EL OBISPO ENAMORADO

El prelado que escandalizó a los británicos al huir con una mujer divorciada reabre el debate sobre el celibato sacerdotal.

28 de octubre de 1996

Desde hace dos semanas en Gran Bretaña no se habla de otra cosa: el obispo Roderick Wright, de 55 años, que desapareció de su diócesis en Escocia con una mujer divorciada madre de tres hijos. Mientras los británicos están ávidos por conocer los detalles de la historia de amor los prelados cuestionan si la Iglesia podría alterar su secular ley sobre el celibato sacerdotal.
Aunque muchos pensaron que Wright sería excomulgado, la verdad es que al parecer el díscolo prelado podrá retener su título. Según el diario The Independent, fuentes de la Iglesia dijeron que Wright será obispo toda su vida, independientemente de lo que haga. El padre Tom Connelly, portavoz de la Conferencia Episcopal Escocesa, dijo que la excomunión no es una opción, "aquellos días están muy lejos", agregó. Por su parte, el Daily Telegraph citó al arzobispo Keith O'Brien diciendo que invitará a Wright a regresar a su parroquia: "Somos una iglesia de pecadores y estamos en el negocio de perdonar", dijo el obispo. Sin embargo el escándalo se agudizó días después al conocerse la noticia de que Wright y la divorciada Kathleen MacPhee habían vendido su historia al periódico News of the World. En la entrevista exclusiva Wright dice: "Quiero disculparme por el dolor y daño que hemos causado". Y agregó: "Ibamos a comenzar una vida juntos, esa era mi esperanza, pero todo se ha salido de las manos". El diario encontró a la pareja en un chalet en el noroeste de Inglaterra. Wright confesó que se había enamorado de MacPhee cuando él le ayudó porque estaba gravemente enferma con cáncer cervical. "La situación se convirtió en algo que los dos reconocimos como amor pero nunca hemos hecho el amor. Ni siquiera hemos compartido la misma cama o dormido juntos", dijo Wright, quien afirmó querer casarse con MacPhee, de 41 años. Aunque el diario no dio la cifra, los feligreses del obispo en Escocia dijeron: "Tenemos noticias de que nuestro ex obispo vendió su historia por 300.000 libras" (465.000 dólares).
Cuando la Iglesia empezaba a recuperarse del escándalo y la indignación, la confesión de un joven de 15 años alborotó de nuevo el 'obispero': Kevin Whibley admitió con lágrimas ante millones de televidentes que era un hijo secreto del prelado. Su madre, Joanne Whibley, de 48 años, habló del amor secreto que sentía por el sacerdote. "Yo he vivido una mentira y él también", dijo en una entrevista a la BBC. Por su parte Wright negó haber tenido más amantes. "No hubo más relaciones con otras mujeres. Sólo estas dos", indicó al diario en la entrevista.
Las revelaciones de Whibley hicieron que otras mujeres, que sufrieron experiencias similares, también decidieran hablar. Adrianna Alsworth, una viuda de 39 años, contó que había tenido dos hijos de un sacerdote católico que luego la abandonó a su suerte. El Grupo 7-11, una organización que apoya a las mujeres que han tenido relaciones con sacerdotes y que asegura tener más de un centenar de afiliadas, dijo que la Iglesia debe reconsiderar ciertos cambios. También algunos sacerdotes que han abandonado el ministerio para casarse han intervenido en el debate que sacude a la Iglesia británica. Mike Highland, ex sacerdote casado y con hijos, dijo a la BBC que muchos jóvenes que toman el voto del celibato cuando ingresan al seminario son emocionalmente inmaduros "Es esencial que la Iglesia no obligue a estos muchachos a mantenerse célibes", señaló.
El cardenal Basil Hume, arzobispo para 4,4 millones de católicos ingleses y galeses, dijo a la BBC que la Iglesia Católica está perdiendo candidatos porque estos quieren sentirse libres para casarse. "No es la ley divina. Es la ley de la Iglesia, así que un concilio podría modificarla". Su posición contrasta con la línea inflexible del arzobispo de Glasgow, cardenal Thomas Winning, quien condenó al obispo y señaló que podrá seguir desempeñando sus funciones si renuncia a mantener relaciones sexuales. El cardenal agregó que su Iglesia había resultado seriamente afectada por el escándalo, "que resalta la necesidad de dar a los sacerdotes mejor entrenamiento para cumplir con sus votos".