EL ABOGADO MIDAS

Joseph Jamail, especializado en demandar grandes empresas, convierte en oro todo pleito que toca.

17 de febrero de 1986

Gracias a un solo pleito, un abogado norteamericano está a punto de convertirse en el segundo hombre más rico del mundo. Sólo lo sobrepasará Sam Moore Walton, un avaro que tiene una fortuna de 2.800 millones de dólares, representada en el 39 por ciento de la cadena popular de almacenes Walt Mart Stores, ateniéndonos a la famosa lista de la revista Forbes. El abogado se llama Joseph Jamail, tiene 60 años, es primo en cuarto grado del presidente Gemayel del Líbano y se halla ante la posibilidad de recibir la suma de 2.100 millones cuando llegue a su término un pleito que conmueve los estamentos financieros de Estados Unidos.
La historia es así: la empresa Pennzoil había aceptado comprar la Getty Oil, fundada por el magnate petrolero Paul Getty y manejada últimamente por sus divididos herederos, por 5.400 millones de dólares; pero la Texaco mejoró la oferta con 10.200 millones, y los Getty aceptaron esta nueva propuesta. El presidente de la Pennzoil, J. Hugh Liedtke, amigo personal del abogado durante más de veinte años, cuando descubrió la jugada fue una noche a la casa del otro y le contó la historia. El abogado decidió presentar una demanda por incumplimiento contra la Texaco por 10.530 millones. De ahí en adelante todo es sencillísimo; los honorarios de un abogado siempre corresponden al 20 por ciento del monto del negocio, de modo que en este caso la suma se acerca a los 2.100 millones. Por eso Joseph Jamail puede convertirse de un solo golpe en el segundo hombre más rico del mundo. Y con el pleito (que fue demandado a su vez por los abogados de la Texaco, quienes le han pedido al juez que falló en su contra que sea más práctico y razonable) Jamail puede entrar al Libro de los Récords de Guinnes y añadir un nuevo caso a su larga lista de pleitos ganados. En los años recientes, en efecto, ha ganado más de 55 demandas de un millón de dólares cada una, por accidentes o daños de persona.
Típico texano, Jamail utiliza un lenguaje simple para expresar cómo la Pennzoil y los Getty, aunque no tenían un contrato firmado, sí habían adelantado algunos trámites y existían evidencias del acuerdo preliminar para la venta de la compañía. Los de la Texaco se han defendido con el argumento de que estaban poniendo en práctica el concepto de la libre competencia que existe en Estados Unidos. El demandante sostenía en cambio una tesis muy simple pero efectiva: no estaban jugando limpio.
En un país como Estados Unidos, donde cualquiera, aun el mejor amigo, lo puede demandar a uno por caerse en la hierba húmeda por la nieve que no se recogió a tiempo, Jamail se ha especializado en la defensa de ciudadanos comunes y corrientes, anónimos, quienes demandan a las compañías de servicios por cualquier pretexto. Defendiéndolos les ha dado a los norteamericanos la sensación de que siguen estando en un país donde todos tienen acceso a la ley. Y, de paso, se ha vuelto el segundo hombre más rico del mundo.