EL PROBLEMA ESTA EN LA CABEZA

Los expertos están de acuerdo en que, en definitiva, el tamaño del pene no importa. Pero incluso <BR>hay quienes dicen que mientras más pequeño mejor.

1 de marzo de 1999

Dentro de la sexualidad humana no existe un tema que haya generado tantos mitos como el
tamaño del pene. El asunto siempre logra acaloradas discusiones en cualquier escenario, tanto en círculos
científicos como enlas charlas informales entre hombres y mujeres. Las investigaciones sobre sexualidad han
logrado disipar muchas falsas creencias, pero lo cierto es que las dimensiones del miembro viril siguen
siendo un tema en el que predomina la ignorancia. Y entre chiste y chanza, la gran mayoría sigue pensando
que es importante que el hombre esté bien dotado para que la mujer pueda tener una relación sexual
placentera. Para tranquilidad de quienes se sienten 'achantados' porque hay que ver sus genitales con lupa,
los expertos están seguros de que las dimensiones no son un obstáculo para encender la pasión. El
argumento que sostiene esta teoría es que los puntos receptivos del estímulo sexual en la mujer son más
placenteros mientras más externos se encuentren. Por eso la zona erógena más importante en la anatomía
femenina se localiza en los primeros cinco centímetros de la vagina. En esa región están el clítoris, la vulva, es
decir, la zona alrededor de la entrada de la vagina, y el controvertido punto G, propulsor de orgasmos intensos,
ubicado en la pared anterior de la vagina a escasos 50 milímetros de la vulva. "Cualquier pene erecto, hasta el
más pequeño, es capaz de estimular esos lugares", afirma el médico sexólogo Pedro F. Huertas. Además la
vagina no es un tubo rígido sino un conducto flexible -de entre 10 y 12 centímetros de longitud- que está en
capacidad de recibir y adaptarse a cualquier tamaño de pene. Pese a que en el momento del orgasmo se
puede dilatar hasta 14 ó 18 centímetros, el tercio anterior de la vagina se contrae y aprisiona igual a un pene
grande como a uno pequeño, causando la misma sensación de placer.
Los inconvenientes suceden cuando la mujer ha tenido más de tres partos y la vagina se dilata. "La mujer no
logra sentir esa fricción y el hombre piensa que se encuentra en una campana", dice Huertas. Estos
inconvenientes, sin embargo, se pueden resolver con ejercicios para tonificar los músculos del amor. Los
penes grandes, aquellos que alcanzan más de 18 centímetros, llegan a una zona más profunda en la vagina
que no tiene mayor sensibilidad. Por lo tanto la longitud no se traduce en mayor goce. Al contrario, los
expertos se inclinan a pensar que bien podría aplicarse la historia de David y Goliat, en la que el más pequeño
al final resulta ser vencedor. Los miembros viriles chicos, es decir, los que en erección tienen 12 centímetros
o menos, hacen roce exactamente en esa importante zona erógena femenina. "En el caso de estimular el
punto G, para el pene pequeño sería mucho mejor", afirma la sexóloga Lucía Nader. Los más grandes, según
algunos de los sexólogos consultados, en lugar de placer pueden traer problemas. Según Huertas, un pene
erecto de 22 centímentros pierde la erección fácilmente por el peso de la sangre. Al mismo tiempo las
posibilidades de que se presente dolor durante la relación y con el tiempo ocasione traumas en el orificio
cervical son mucho mayores. "Hay casos, aunque muy raros, de mujeres que sufren mucho porque el pene
causa daño en la vagina", dice el sexólogo Alonso Acuña. Medidas extremas Pero lo cierto es que en este
tema nadie se puede dejar engañar por las apariencias. Los estadounidenses William Masters y Virginia
Johnson lograron establecer que un pene flácido no revela cuál va a ser su tamaño en erección. "Hay
individuos que tienen un órgano que mide 10 centímetros y cuando tienen la erección pasan a 15 -dice
Acuña-. Otros tienen un pene de ocho centímetros y en erección pasan a 16 centímetros". Las dimensiones
del pene tampoco guardan relación con ninguna parte del cuerpo. Las pruebas para calcular la medida a partir
del tamaño de su mano o pie son falsas. Lo que sí se ha logrado establecer es que en la raza caucásica el
tamaño del órgano viril en erección va desde los siete a los 12 centímetros y en rigidez de los 12 a los 18
centímetros, aunque pueden existir unos casos exagerados de hasta de 32 centímetros. El pene crece entre
los 13 y los 18 años. Después se estabiliza a los 20 años. Pero es muy poco lo que se puede hacer para
agrandarlo porque depende de factores hereditarios. También se cree que en la talla influye el factor racial. Es
así como las razas puras tienden a tener penes más grandes pero aumentan muy poco en erección. A pesar
de esto, algunos hombres hacen todo lo posible por aumentar el pene aunque sea unos milímetros. Por eso
inician sus relaciones sexuales con animales que, según la tradición, aseguran el crecimiento del órgano,
como sucede en la Costa Atlántica, donde el mito del pene grande como sinónimo de hombría está más
arraigado que en otras regiones del país. Otros creen que un mayor tamaño se logra con la masturbación
desde temprana edad o sometiéndose a las bombas de succión, que pueden dañar la próstata. Existen
algunas cirugías estéticas pero sólo mejoran la apariencia. Una consiste en engrosarlo mediante injerto de
grasa y la otra es una liposucción de la región púbica para que de esta forma el pene luzca más grande. "La
primera no es recomendable porque tiene riesgos. Es posible que la grasa injertada se vaya a las arterias y
cause trombos en la sangre. En la liposucción es diferente porque no se toca el pene sino la periferia y tiene
buenos resultados", dice el cirujano plástico Ernesto Andrade.
Trauma de grandes dimensiones
La verdadera causa de estos complejos está en la cabeza de quienes creen que en materia de sexo mientras
más grande las proporciones, más intenso el placer. "Así como las mujeres sueñan con los penes grandes, los
hombres prefieren los senos voluminosos, las caderas amplias y las nalgas respingadas", dice Acuña. Ese
fondo sicológico es fomentado por la cultura que muestra estereotipos de la mujer y del hombre ideal. "La
verdad es que el tamaño del órgano no es indicador de su habilidad para cumplir su función", agrega. Según
los sexólogos, muchos de estos traumas aparecen en la juventud a raíz de las burlas de los amigos, o en
artículos poco serios, en las películas pornográficas que muestran modelos con penes grandes, e incluso en
la experiencia con las mujeres, quienes en muchas oportunidades son quienes hacen el comentario sarcástico
sobre el pequeño pene de su amante. Lo importante, según los especialistas, es tratar de espantar esos
mitos, asumiendo la sexualidad con un mejor conocimiento del cuerpo y aprendiendo técnicas amatorias que
abarquen más que la simple genitalidad. Porque en últimas, como dice el viejo refrán, lo que importa no es el
tamaño del barco sino el movimiento de las olas.
El mito del pene grande subsiste debido a la ignorancia de la genteLa fuente de placerLos sexólogos opinan
que el tamaño del pene no es un asunto de importancia debido a que los puntos genitales receptivos del
estímulo sexual en la mujer son más placenteros entre más externos se encuentren. Los puntos estimulables
son el clítoris, la vulva y el punto G. Mientras más se profundiza la sensibilidad va disminuyendo. Además la
vagina no es un tubo rígido sino un conducto elástico que se adapta a cualquier miembro viril.