La capacitación de los maestros sigue siendo el principal obstáculo en el tema

EDUCACIÓN.

El aula digital

En algunos colegios colombianos, la tiza y el tablero fueron reemplazados por computadores y celulares. Pero aún falta más para integrar la tecnología al aprendizaje. , 96151

11 de octubre de 2008

Para la mayoría, el aprendizaje en el colegio habría sido más agradable sin el polvillo de la tiza -que disparaba las alergias- o la tragedia de que el profesor borrara el tablero sin que algunos hubieran podido copiar la información. En educación el refrán de "todo tiempo pasado fue mejor" parece no aplicarse. "A mí me habría gustado no tener que imaginarme las figuras geométricas sino verlas en 3D, o entender un conflicto viendo los mapas interactivos de hoy y no tener que disecar el sapo sino poder ver su aparato digestivo en un simulador", dice Andrés Jiménez, gerente de Educación de Microsoft.

Su cargo le ha hecho ver las ventajas que tienen los alumnos de hoy, pues en algunos colegios la tecnología ha sido invitada al aula para fortalecer los procesos de aprendizaje. En lugar del viejo tablero verde, las aulas tienen uno electrónico que envía la información escrita vía correo electrónico. También hay software para hacer más comprensibles materias complicadas como la física o ahorrar tiempo en el dibujo de planos cartesianos. La geometría se puede ver en tres dimensiones, la geografía se aprende con fotos reales y herramientas como Google Earth, y un conflicto en Chechenia se entiende más fácilmente con una enciclopedia Encarta en línea.

En el Colegio Alemán de Cali, uno de los contados en Colombia que se han metido de lleno en la experiencia de e-learning, sus directivas han decidido no tener una asignatura llamada informática, sino llevar los computadores y otros dispositivos electrónicos a clase para que los alumnos puedan sacar provecho de su potencial. En otras palabras, dejaron de usar el computador como fin, para convertirlo en un medio para el aprendizaje. Para ello no sólo tuvieron que establecer una red interna, Internet inalámbrica y un sitio web, sino adquirir aulas móviles, es decir, armarios con rodachinas que tienen 25 computadores portátiles, videobeam y una serie de programas que incluyen enciclopedias, mapas, editores de video y otras herramientas pensadas para el colegio. "Nuestro sueño es que en 10 años cada alumno venga con su computador",dice Holger Rieck, rector del colegio.

No sólo resulta más divertido para los estudiantes, sino que el maestro, que antes gastaba mucho tiempo pintando gráficas y mapas en el tablero, ahora puede concentrarse en otros procesos. "Yo tenía que pintar el plano cartesiano a mano", dice Héctor Fabio Solarte, jefe de área de matemáticas. Como el computador hace esa tarea en segundos, él ahora se dedica a analizar la resolución del problema con los alumnos. En el gimnasio campestre Los Cerezos, en Bogotá, este año empezaron a integrar la tecnología al aula. Cuando un alumno no puede ir al colegio se conecta desde su casa y a través de cámaras de video se integra a la clase.

Incluso el celular, considerado el mayor enemigo en los colegios, ha pasado a ser un aliado. En Estados Unidos, los niños con problemas para aprender ciencias y matemáticas usan dispositivos 3G, como el iPhone o las PDA, para ver estas asignaturas en lugares diferentes al salón de clase. Un programa piloto se llevó a cabo en un estadio durante un partido de béisbol. "En la pantalla donde están los marcadores, ellos veían una pregunta como '¿una bola de béisbol corre más rápidamente en un terreno mojado o en uno seco

' y debían contestar en un mensaje de texto. Si era correcta, se le enviaba una siguiente pregunta a su celular", dice Robert Sanregret, experto estadounidense que vino la semana pasada al II congreso de e-learning en Bogotá. Según él, el celular no sólo sirve para enseñar, sino para evaluar. El alumno recibe un cuestionario por correo electrónico que debe enviar de vuelta con las respuestas.

Muchos pensarán que este sistema propicia la copia, pues un estudiante con un aparato conectado a Internet puede buscar en segundos las respuestas de un examen. Pero los expertos consideran que el sistema de aprendizaje se debe adaptar a las nuevas circunstancias. "Pelear contra el celular es absurdo", dice Ramiro Aponte, presidente de Latined, una franquicia de e-learning en Colombia que organizó el evento. "El modelo de evaluación tiene que cambiar. Un examen de conocimientos es anticuado y lo que se debe evaluar ahora es el proceso, el análisis", agrega. Casi todos los entrevistados por SEMANA consideran que los niños de hoy son diferentes y el maestro debe "hablar el lenguaje de ellos, y no al contrario, dice Solarte. El profesor debe sentarse en el computador y aprender por qué debe cambiar de paradigma", agrega.

