EL QUE PECA Y REZA...

Una encuesta revela que, contra todo pronóstico los colombianos siguen yendo masivamente a misa.

8 de julio de 1985

¿Qué si voy a misa? ¡Pero claro... !No ve que es cumplir con un precepto de la Santa Madre Iglesia. "¿Qué si voy a misa? Eso a usted no le importa. . . es cosa mía". "¿Qué si voy a misa? Qué voy a estar yendo... Yo no le creo a los curas porque ellos predican pero no practican". "¿Qué por qué voy a misa? Pues para estar en paz con Dios". "¿Que si voy a misa? Dígame ¿usted no tiene nada qué hacer? Yo sí. No me pregunte pendejadas". Así responden los colombianos cuando algún acucioso periodista o encuestador de profesión, decide establecer en qué proporción se ha perdido el hábito de ir a misa en Colombia.
Que se recuerde, nunca antes en este país del Sagrado Corazón, una firma investigadora, como Invamer, había practicado un sondeo de opinión con todas las de la ley, acerca de un tema tan espinoso y delicado como el de la sociología religiosa, que SEMANA presenta a sus lectores.

ASI SE TRABAJO...
Los coordinadores de esta reveladora encuesta nacional, sostienen que un total de 2.800 personas fueron sometidas a los siguientes interrogantes: "¿Va a misa usted? ¿Con qué frecuencia asiste usted a misa? ¿Cree usted que la Iglesia Católica está aumentando su influencia en la vida nacional o está disminuyendo su influencia?" Esos 2.800 encuestados, 1.400 mujeres y 1.400 hombres, mayores de 18 años, fueron escogidos en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Pereira, Armenia y Manizales.

¿VA A MISA USTED?
Esta primera pregunta hizo sonrojar a primíparos universitarios, encendió en ira a doradas viejecitas, rezanderas de tiempo completo de parroquias de ciudad, y arrancó blasfemias de labios de laicos, materialistas y escépticos. Tabuladas todas y cada una de las respuestas, el promedio general, con un margen de error de un 1%, es el siguiente: contra todos los pronósticos y la general presunción de que hoy día ya nadie va a misa, la realidad parece distinta: el 67.7% cumple con ese precepto y sólo un 32.3% no. Ese sorprendente 67.7% de fieles, está compuesto por una mayoría de mujeres quienes asisten en un 80.1%, mientras entre los hombres, la visita a la Casa de Dios es menos común: solo un 55.4% de los varones asisten a misa. Es decir, que las integrantes del otrora sexo débil, aparte de cumplir con los cotidianos deberes que les impone su vida laboral, social y familiar, le sacan un ratico a sus ocupaciones y se van a rezar a la capilla del barrio. Los hombres, en cambio, pierden cada día más su devoción.
Sin que se pretenda ahondar en odiosas comparaciones, el sondeo Invamer ubica así, por clases sociales, el hábito de oír misa en Colombia: la que más asiste a la celebración de ese tradicional oficio religioso, es la clase alta, un 73.4% contra un 66.8% de la clase media y un 66.7% de la clase baja.
¿Quiénes van más a misa, los sardinos o los viejitos? Ese conteo proporciona datos bien interesantes: tomando como base esos mismos 2.800 parroquianos entrevistados en distintas ciudades del país, la firma Invamer revela que el grupo de edad que confesó mayor asiduidad en asuntos eucarísticos, fue el compuesto por hombres y mujeres mayores de 50 años. Batió récords: un 83.6% va a misa. El segundo lugar lo ocupa el grupo de encuestados cuyas edades oscilan entre los 35 y 49 años. Le sigue un tercer grupo conformado por gente joven que va de los 25 a los 34 años. Los más alejados de este hábito religioso son los adolescentes: un 59.4% va a misa, porcentaje mucho más alto del que pudiera esperarse. Los demás muchachos se dedican a bailar breack o se entretienen jugando a la guerra de las galaxias en sofisticadas maquinitas electrónicas, cuando no a chutar en los potreros de los barrios.
El padre Guillermo Agudelo, párroco de la Iglesia Cristo Rey, la misma capilla que los bogotanos confunden con una funeraria, se muestra de acuerdo con los resultados de la encuesta. Sostiene que la muchachada de hoy, sobre todo aquella de las clases media y baja, está perdiendo su fe porque en los colegios donde cursan el bachillerato no se enseña la religión católica, apostólica y romana, y si se enseña, quienes la dictan son laicos y ateos que inculcan otros principios. También explica el sacerdote que la encuesta no miente, cuando con cifras señala que quienes más van a misa son las familias de clase alta, mientras que la clase media y baja se olvida de este rito católico. "Yo que he ejercido durante más de 28 años como párroco de iglesias del sur y del norte de Bogotá me he dado cuenta de que en el Chicó las capillas se mantienen llenas de feligreses sobre todo los días domingos y los de guardar y en barrios del sur como El Quiroga el hábito ha disminuido. La causa de esa deserción está en la educación. Mientras en el norte de Bogotá la juventud se educa en colegios religiosos en el sur la cátedra de religión se ha dejado en manos de laicos", dice.

