El corazón femenino

El infarto se ha convertido en el enemigo número uno de las mujeres.

14 de junio de 1993


POR AÑOS SE PENSO QUE LAS MUJERES tenían una protección especial contra el infarto. Pero la verdad es que la incidencia de enfermedades cardiovasculares es igual para los dos sexos. Lo que sucede es que las mujeres desarrollan problemas cardíacos 10 años más tarde que los hombres -usualmente después de los 65 años-, pero también es cierto que sobreviven menos. No sólo el infarto en las mujeres suele ser fatal, sino que también tienen dos veces más riesgo de muerte en las semanas siguientes a una cirugía de corazón.
Como resultado de ese mito, que predominó por décadas, hasta hace pocos años la ciencia médica se interesó por el estudio de la enfermedad coronaria en las mujeres. Y tal vez por eso los médicos las tratan a ellas en forma mucho menos agresiva de lo que tratan a sus pacientes hombres. Por ejemplo, las estadísticas muestran que menos mujeres que hombres se someten a las modernas técnicas de tratamiento, como la caterización, para diagnosticar qué tan avanzada está la enfermedad; o la angioplastia, para desobstruir las arterias.
Aunque en el sexo femenino el mayor factor de riesgo es la edad, no es lo único que cuenta. Bajo los mismos factores de riesgo, a las mujeres les va peor que a los hombres. Un hombre de 55 años que fuma, tiene presión arterial alta y niveles altos de colesterol, duplica su riesgo de un ataque cardíaco. En una mujer, las probabilidades se triplican. Las razones por las cuales se cree que la enfermedad coronaria es más severa en las mujeres que en los hombres es porque sus arterias son más delgadas y pequeñas. Por eso, si algo se ha aprendido en los últimos años, es que las mujeres deben concentrarse tanto como los hombres en la prevención de la enfermedad coronaria. Por suerte, muchos factores de riesgo pueden ser alterados. La única excepción es una historia familiar de problemas cardiovasculares. Si uno de los padres ha tenido un ataque cardíaco, el riesgo de una mujer se duplica. Pero si no se puede elegir a los padres, el hecho de saber que hay una historia familiar de problemas cardíacos sirve para alertar acerca de la posibilidad de sufrir enfermedad cardíaca y asegurarse que no cuenten otros factores de riesgo. SEMANA consultó con el doctor Juan José Navia, director científico de la Fundación Clínica Shaio y del Centro de Prevención Cardiovascular, sobre los factores que las mujeres deben tener en cuenta para asegurar un corazón saludable:

1. PRESION ARTERIAL ALTA

La hipertensión aumenta las probabilidades de sufrir un infarto o un ataque cardíaco. Mientras los hombres hipertensos tienen más alto riesgo antes de los 55 años, cuando las mujeres llegan a la menopausia, este se equipara. Después de esa edad, la mitad de las mujeres sufren hipertensión y, a los 65 años, dos de cada tres son afectadas por la presión arterial alta. Aunque algunos estudios han sugerido que la mediana hipertensión - 4090 - puede ser menos peligrosa para las mujeres, pero la opinión general de los médicos es que es importante que las mujeres mantengan su presión arterial en un rango normal.
Para ello, la mejor ayuda es: controlar el peso, disminuír el consumo de alcohol y hacer ejercicio regularmente (30 minutos a una hora, tres o cuatro veces por semana, contribuye a bajar la presión arterial entre un 10 y un 15 por ciento). En cuanto a la dieta, es un tema controvertido. Mientras muchos expertos creen que una alimentación baja en sal es moderadamente efectiva para controlar la presión arterial, otros señalan que más que un exceso de sal es la deficiencia de calcio el factor más importante. Diversos estudios han mostrado que pacientes con mediana hipertensión han logrado reducir su presión sanguínea a niveles normales, tomando suplementos de calcio. También se ha hablado de dietas ricas en potasio y magnesio. Sin embargo, indica el doctor Navia, "el estudio más amplio que se ha hecho sobre hipertensión arterial señala que los dos aspectos más importantes, no farmacológicos en el tratamiento de la presión arterial alta, son la reducción de peso y la dieta baja en sal".

