G E N E T I C A

El árbol familiar

Entender las historias de salud de los ancestros es una poderosa guía para tomar decisiones médicas en el presente.

15 de octubre de 2001

Conocer sus genes puede salvarle la vida, dice Aubrey Milunsky, una genetista y pediatra autora del libro Su destino genético. La predisposición genética no significa predestinación. Si su historia familiar sugiere que una persona porta un gen peligroso, eso la coloca en un estado de alerta. Los hombres cuyas madres han tenido cáncer de seno pueden por ejemplo estar en riesgo de tener cáncer de colon o de páncreas. Conocer esta información debería llevar a hacerse exámenes con más frecuencia y a un tratamiento temprano.

Las mujeres que se enteran de una historia de cáncer de seno o de ovarios antes de la menopausia pueden decidir hacerse un examen para saber si tienen el gen BRCA1 o el BRCA2. A continuación se ofrecen unas guías que le ayudarán a entender su propio pasado genético. La primera es buscar sus raíces. Para conocer el árbol médico es necesario recurrir a los historiadores orales de la familia, los que más recuerdos tengan. Hay que contrastar los recuerdos con las historias médicas, reportes de autopsias y certificados de defunción. Aun las viejas fotos familiares pueden ayudar. Milunsky recuerda la foto de la abuela de un paciente cuyos párpados confirmaban un tipo de distorsión muscular. No obstante es necesario ser escéptico. “Entre más distante la historia es menos relevante para la presente generación”, afirma Vivian Weinblatt, presidenta de la National Society of Genetic Counselors. Y menos confiable. Los parientes pueden decir que la abuela murió de un cáncer femenino, pero no especificar si se trataba de un cáncer de ovario que puede ser hereditario o de uno de cuello uterino que es causado por enfermedades transmitidas sexualmente.

Una vez se ha hecho toda esta indagación comparta la información. “Este árbol familiar es un documento importante que debe ser guardado por todos los miembros de la familia”, dice Milunsky. Saber que un miembro de la familia lleva el gen del mal de Huntington, una enfermedad neurodegenerativa de los adultos, puede hacer a una pareja adoptar niños en lugar de tenerlos o de usar óvulos o espermatozoides de donantes. “Aun si no hay cura habría todavía decisiones para la vida”, dice Weinblatt.

Algunos riesgos son étnicos. Un 6 por ciento de los judíos esquenazis lleva una mutación en un gen que puede llevar a un cáncer de colon. Uno de 12 afroamericanos porta una mutación que predispone a la anemia de células, y por lo menos un 5 por ciento de los caucásicos tienen un defecto en el factor V que los predispone a desarrollar coágulos de sangre en las piernas.

Finalmente estas opciones influyen la vulnerabilidad. Si bien usted no puede cambiar sus genes sí puede cambiar sus hábitos. Si varios miembros de su familia han padecido envejecimiento arterial, sus descendientes deberían tener una rutina de ejercicios y mejorar su dieta y considerar tomar una aspirina al día para mantener las arterias libres de coágulos y así disminuir el riesgo de pequeños derrames asociados con la pérdida de memoria.

“Si usted se escapó de una de las enfermedades infantiles cuando tenga 50 años, el 80 por ciento de qué tan bien y cuánto viva está bajo su control”, afirma el gerontólogo Michael Roizen, autor de Real Age: Are you as yong as you can be? El trabajo de detective genético puede incrementar este control y no necesita ser Sherlock Holmes para descubrirlo.