BUMANGUESES, LOS MAS REZANDEROS
La encuesta Invamer cubrió un total de 9 ciudades colombianas y permitió saber que Bucaramanga, "la ciudad de los parques", está a la cabeza en el campeonato de capitales rezanderas, pues un 79.7% de los interrogados confesó que sí va a misa. A Manizales se le adjudicó, entre tanto, el segundo lugar en razón de que un 76.5% de los 200 habitantes interrogados, respondio con un sí.
De Medellín hay buenas noticias, los paisas rezan mucho; por algo ocuparon el tercer lugar en la encuesta con un 75.3%. Armenia le pisa los talones a la capital antioqueña: Invamer le anota un 70%. En Bogotá, la del conquistador Don Gonzalo Jiménez de Quesada quien la fundó con una capilla y 12 casuchas, una por cada apóstol, sus moradores no se han olvidado, de ir a misa con un 68.0% la capital colombiana pasó a ocupar el quinto lugar en esta reveladora encuesta religiosa.
No tan devotos al redil son las ovejas de los rebaños de Pereira, Cali, Barranquilla y Cartagena. Sus puntajes fueron los siguientes: 67.5, 63.0 58.3 y 56.7%, respectivamente.
Los teólogos y tratadistas religiosos, tan pronto se enteraron de que la capital santandereana tenía el liderazgo de "ciudad más rezandera de Colombia", esgrimieron diversas hipótesis. "Allí se conserva el núcleo familiar y por eso se conservan también las costumbres religiosas y morales". Por otra parte, una cosa bien distinta dijo Héctor Sánchez, un profesor de primaria, oriundo de esa ciudad: "lo que pasa es que Bucaramanga vino a ser ciudad hasta hace unos diez años o sea que todavía tiene mucho de provincia y como en toda provincia la gente es chismosa pues la gente aún va mucho a misa porque le gusta chismosearle sus cuitas al cura del pueblo en un confesionario".

POCO...PERO VAMOS A MISA...
En síntesis, la encuesta Invamer saca en claro varias cosas, pero lo que más reconforta a la Iglesia es el saber que, la mayoría de los colombianos aún va a misa. Para hacer más completo el estudio socioreligioso, los encuestadores se atrevieron a formular esta ultima pregunta: "¿con qué frecuencia asiste usted a misa?"
Los porcentajes en esta materia bajaron considerablemente: en el gran total aparece que sólo un 37.0% de los 2.800 entrevistados, confesó asistir semanalmente a la iglesia de su barrio o ciudad. Sólo un 3.6% va dos o tres veces por semana. Un 12% lo hace quincenalmente, un 9.6 asiste cada mes, un 2 cada dos o tres meses y un 3.5 lo hace con menos frecuencia. Pero, entonces, ¿cuántos no van a misa? Un 32.3% dijo muy orondo que no practicaba ese hábito religioso.
Otra pregunta ofrece resultados más inquietantes para el catolicismo. Un 54.6% de los encuestados considera que la Iglesia está perdiendo influencia en la vida nacional. Esta convicción es mayor en la clase baja (55.4%) y entre los hombres (57.7).
La encuesta pudo indicar en términos generales que si bien para un país que se consagra anualmente al sagrado Corazón los índices de práctica religiosa y de asistencia a misa debieran ser más altos, los porcentajes no dejan mucho que desear y parece que, en el fondo, los colombianos aún aplican con frecuencia el conocido refrán de que "el que reza y peca, empata".