Lo más difícil es superar los dos días de ayuno en los cuales la persona solo puede comer 500 calorías. Una dieta normal debe tener 2.000. | Foto: Pantherstock

NUTRICIÓN

El ayuno intermitente: la nueva dieta de moda

Una nueva dieta que promete bajar de peso sin sacrificar los chocolates y el chicharrón causa furor en el mundo. Pero los expertos todavía no se convencen de sus beneficios.

16 de febrero de 2013

La última tendencia en regímenes alimentarios para bajar de peso es la dieta intermitente. Consiste en comer sin restricciones durante cinco días y someterse a un ayuno los dos restantes de la semana. Está en furor en Gran Bretaña donde también se le conoce como la dieta 5:2, pero ya comienza a tomar adeptos a este lado del Atlántico.


El gran atractivo es que la gente pierde peso sin tener que sacrificar dulces o grasas.

El mecanismo de acción es sencillo. Al final de un día de ayuno, cuando se ha consumido toda la glucosa en la sangre, el organismo debe recurrir a la grasa guardada en el hígado para mantenerse en pie. “Entonces el cuerpo comienza a quemar grasa para obtener la energía”, dice Mark Mattson, un experto en dietas del American National Institute of Ageing, en Estados Unidos.

El ayuno también detendría el proceso de envejecimiento pues disminuir la comida en ese par de días baja los niveles del factor de crecimiento insulínico tipo 1 o IGF-1, por sus siglas en inglés. Esta es una hormona que promueve la multiplicación de las células, y si bien es crucial en las primeras etapas de la vida cuando un ser se está desarrollando, en un organismo adulto puede ser un factor de riesgo para el cáncer.

El precio que se paga para lograr estos beneficios es sobrevivir dos días no consecutivos a la semana haciendo una dieta de entre 500 calorías para mujeres y 600 para hombres. En la mesa esto se traduce en una pequeña taza de fresas al desayuno, ensalada con 100 gramos de jamón al almuerzo y sopa ligera a la comida. Para soportar el hambre aconsejan tomar mucha agua. Ciertas personas recomiendan dejar la máxima ingesta para el desayuno pero otros señalan que la dieta es más llevadera si la comida fuerte se deja para la noche. De cualquier manera, la gente reporta haber perdido en un solo mes 9 kilos, o al menos una talla, con este régimen.

La acogida ha sido tal que ya hay disponibles más de seis libros sobre el tema en librerías, algunos de ellos especializados en recetas. Y en foros de las redes sociales sus seguidores se reúnen a comentar sus progresos. La clave, según algunos, es conocer muy bien las cantidades que se deben consumir en los días de restricción calórica, pero al mismo tiempo no darle rienda suelta al apetito en los cinco en que se permite comer de todo. 

Recientemente, Michael Mosley un médico y periodista inglés, autor de un libro sobre el tema, realizó un documental para el programa Horizon de la cadena BBC donde cuenta su experiencia con el régimen. Relata que en diez días perdió un kilo, un cuarto de su grasa corporal y mejoró sus niveles de azúcar en la sangre. Esta emisión multiplicó los seguidores de la dieta. ?Pero en la medida en que crecen los adeptos, la lluvia de críticos también aumenta. Algunos consideran que este tipo de regímenes puede generar desórdenes alimenticios. “Yo la hice a los 20 años y se llamaba bulimia”, dice Zoe Harcombe, autora del libro The Obesity Epidemia.

Otros señalan que todo lo que se pierde en los días de restricción se puede ganar en los cinco días restantes. Pero Crista Varady, profesora de Nutrición de la Universidad de Illinois en Chicago, Estados Unidos, una de las que más ha investigado el tema, señala que no es así. “Al principio pensaba que la gente iba a comer un 175 por ciento de su necesidad calórica para compensar los días de ayuno, pero resulta que solo come un 10 por ciento más de lo normal”, dice.

Ayunar o restringir el consumo calórico no es malo. Para Patricio Uribe, autor del libro La dieta de Matusalén, el problema es que este tipo de dietas no puede indicarse de manera generalizada porque cada organismo es diferente. Según él, existen tres tipos de metabolismos que el llama Woody Allen, Rafael Nadal y Mercedes Sosa. “Alguien con un metabolismo rápido tipo Woody Allen no resiste un ayuno sin un soporte de nutrientes, y uno Mercedes Sosa se debe estimular para que sea más rápido”, explica.?En lo que todos coinciden es en que un ayuno debe estar vigilado por un especialista para evitar descompensaciones en los niveles de azúcar y no comprometer la energía que se requiere para trabajar. Para Uribe la dieta ha tenido muchos adeptos porque promete bajar de peso con autoindulgencias. “La gente puede pecar, rezar y empatar”. Por eso no le augura mucho éxito futuro, pues carece de un elemento crucial y es el compromiso para mejorar los hábitos de vida a largo plazo.