2.ALTO COLESTEROL EN LA SANGRE

Es el mayor factor de riesgo para la arterioesclerosis, una condición en la cual las grasas se adhieren a las paredes de las arterias, impidiendo el flujo sanguíneo y conduciendo eventualmente a un ataque cardíaco o infarto. Un nivel de colesterol entre 200 y 239 miligramos por decilitro es considerado el límite, por encima de 240 es alto. El ideal es mantenerlo por debajo de 200.
Pero enfocarse en el colesterol total no es suficiente. Las "buenas" lipoproteínas de alta densidad (HDL) pueden ser más importantes, particularmente entre las mujeres quienes tienden a tener más altos niveles que los hombres, durante la época premenopausia. Después la caída de estos niveles aumenta el riesgo. Las que están en más alto riesgo son aquellas mujeres cuyos niveles de HDL están por debajo de 40 y sus lipoproteínas de baja densidad (LDL) por encima de 130.
La razón para desear más altas HDL, es que éstas transportan el colesterol de las arterias al higado, para que sea eliminado por el organismo. Y menos LDL, porque éstas lo llevan a los tejidos, donde se adhieren a las paredes de las arterias.
Las LDL altas se pueden reducir con una dieta baja en grasas saturadas (la recomendación general es que no más del 30 por ciento de las calorías del consumo diario deben provenir de grasas). La dieta más un tratamiento con medicamentos puede también ayudar. Recientes estudios han encontrado que combinar una dieta baja en grasas con, medicamentos no solo reduce los niveles de LDL en las mujeres con una predisposición genética hacia el colesterol alto, sino que reversa la placa de colesterol construída en las arterias coronarias.
El ejercicio también es importante. Según los especialistas, las mujeres que consumen una dieta baja en grasas y practican ejercicio regular, reducen tanto sus niveles de LDL como los triglicéridos; pero además el ejercicio ayuda a aumentar el HDL: el simple hecho de caminar dos kilómetros, cuatro a cinco veces por semana, aumenta los niveles de HDL en un seis por ciento, lo que significa casi un 20 por ciento de reducción del riesgo de enfermedad cardíaca.

3. DIABETES

La incapacidad del organismo para metabolizar el azúcar da a una mujer un riesgo de ataque cardíaco tres veces mayor que el de una mujer no diabética, y cuatro veces más alto que el de un hombre no diabético, independientemente de su edad.
La forma más común de diabetes (Tipo II, o diabetes del adulto), no dependiente de insulina, afecta a más mujeres que hombres después de los 45 años. La mayoría están al menos 20 por ciento por encima de su peso normal. Pero la reducción de peso y el ejercicio parecen retrasar la aparición de la diabetes. Como la diabetes aumenta la cantidad de colesterol y otras grasas en la sangre, se aconseja una dieta baja en grasas.

4. OBESIDAD

Como la diabetes implica un más grande riesgo para las mujeres que para los hombres, el exceso de peso no solamente aumenta la susceptibilidad a la diabetes, sino también el colesterol en la sangre y la presión arterial, poniendo cargas adicionales al corazón. Los expertos señalan que las mujeres con 30 por ciento o más del peso ideal son dos veces más vulnerables al infarto o ataque cardíaco.
Pero dónde están esos kilos de exceso, también representa un papel. Es mucho mejor tener forma de pera que de manzana. Es decir, es mejor que los kilos estén en las caderas y muslos a que se depositen en el estómago. Perder peso - particularmente en la mediana edad- reduce el riesgo, pero también cómo una mujer maneja sus dietas puede incidir en el pronóstico. Un estudio publicado recientemente muestra que quienes suben y bajan de peso constantemente -dietas yo-yo-, tienen un más alto riesgo de desarrollar enfermedad coronaria que aquellos que no plerden tanto peso.

