LENGUAJE
El guerrillero de la ortografía
Pablo Zulaica recorre ciudad de México con la artillería para corregir los errores que acechan en cada letrero.
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Algunos creerán que Pablo Zulaica se volvió loco. Va por las calles de Ciudad de México armado hasta los dientes y cada vez que lo cree necesario saca su artillería para poner fin a las constantes provocaciones que lo acechan a la vuelta de cada esquina.
No es un narcotraficante, ni un asesino en serie. No. Es el creador de una inédita campaña para salvar los acentos de la lengua castellana.
Y sí que va armado, porque en su morral lleva acentos de papel para corregir las faltas ortográficas que se encuentra a su paso. Acentos que se han transformado en su artillería para denunciar a todos aquellos que hacen un mal uso de la lengua.
Y su blog ha tenido 41.000 visitas en apenas un par de meses. Tal ha sido el éxito de la campaña “Acentos Perdidos” que se han abierto otros blogs en Perú y Argentina que impulsan el mismo tipo de reivindicaciones ortográficas.
Explosión en Facebook
Pablo Zulaica es un vasco de 27 años que se vino a vivir a Ciudad de México, donde trabaja como redactor en una agencia de publicidad.
La idea original era poner acentos en las calles para promover un libro sobre variantes lingüísticas. Pero al final nunca escribió el libro y se quedó con la idea de acentuar dando vueltas en la cabeza.
Más tarde se le ocurrió ofrecer sus servicios como corrector de textos en escuelas secundarias utilizando acentos pegados en las calles junto a su correo electrónico, pero llegaron las vacaciones escolares y la idea tampoco se concretó.
Fue entonces cuando se le ocurrió hacer un blog y ponerlo en Facebook. La respuesta fue abrumadora. Cuenta que recibió 4.000 visitas en dos días y que desde ese momento a cada instante se suma más gente.
¿Quiénes? De todo, contestó. “Hay lingüistas, profesores, escritores (…) hasta los alumnos de una escuelita en Colón, Argentina, salieron a las calles a poner acentos”.
¿Talibán del lenguaje?
“No soy extremista”, dijo Zulaica. “Nadie va a morir de ortografía. Esto es algo lúdico que a mucha gente le puede servir para escribir mejor”.
Zulaica lleva acentos de papel en su morral para corregir las faltas ortográficas que encuentra a su paso.
Pese a sus convicciones, el joven publicista español reconoce que la lengua está viva y que algunos artistas se toman “licencias creativas” como escribir mal a conciencia como parte de una transgresión lingüística o para comunicar cierta identidad cultural.
“Está bien, los que quieren escribir mal a propósito (…) yo lo entiendo, pero no le hacen un favor a la lengua”, expresó Zulaica.
Nada mal lo hacen las empresas. Ahí está el famoso caso de la compañía Telefónica que difunde su marca por el mundo sin el respectivo acento, algo que también ha sido denunciado por los combatientes del acento.
“Exposícion”
Hace poco vio Zulaica un cartel en un restaurante que decía “Mártes dos por uno”, con acento en la letra “a” que lo hizo detenerse a contemplar semejante transgresión a las reglas ortográficas.
Los políticos son los peores. Gastan dinero y ni siquiera ponen atención a la ortografía de sus carteles
Estaba de vacaciones en San Luis Potosí y se encontró por las calles con decenas de atentados al acento. Sin embargo, en muchas ocasiones no intervino las palabras porque se trataba de pequeños negocios familiares pertenecientes a personas que han tenido poco acceso a la educación formal.
Pero ya de regreso en la gran ciudad el escenario es otro. Aquí en el Distrito Federal ha descubierto avisos que dicen “ingeníeria” o “exposicíon”, éste último al interior de un museo.
Esos no le gustan nada a Zulaica ni a los que se han unido a su campaña de restitución de acentos que funciona básicamente pegando el tilde ausente junto a una reseña de la regla ortográfica que fue violada y enviando una fotografía con la palabra corregida al blog.
Correcciones que también se están organizando en Colombia y Costa Rica, donde otros activistas del acento están creando sus propios sitios.