Simons es periodista y docente de la Universidad de California en Berkeley. | Foto: www.ericsimons.net

ENTREVISTA

“El amor por un equipo es muy parecido al de una relación de pareja”

Eric Simons habló con Semana.com sobre su nuevo libro que revela cómo funciona la mente de los fanáticos del deporte.

Leonardo Niño Rodríguez, periodista de SEMANA
7 de septiembre de 2013

Semana.com: ¿Por qué tantas personas sienten pasión por el deporte?

Eric Simons: Hay muchas razones, eso es lo maravilloso de los fanáticos del deporte. Pueden amarlo porque es algo que comparten con su familia, porque les sube la autoestima, porque se la juegan, porque aman el drama, o porque simplemente les gusta apreciar la poesía del cuerpo humano en movimiento. Pero para casi todos no importa la razón por la cual se volvieron hinchas. 

En realidad tiene mucho que ver con su identidad. Como seres humanos tenemos una necesidad psicológica básica de responder a la pregunta ¿Quién soy yo? Un individuo puede tener no una sino muchas identidades -pueden ser esposos, padres, colombianos, profesionales, amantes de la música- pero es sumamente importante para el cerebro que cada uno tenga una idea de quién es, y los deportes ofrecen una respuesta fácil y confiable: Soy hincha del Once Caldas, de Colombia o del Barcelona.  

Ahora bien, aquí es donde el tema se vuelve fascinante. Cuando alguien se identifica con un equipo, se parece mucho a una relación de pareja. Lo que los investigadores han revelado es que cuando alguien mantiene una relación cercana con otra persona, su identidad empieza a fusionarse con la de ella. En ese momento el cerebro se confunde al procesar cuáles son las propiedades del yo y las del otro, pero eventualmente empieza a apropiarse de las características e intereses del otro, así no reflejen las suyas.  

Lo mismo ocurre con el equipo del que se es hincha: la gente adopta su identidad a un nivel tal que el cerebro asume las victorias y derrotas como personales. Mientras haya más elementos para identificarse con el equipo, como por ejemplo que sea de la misma ciudad o que los colores, los jugadores y su estilo de juego sean del agrado del hincha, el sentimiento será mucho más fuerte.

Semana.com: ¿Qué sucede a nivel fisiológico y psicológico cuando un hincha ve jugar a su equipo?

E.S.: Cuando se observa cualquier tipo de competición, hay una respuesta hormonal inconsciente. En los hombres, por lo general se incrementa el nivel de testosterona como respuesta al desafío que se avecina. Y cuando termina el partido aumenta en los ganadores y disminuye en los perdedores. 

El primer estudio en mostrar algo al respecto fue realizado durante la final del Mundial de Estados Unidos 1994, cuando Brasil e Italia empataron 0 a 0 y en los penaltis ganaron los sudamericanos. El investigador encontró que después de la ronda de penales a los hinchas de Brasil que estaban sentados en un bar viendo el partido a 5.000 kilómetros de distancia se les incrementó el nivel de testosterona, mientras que a los italianos se les bajó. 

Esto se aplica también en otro tipo de competencias como la política. Un investigador evalúo los niveles de testosterona en los votantes a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2008 y encontró que aumentó en los seguidores de Barack Obama y disminuyó en los de John McCain. Mucha gente suele decir que la política y el deporte se parecen, y no están lejos de la verdad, pues a nivel hormonal parece ser cierto. 

Tanto en las mujeres como en los hombres aumentan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y de oxitocina, la hormona relacionada con el amor y la confianza. Probablemente suben y bajan conforme va avanzando el partido, aunque la ciencia no es muy clara en este punto. 

Lo importante es entender que el nivel hormonal, crezca o baje sin control, no cambia si a la persona no le interesa el partido, lo cual significa que los factores psicológicos que hacen hincha a alguien controlan su respuesta reflejo al observar el juego. Más importante aún es que las hormonas no controlan el comportamiento. Una persona puede tener un incremento del nivel de testosterona después de un partido victorioso y sentirse más agresivo por el resultado, pero las áreas del cerebro que rigen el autocontrol le dirán que no actúe de esa manera violenta. La conducta depende mucho más de la cultura en la que vive una persona que con su biología.    

Semana.com: ¿Cómo actúa el cerebro durante un partido?

E.S.: En el cerebro se activan las neuronas espejo, un grupo de células nerviosas que se encienden cuando una persona observa una acción y la imita. Esto hace que el cerebro entienda rápida y profundamente las acciones de otras personas. Estas neuronas, que fueron descubiertas en Italia hace unos 20 años, son importantes también porque se encargan de planear y ejecutar acciones que la persona realiza. Se activan si alguien patea el balón o ve a alguien haciéndolo, e inclusive dice la palabra “patear”. 

Gracias a estas neuronas la gente se apropia del dolor de otros con solo ver sus expresiones corporales. Pero a veces el hincha por su naturaleza ve a un jugador cayéndose en el campo y en vez de sentir dolor piensa “¡Está haciendo teatro!”, o peor aún, se alegra de que esté lesionado. Esto evidencia que así la persona esté reflejando el mundo inconscientemente, algo en su cerebro le está hablando a las neuronas espejo y diciéndoles cómo interpretar lo que ven. Qué es ese “algo” es un interrogante interesante que la neurociencia está tratando de resolver. 

Semana.com: ¿Se puede hablar de adicción al deporte o es simplemente una obsesión?