5.FUMAR

El cigarrillo es la causa de la mitad de los ataques cardíacos en las mujeres premenopáusicas. De uno a cuatro cigarrillos al día dobla el riesgo y de cinco a 14 cigarrillos al día, lo triplica. La razón es que el fumar fuerza el corazón, porque causa la constricción de los vasos sanguíneos. Pero también aumenta la presión sanguínea y el nivel de monóxido de carbono en la sangre, privando al corazón de oxígeno.
Estudios recientes muestran, además, que los fumadores tienen menos probabilidades que los no fumadores de sentir dolor de pecho cuando su corazón está siendo privado de oxígeno. Como resultado, pueden lentamente estar perdiendo músculo cardíaco y no ser conscientes de ello hasta que tienen un ataque cardíaco. Así que la única recomendación es dejar de fumar. Según los expertos, unas semanas después de haber dejado de fumar, los riesgos disminuyen considerablemente. Después de varios años las probabilidades se acercan al nivel de los que nunca han fumado.

6.ESTILO DE VIDA Y DIETA

Está más que demostrado que un estilo de vida sano puede reversar la enfermedad coronaria. Un estudio reciente en un grupo de 28 pacientes -de los cuales cinco eran mujeres- demostró que medidas como dejar de fumar, hacer ejercicio y una dieta vegetariana baja en grasas (es decir que las grasas se reducen a menos del 10 por ciento del total de calorías diarias), el 82 por ciento experimentó regresión de la enfermedad.
Las reducciones en el colesterol total y el LDL fueron comparables a las observadas en pacientes que seguían tratamiento con medicamentos para bajarlo. Pero lo sorprendente es que las mujeres parecen beneficiarse más de estos cambios. Aunque los hombres hicieron más grandes modificaciones en su estilo de vida, las cinco mujeres del estudio redujeron el bloqueo de sus arterias más que los hombres.
El papel de ciertos nutrientes también incide en la enfermedad cardíaca en las mujeres. Los investigadores han encontrado que un alto consumo de frutas y vegetales, ricos en betacaroteno, está asociado con una reducción del 22 por ciento en el riesgo de ataque cardíaco y un 40 por ciento de reducción en infarto. Los expertos estudian actualmente el efecto de combinar los antioxidantes, como las vitaminas E y C, con el betacaroteno. Al parecer, los antioxidantes pueden prevenir algunos cambios en la estruetura del colesterol, lo cual reduce la probabilidad de que causen bloqueo de las arterias. La idea es dar a las mujeres suplementos vitamínicos como prevención; pero mientras estos estudios concluyen, no está de más incluír más vegetales y frutas en la dieta.
Pero la medida que parece tener más efectos en la prevcnción de la enfermedad coronaria es el ejercicio. "El ejercicio ayuda a formar una circulación colateral que es casi como si el organismo se operara a sí mismo. Todo lo que sea aeróbico sirve. Incluso el simple hecho de caminar a la velocidas con la que la paciente se sienta bien. Una forma de medir el ritmo adecuado es el hecho de poder hablar.Esto indica que no hay fatiga", dice el especialista.

7. CONSUMO DE ALCOHOL
Desde hace un tiempo se ha sostenido que uno o dos tragos diarios disminuyen a la mitad el riesgo en la mujer de desarrollar enfermedad cardíaca. Esto se debe a que el alcohol no solo aumenta los niveles de HDL en la corriente sanguínea, sino que puede también bajar los niveles de LDL, previniendo el bloqueo de las arterias. Según los estudios, este efecto protector es mayor en las mujeres de más de 50 años.
Pero el alcohol es bueno sólo en esa moderada cantidad porque, en general, eleva la presión arterial. Según los estudios, demasiado alcohol es peligroso para el corazón. En exceso, éste aumenta tanto la presión sanguínea como los niveles de grasa en la sangre. Y se ha visto que una borrachera puede conducir al infarto.

