TECNOLOGÍA

El nuevo Rolls-Royce eléctrico

La empresa Rolls-Royce está construyendo un auto eléctrico y la BBC tuvo la oportunidad de probarlo. ¿Pero es bueno?

Alianza BBC
1 de abril de 2011

El Rolls-Royce Phantom, de 2,7 toneladas, avanza casi en silencio sobre el asfalto de la fabrica de la empresa en Goodwood, en el sur del Reino Unido.

El único sonido que se escucha es el ligero ruido que generan las llantas, aunque es casi inaudible desde el interior isotérmico del auto.

Al estar sentado en el asiento de piel cosido a mano mientras se acelera por las calles, el carro se siente menos estable que el Phantom convencional, especialmente en caminos con curvas marcadas.

Y después de un tiempo es fácil sentirse desconectado de la máquina en movimiento y echar de menos la sensación que produce el rugido del motor de la versión a combustible.

Para los fanáticos de los automóviles, el Rolls-Royce eléctrico puede ser un vehículo lento, con una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora, aunque acelera de cero a 90 kilómetros por hora en sólo ocho segundos.

Otros pueden quejarse de la limitada distancia que alcanza, que se estima en 200 kilómetros con una carga completa de la batería, considerada la más grande del mercado.
¿Por qué comprarlo?

Claramente, el Rolls-Royce eléctrico no será del agrado de todos.

Algunos ni siquiera imaginan la posibilidad de viajar más de 200 kilómetros en automóvil; para esos viajes prefieren un helicóptero o un jet.

Hay quienes podrán enamorarse de la experiencia silenciosa o de la suave aceleración gracias a su convertidor eléctrico.

Hay clientes de Rolls-Royce que compran carros simplemente porque pueden. Algunos de ellos quizás quieran tener un auto eléctrico además de una versión que use gasolina.
Carga automática

Rolls-Royce está explorando con este auto la reacción de sus clientes e invitará a 500 de ellos a probarlo para saber si están dispuestos a adoptar la versión eléctrica del Phantom.

Este modelo está destinado a hacer más fácil la vida de sus dueños, al contar con una placa eléctrica que se instala en el piso del garaje del usuario para recargar el vehículo.

Basta con estacionarse encima y la batería se recargará de forma automática, aunque 8% de la electricidad se desperdiciará, lo que no ocurre cuando se usa un cable conectado directamente al enchufe.

Realmente las diferencias entre la versión de gasolina y la eléctrica del Rolls-Royce son mínimas, excepto en el precio.

La empresa dice que aún no sabe cuánto le costaría producir el auto eléctrico a gran escala, pero se estima que los consumidores tendrían que estar preparados para desembolsar un monto cercano a los US$960.000.

Si hay suficiente demanda, el auto podría estar en el mercado en dos años.

"Necesitamos asegurarnos de que, si invertimos en un vehículo alternativo, lograremos encontrar clientes que nos permiten que esto sea un negocio", dice el director ejecutivo de la empresa, Torsten Muller-Otvos.