EL ALIENTO DE LA SELVA

Un grupo de investigadores está dedicado a medir la influencia de la Amazonia en la Atmósfera

6 de julio de 1987

El Amazonas está de moda. Pero no solo en Colombia, donde acaba de ser escenario de la más costosa producción de la televisión criolla, sino en Brasil, en pleno corazón de la selva, donde uno de esos grupos de exóticos investigadores se ha dado a la tarea de medir lo que bien podría llamarse la capacidad pulmonar del planeta.

Que las selvas amazónicas son el pulmón del mundo es algo que se ha venido afirmando desde hace algún tiempo aunque solo al nivel de verdad revelada. En efecto, hasta ahora nadie se habia planteado la tarea de cuantificar las relaciones entre las selvas virgenes y la atmósfera. Eso es precisamente lo que se propuso la NASA con una serie de experimentos y estudios que llevó a cabo en la selva amazónica de Brasil, con la colaboración del Centro de Estudios Espaciales de ese país. Un equipo conformado por sesenta cientificos norteamericanos y noventa brasileños, entre los que se contaban geoquimicos, fisicos, biólogos y meteorólogos, adelantaron hasta mayo pasado la dificil tarea, apoyados por los mas sofisticados equipos de mar, tierra y aire.

La expedición forma parte de un ambicioso plan de Estados Unidos por cuantificar la contribución de los sistemas vivientes de la superficie de la Tierra a la composicion química de la atmosfera, composición que, a su turno, tiene que ver con la regulación del clima en el planeta y, por consiguiente, desempeña un importantísimo papel en la existencia misma de la vida.

¿QUE ES LO QUE PASA AQUI?
En primer lugar, se preguntaron los investigadores como produce la jungla la gran cantidad de gases y particulas que libera en la atmósfera, y, aún más importante, en que medidas.
También se plantearon la dimensión exacta del impacto en el globo de las intensas tormentas tropicales, que sirven como una especie de batidora de esos químicos atmosféricos, mezclándolos y proyectando algunos a las capas más externas de la atmósfera.
Además, fue de interés saber cómo influyen las lluvias tropicales en los niveles de los gases que contribuyen a mantener la temperatura de la atmósfera y que pueden en un extremo, llevar al calentamiento de la Tierra a través de lo que se ha llamado "efecto invernadero", o en el otro, enfriar la Tierra hasta acelerar la llegada de la próxima glaciación.

La mayoría de esos procesos se conocen de un modo muy general. Los árboles de la selva, por ejemplo, absorben dioxido de carbono mientras crecen, pero lo liberan en la atmósfera cuando se queman o se pudren al morir. Los animales y las plantas del suelo boscoso producen óxido nitroso, que puede ser transformado en un factor de destrucción de la capa de ozono de la atmósfera, mientras la selva destruye por sí misma el ozono cuando se encuentra cerca del suelo donde, paradójicamente, es un elemento polucionador. Sin embargo, las cantidades exactas de esos intercambios naturales no se conocen hasta ahora, y los objetivos de las investigaciones llevadas a cabo por la NASA se dirigen precisamente a tratar de obtener un panorama más concreto al respecto.

"Las plantas hacen cosas extremadamente extrañas, liberan gases y partfculas de sus hojas a la atmósfera", dice Paulo Artaxo, un científico brasileño que examina esas partículas, de un milésimo de milímetro, en un acelerador nuclear.
"Esos aerosoles vegetales están compuestos de fósforo, potasio, calcio, azufre y cloro. Lo que queremos saber es cómo se genera y cómo se proyectan hacia la atmósfera mediante la lluvia. Es que con el tamaño de la Amazonia, diariamente se liberan toneladas de esas sustancias".

NUEVAS FRONTERAS
"La ciencia atmosférica es una nueva frontera que requiere nuevas Sormas de pensar y nuevas técnicas" dice el doctor Robert Harriss, uno de los directores del proyecto, y agrega: "En este asunto estamos enfrentados a un conjunto de factores completamente nuevos. Casi no hay nada sobre esto ni en los libros de texto " Los expedicionarios debieron llevar toneladas de equipos a áreas de difícil acceso, en lo que se convirtió en una gigantesca operación logística a través de un medio inhóspito en que la humedad es extrema, con lo que también extremas son las dificultades de mantenimiento que se presentan. El trabajo de campo se organizó a partir de un triángulo imaginario que se trazó en la selva, no lejos de Manaos.
Con un sentido muy poco sugestivo, los científicos le han dado a ese terreno el nombre de "triángulo complejo de mesoescala convectiva". El area está delimitada por tres lados de cuarenta kilómetros cada uno, con una torre de observación en cada vértice.

A lo largo del experimento se colocaron globos conectados a tierra que hacían mediciones diarias de la atmósfera, que luego enviaban los datos a las torres, las que a su turno remitían la información vía satélite al Centro Nacional de Investigación Meteorológica en Boulder, Colorado.
Allí, se iniciaba el procesamiento de los datos, que pasaban por el Centro de Investigaciones de la NASA en Hampton, Virginia, de donde finalmente regresaban a Manaos para permitir el seguimiento y planeación de los siguientes pasos de los experimentos.

Mientras tanto, los puestos de observación en tierra auscultaban la respiración de la selva, y pequeños globos de ascensión libre se lanzaban para hacer las observaciones correspondientes a la estratosfera. Otros puestos de observación colocados a bordo de barcos median las emisiones hechas directamente por el río Amazonas.
Aunque parezca paradójico, los investigadores se han encontrado con que los niveles de polución son tan bajos, que los equipos convencionales no resultan adecuados. Se ha registrado que las aguas llovidas tienen el más alto grado de pureza en la Tierra con lo que se comprueba la eficiencia de la selva como limpiadora de la atmósfera. Pero eso mismo ha hecho que los equipos sean inadecuados, pues están diseñados para atmósferas más contaminadas.

Con lo beneficiosa que parece la expedición, no ha dejado de causar cierto escozor en algunos medios políticos del Brasil. De hecho, la segunda fase del trabajo estuvo virtualmente bloqueado por el gobierno brasileño, por las presiones de los sectores agropecuarios, que consideran de gran importancia la ampliación de los terrenos aprovechables para la ganadería.
Desde el punto de vista histórico, cerca del 5% del territorio virgen de la Amazonia se ha perdido por virtud de programas de expansión promovidos por el gobierno. Eso, combinado con la gran presión internacional que recibe constantemente Brasil para que proteja más efectivamente la selva amazónica, hace que cualquier debate que se suscite sobre el tema sea de lo más espinoso para todos los sectores del vecino país.

Los resultados de las espectaculares investigaciones desarrolladas, que hasta ahora han costado a la NASA un promedio de tres millones de dólares anuales, harán que, con toda seguridad, los temas que se relacionan con la supervivencia de la selva amazónica se empiecen a tomar más en serio. --