La mayoría de los expertos coincide en que el temor es el principal motivo por el cual los colegios y los profesores sienten rechazo hacia la tecnología. "Los estudiantes saben más de estos temas y van más rápido, lo que hace sentir al maestro en desventaja", dice Aponte. Una anécdota en Los Cerezos habla por sí sola. Al demostrar cómo usar el tablero electrónico, los instaladores tuvieron un problema y un niño de 9 años logró resolverlo. "Ellos vienen con el chip digital en la cabeza", dice Jiménez.

Pero también está el miedo al costo, pues muchos colegios creen que hacer el cambio requiere una gran inversión, mientras la realidad muestra que hay muchas facilidades para los colegios. Estos mitos hacen que el tema no tenga la importancia debida. Sergio Quiceno, gerente de Los Cerezos, cuenta que fue invitado a comienzo del año a una reunión para hablar sobre la importancia del e-learning y la mayoría de los colegios envió como representante al profesor de informática, cuando "este tema debería ser primordial para las directivas".

Los estudios han demostrado que integrar la tecnología en el aprendizaje es crucial no sólo para mejorar la calidad de la educación, sino para acortar la brecha digital que existe entre los países pobres y los ricos. "Permite crear un mayor espíritu de investigación y un mejor diálogo con el maestro", dice Piedad Caballero, investigadora del tema de la Universidad Pedagógica. Sanregret menciona un estudio realizado en West Chester, Pensilvania, entre 500 niños, la mitad de los cuales tuvo que hacer una tarea de la manera tradicional, con papel y lápiz, mientras la otra mitad usaba aparatos tecnológicos. Los niños de este último grupo tuvieron mejores respuestas. Para Sanregret, la explicación es que hacer la tarea con estos aparatos resulta más divertido para los jóvenes y le da al profesor mejores mecanismos de seguimiento para cerciorarse de que la hicieron. "Además, es probable que la gente no tenga un computador en casa, pero casi todos tienen un celular, de modo que es una gran oportunidad para explotar". Jiménez señala que este aparato es muy útil para mantener a la comunidad enterada, pues un e-mail puede informar que se canceló una clase o que mañana hay una tarea para entregar.

La ignorancia es tal en ciertos lugares del país, que cuando se le pide al profesor que suba el mouse en la pantalla, éstos lo levantan de la mesa. Pero Caballero ha visto que cuando el maestro se acerca a la tecnología, se vuelve más creativo. Por eso el principal tema hoy es capacitarlos. Según Claudia Zea del Ministerio de Educación, ya hay 75.000 docentes formados -de 300.000- en colegios públicos y existe una cobertura del 80 por ciento de salas digitales en dichos planteles. Aunque destaca estas buenas intenciones y muchas experiencias interesantes, Caballero asegura que se requiere una política más contundente y agresiva para estar al mismo nivel de otros países latinoamericanos como Chile y Argentina, donde comenzaron estos programas mucho antes que en Colombia. "El problema es de acceso a la tecnología, pues cuando al maestro se le explica, se entusiasma y quisiera tener un computador. Aclara que no se trata de usar la tecnología sólo por usarla. El profesor tiene que saber que usar Excel o cualquier otro programa es efectivo y tiene un significado en el proceso de enseñanza", enfatiza.

Tradicionalmente la escuela ha estado regazada de los procesos tecnológicos, pues es una institución conservadora. De hecho, hay todavía sectores renuentes a creer que la tecnología ayuda. Consideran que los niños se pueden distraer con estos aparatos y dedicarse a chatear o a otras cosas. Pero quienes ya han hecho el clic dicen que este peligro se puede evitar al controlar estrictamente que el celular o el computador sólo se usen en ciertos momentos. "El profesor es un facilitador fundamental en el proceso", dice Jiménez. Esto es indispensable para que los alumnos no tengan que aprender como él lo hizo, de una manera pasiva, sino en forma interactiva y divertida. Los recursos están allí para aprovecharlos.