue viviendo y mientras atraviesa por este campo de batalla que es su vida, pierde amigos, parejas, quizá empieza a experimentar la partida de un ser querido. Pierde su estabilidad laboral, económica y así poco a poco en su edad adulta y cuando llega a la tercera edad, podría ser coleccionista de pérdidas dolorosas.

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Regrese a la universidad de la vida, revise cada grado aprobado, es decir cuando usted ha logrado encontrar esos recursos dentro de usted mismo, en su dimensión espiritual, para pasar cada prueba y ejercitar el músculo de su alma, fortaleciéndola y entrenándola para resistir.

La vida le da saberes, personas y cosas, que cuando los sienten suyas, se van para recordarle que nada ni a nadie posee.

¿Qué es aquello que más le quita la paz hoy? ¿qué es eso que lo hace llorar? ¿Temer?

Encuéntrese de frente con lo que lo angustia, con lo que le duele y con lo que más teme…

Detenga el frenesí de su vida para que pueda discernir y comprender desde su consciencia, no desde su intelecto, que cada uno de estos sentimientos, angustia, dolor, miedo; vienen a enseñarle la poderosa fuerza de su espíritu, que su alma esta en constante aprendizaje y que su maestro y mejor entrenador es su ego.

¡Cada vez que usted experimenta una pérdida, comenzando por su seguridad personal, material y emocional; su ego se siente vulnerado y amenazado, ¡por eso grita en su interior con voces de reclamo!

¿Por qué a mí!?

Su espíritu, que habita en su alma, su morada interior, le responde serenamente en sabiduría:

Por que es lo que usted necesita para la evolución de su consciencia y en esta universidad de su vida, es SU TAREA ESPIRITUAL.

Su ego se pone la máscara de la víctima, de la ira, de la impotencia, de la desesperación, haciendo lo creer que usted es un pobre ser, víctima de los golpes del destino y de la injusticia divina, que lo golpea y lo somete.

Puede seguir renegando, pues es la voz más poderosa del ego; y su vida no cambiará hasta que pase las materias y las pruebas año tras año, de no ser así se quedará viviendo en inmadurez emocional reprobando repetidamente pues debe comprender que las pruebas y dificultades no se irán de su vida, hasta que no logren su propósito, someter su ego y elevar su consciencia. 

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 Así que llegar a la iluminación y a la paz interior no es cosa fácil, a no ser que usted agache la cabeza y decida aceptar cada dificultad que llega a su puerta, la invita a pasar la siente en la sala de su casa y hable con ella, para preguntarle qué vino a enseñarle, cuando aprenda la lección y pase el año, ella sola se ira.

Aprenda entonces estos ejercicios para ejercitar el músculo de su alma, para encontrarle el sentido al sufrimiento y descubrir que dará grandes frutos de sabiduría interior.

Mi píldora para el alma

Para alcanzar su iluminación, encuentre la ruta caminando a través de su alma, descubriendo un aprendizaje en cada prueba para cumplir su tarea espiritual.

*Autora de Literatura Espiritual

Penguin Random House