E.S.: Esta es una pregunta muy delicada. La adicción es sorpresivamente muy difícil de definir, y las que se han dado tienden a mostrar el lado negativo de que una persona tenga una pasión en su vida. Puede haber algunos casos en que las personas sean tan apasionadas que sus vidas pueden arruinarse de la misma forma que le pasa a los alcohólicos o drogadictos, pero a la mayoría no le sucede. Si alguien pierde su trabajo, a sus amigos y su familia porque no puede dejar de preocuparse por los deportes, entonces puede llamársele una adicción. Pero para la mayoría de hinchas ese no es el caso. Toda la gente lucha por acoplar sus pasiones al resto de sus vidas, y en el caso de los fanáticos del deporte no es distinto. Desde que se mantenga como eso y nada más, puede ser hasta saludable. 

Semana.com: La violencia es uno de los aspectos más negativos del deporte, especialmente el fútbol. ¿Qué encontró al respecto en su investigación? 

E.S.: La violencia entre hinchas, ese es un tema muy interesante. No existe una sola causa de violencia, para evaluar un acto de este tipo hay que analizar la naturaleza, la cultura y el entorno. Los deportes pueden activar elementos en la biología humana que los hace estar urgidos de violencia, desde el aumento súbito de testosterona hasta la perdida de empatía con los demás. 

En una serie de estudios realizados en Inglaterra, pudieron darse cuenta que cuando se introduce un elemento competitivo los hombres cambian y las mujeres no. Los hombres tienden a agruparse, a cuidarse las espaldas pero al mismo tiempo a ser más autoritarios. Se muestran muy interesados en quién lidera y establece las jerarquías. En las multitudes la gente puede cambiar su identidad subjetiva por una colectiva.

Pero cada una de estas necesidades biológicas varía por cada individuo. Yo tengo la misma biología que cualquier otra persona y cuando veo deportes mi nivel de testosterona sube y baja, mi empatía hacia los jugadores del equipo rival y sus hinchas disminuye, comprendo quién está conmigo y quién está en contra. Pero no me vuelvo violento, porque hay otras partes de mi cerebro que están actuando. Tengo autocontrol que maneja mis impulsos. Tengo partes racionales y emocionales en mi cerebro que entienden la situación y las consecuencias negativas de la violencia. 

Estas fuerzas son muy enérgicas y en la mayoría de personas logra controlarlos para que no se vuelvan violentos. Yo no metería esta discusión dentro del debate naturaleza vs. aprendizaje. El autocontrol, la razón y el análisis del costo-beneficio son parte del cableado básico de nuestros cerebros de igual forma que la biología y el gusto por la guerra. No es un caso puro de la biología tirando hacia una dirección y la cultura hacia otra. 

¿Pero qué hace a un fanático o a los fanáticos violentos? Simplemente el entorno, y particularmente la expectativa, ambas juegan un rol enorme. Incluso si la cultura no condena la violencia, si alguien va a un estadio y la gente generalmente espera que allí haya violencia – como ocurrió en tantos estadios de Inglaterra en los años 80 – eso les permite a los individuos que están decididos a ser violentos a empezar los disturbios por cualquier razón. 

Pero si la gente sabe que va a ser condenada por incitar a la violencia, si hay un esfuerzo coordinado para dejar claro que ningún tipo de violencia es aceptable -que es lo que Inglaterra ha hecho recientemente a pesar de que algunos hinchas siguen promoviendo este tipo de conducta- será más probable que los hinchas de barras bravas dejen de hacerlo. 

Otro factor que influye para este tipo de actos es el alcohol. Este disminuye el autocontrol, y la gente que normalmente no es violenta se vuelve por pasarse de tragos. Yo no tengo cifras, pero sé que por ejemplo en Estados Unidos el equipo local no vende alcohol. Creo que esta medida sirve para reducir la violencia entre hinchas.

Un punto final respecto a este tema es que los deportes también pueden representar frustraciones o motivaciones de otras áreas de la vida. Algunas personas son violentas o tratan de serlo y los deportes son el lugar para hacerlo. Los juegos internacionales de fútbol entre rivales geopolíticos también pueden ser una excusa para la gente que planea atacar a su contendor. Yo he visto estudios científicos al respecto.

Supongo que el punto más importante es el primero que mencioné: se debe mirar cada caso de forma individual y mirarlo de cerca para saber qué ocurrió y por qué. Cuando se hace de esa forma, queda claro que tiene mucho que ver con la situación y el entorno que con los deportes netamente.

Semana.com: En Colombia hay un dicho que dice “Se puede cambiar de novia o esposa, pero nunca el equipo de fútbol”. ¿Qué piensa de esta frase? ¿Por qué el hincha es tan fiel?

E.S.: Esa frase es fabulosa. Yo creo que dice mucho acerca de lo gratificante que es ser fanático del deporte, lo cual nos devuelve a la respuesta de la primera pregunta. Los deportes significan mucho y la gente siente mucha pasión porque se sienten identificados. Para los más románticos, diría que los deportes son el ancla que los mantiene aferrados a este universo turbulento. 

Y esta frase que mencionó habla mucho de la confianza y de cómo la gente escoge y decide cuál es su identidad. Porque a decir verdad también se aplica lo contrario: tu novia o tu esposa pueden cambiarte siempre, pero tu equipo de fútbol no, y nunca lo hará. 

Por supuesto que las relaciones humanas son mucho más importantes y reales que la que se mantiene con un equipo. Pero si ellos deciden definirse a sí mismos como hinchas de un equipo en particular, entonces estarán blindados de lo que pueda pasar en sus relaciones sentimentales.