EL GEN INFIEL

Ahora resulta que el apetito sexual lo determinan los genes.

19 de octubre de 1998

Qué tienen en común Michael Douglas y David Duchovny? No sólo que son norteamericanos y que ejercen la misma profesión sino también que su desaforado apetito sexual los ha llevado a tener todo tipo de líos de faldas. A Douglas le costó el divorcio de su esposa Diandra y a Duchovny el problema estuvo a punto de arruinarle su vida. Todo porque ambos sufren de compulsión sexual. Y aunque muchos crean que son unos depravados sin pudor ni valores morales, algunos sexólogos han encontrado que la opción de vivir este estilo de vida disipado no es voluntaria sino que está ligada a los genes. Un grupo de científicos norteamericanos del Instituto Nacional de Salud en Bethesda, Maryland, bajo la dirección del doctor Dean Hamer, especialista en genética molecular, ha encontrado un gen que según él determina la libido en los seres humanos. Los científicos encontraron que la mitad de los 250 hombres que fueron estudiados poseían un gen en la forma alta de libido en su ADN. Por lo tanto, tenían mucha más tendencia a involucrarse en relaciones sexuales varias veces a la semana _y algunos hasta varias veces al día_.Meses atrás el doctor Hamer había anunciado el descubrimiento de otro gen, el D4, el cual estaría ligado al deseo de tener sexo con diferentes compañeros. Los hombres con este gen estaban insatisfechos con la monogamia y buscaban más compañeras sexuales que aquellos con otras formas del gen. El gen recién descubierto controla el nivel de la serotonina, un neurotransmisor que también puede influenciar la ansiedad y la depresión. El doctor Hamer manifestó que ambos están relacionados y que, por lo tanto, la compulsión sexual podía estar asociada con la depresión. Estos resultados han sido publicados en su libro Living with our genes (Viviendo con nuestros genes), en el cual el investigador trata el problema de los adictos al sexo como David Duchovny y Michael Douglas, e incluso de personalidades como John F. Kennedy, a quien según el médico le daba dolor de cabeza si no tenía sexo por lo menos una vez al día. Anteriormente otros científicos habían tratado de explicar este fenómeno. Por ejemplo, el doctor Robin Baker, autor del libro Sperm Wars , manifestó que los testículos grandes en los hombres son un rasgo hereditario que indica un mayor desempeño sexual. El doctor Robert Reiner, miembro de la facultad de servicios médicos de la Universidad de Nueva York, coincide con estos descubrimientos. "Algunas personas están genéticamente programadas para no ser monógamas y siempre encontrarán disculpas para no tolerar una relación. Ellos no pueden comprometerse con una sola persona", dijo a SEMANA. Ese comportamiento, según el especialista, se encuentra tanto en hombres como en mujeres.Pero hay quienes discrepan de la teoría de Hamer. El doctor Martin Richards, director del Centro de Investigaciones familiares de la Universidad de Cambridge, afirma que la libido es el producto de muchos factores y no solo de los genes. Comenta que otras influencias como las experiencias de niñez, las normas culturales y las expectativas de un individuo posiblemente tienen más peso que un gen. La sicóloga Rosalind Miles está de acuerdo. Ella no cree que el nivel de ADN pueda controlar el comportamiento sexual en los hombres ni en las mujeres. Según Hamer, sin embargo, cada cual viene con un deseo sexual determinado por ese gen hereditario y allí radica en última instancia la diferencia entre los mujeriegos empedernidos que no pueden vivir sin pensar en sexo y los más fieles y atentos maridos para quienes una sola mujer es suficiente. La compulsión sexual está ligada a la depresión