8.ESTRES
La relación entre estrés y ataque cardíaco es bien conocida. Y no solo entre los hombres. Los expertos han determinado que las mujeres que cumplen el doble papel de profesionales y madres tienen un más alto riesgo de sufrir enfermedades cardíacas serias que aquellas que son solo amas de casa. Y un estudio publicado el año pasado muestra que el estrés puede originar hipertensión, particularmente entre las mujeres posmenopáusicas.

9.ESTROGENO
La base de todo el mito sobre la inmunidad coronaria de la mujer es el estrógeno. Esta hormona, producida por los ovarios, parece estimular la producción de HDL o colesterol "bueno", lo cual protege del infarto a las mujeres jóvenes. Pero es también la razón por la cual los riesgos de problemas cardíacos son dramáticamente más altos después de la menopausia, cuando su organismno deja de producirla. Es por eso que en los últimos años se recomienda la terapia de reemplazo de estrógeno como medida de protección. Se ha visto que un suplemento de estrógeno después de la menopausia reduce el riesgo de enfermedad cardíaca en una mujer en un 40 por ciento.
Pero mientras un suplemento de estrógeno baja los riesgos de enfermedad coronaria en la posmenopausia, esta misma hormona -contenida 10 veces más en la píldora anticonceptiva que en la dosis de terapia hormonal-, aumenta las posibilidades de desarrollar problemas cardíacos en las mujeres jóvenes. El estrógeno parece proteger solamente en bajos niveles. Y el mayor peligro lo tienen aquellas que sufren hipertensión o fuman. Según los expertos, las fumadoras que utilizan anticonceptivos orales aumentan su riesgo de enfermedad cardiaca en cuatro veces.
Pero mientras la terapia de reemplazo de estrógeno protege el corazón, también se ha visto que puede aumentar el riesgo de cáncer uterino y de seno. Es por eso que recientemente en los Estados Unidos se iniciaron serios y amplios estudios para examinar el efecto de diferentes terapias de reemplazo de estrógeno en los factores de riesgo para enfermedad cardiaca, pero estos solo culminarán hasta 1994. Por ahora, lo que las mujeres pueden hacer es consultar con el médico para determinar su propio riesgo y la conveniencia o no de la terapia de reemplazo de estrógenos.

10. TOMAR ASPIRINA
La aspirina puede ser tan efectiva en reducir el riesgo de enfermedad cardíaca tanto en la mujer como en el hombre. Esto se debe a que inhibe la formación de plaquetas que obstruyan las paredes de las arterias; en otras palabras, impide la formación de coágulos. Un estudio reciente demostró que mujeres que tomaban de una a seis aspirinas por semana presentaban un 30 a 35 por ciento de reducción en el riesgo de enfermedad cardíaca. Pero a pesar de los prometedores resultados, pocos cardiólogos están dispuestos a sugerir a las mujeres sanas que tomen aspirina como terapia de prevención. "La aspirina se aconseja en pacientes mayores de 50 años, que tengan antecedentes familiares importantes de enfermedad cardiovascular u otros factores de alto riesgo pero, siempre y cuando, si son hipertensos, sean muy bien controlados porque, de lo contrario, se aumenta la incidencia de hemorragia cerebral". En cuando a la dosis adecuada, la aspirina tiene efecto acumulativo así que puede ser dos veces por semana, en una cantidad mínima, una cada tercer día o un cuarto de tableta (100 miligramos) al día.
Lo cierto es que hasta que los científicos concluyan los nuevos estudios sobre el corazón femenino, la recomendación de los cardiólogos es que las mujeres tomen en serio aquello de la prevenión. Y como se ha visto, adoptar hábitos más saludales tiene una incidencia más poderosa en su salud que lo que la ciencia médica puede ofrecer a las mujeres hoy.