EL RETO FEMENINO

Especialistas reunidos en Bogotá aseguran que las mujeres pueden hacer que la menopausia no sea tan terrible como la pintan.

28 de agosto de 1995

PARA LAS ABUElas ese era prácticamente el comienzo del fin. Con la menstruación parecía irse también la vida. Pero las cosas han cambiado. Si el organismo femenino tiene 30 años de fertilidad, con la expectativa de vida actual, a la mujer le esperan otros tantos años de climaterio. De ahí que la menopausia deba ser vista más como una escala técnica que como el anuncio del final de la carrera.
Es precisamente eso lo que ha llevado a los especialistas a tomar más en serio la salud de la mujer mayor de 45 años y la comunidad científica a ocuparse de estudiar a fondo los síntomas que se derivan en el organismo femenino cuando los ovarios cesan su función y dejan de producir hormonas. El pasado fin de semana la menopausia fue el tema que congregó en Bogotá a 300 especialistas de cinco países -Alemania, España, Brasil, Argentina y Colombia- durante el I Simposio Internacional, organizado por la Asociación Colombiana de Menopausia -ACM-.
El objetivo del evento es el de establecer una atención integral a la mujer en esta etapa de la vida, en la cual no sólo se incluya la parte médica sino otros aspectos importantes como la nutrición, los cambios sicológicos y la terapia física y ocupacional, explica el médico ginecólogo William Onatra, director de la ACM. Según las proyecciones, para el año 2000 habrá en el país seis millones de mujeres mayores de 50 años, un grupo de población que demandará una mayor atención médica para controlar los inevitables síntomas y prevenir sus severos efectos. El doctor Onatra, pionero de las clínicas del climaterio en Colombia, explica que esta nueva forma de atención reúne a especialistas en diferentes áreas -endocrinólogos, ortopedistas, sexólogos, sicólogos, nutricionistas, terapeutas físicos y ocupacionales- que atienden a la mujer durante ese período, que abarca desde el final de la etapa reproductiva hasta la vejez.
Pero no sólo varía la edad, también la intensidad de los síntomas físicos así como la forma de afrontarlos cambian considerablemente de una mujer a otra. Sin embargo, a diferencia de las abuelas, las mujeres contemporáneas no tienen que sufrir con resignación los síntomas provocados por el envejecimiento ovárico, porque ya la menopausia no tiene que ser tan terrible como la pintan.
En la aparición de los síntomas climatéricos intervienen tres factores: los socioculturales, determinados por el medio ambiente en que vive la mujer; los sicológicos, que dependen de la personalidad de cada paciente, y la deficiencia hormonal, que causa una variedad de síntomas físicos.
No todo es pues culpa de los ovarios. Como señala el doctor Onatra, a mejor calidad de vida mejor menopausia. "En las clínicas vemos que un 20 a 25 por ciento de las mujeres la viven en excelentes condiciones y activas". Igualmente, los temores y prejuicios pueden contribuir a agravar síntomas como la depresión, el insomnio, las jaquecas o la irritabilidad o incluso acabar con la vida sexual. Si bien la deficiencia estrogénica puede llevar a una disminución en la lubricación de la vagina y, en consecuencia, al dolor en las relaciones sexuales, las alteraciones sicológicas generadas en los prejuicios deprimen la actividad sexual tanto o más que las físicas, dice el especialista. En la encuesta citada, el 27 por ciento de las mujeres afirmaron haber experimentado pérdida del deseo sexual. Según el doctor Onatra, en ello intervienen otros factores: "En ese momento también se acaba para la mujer el mundo laboral y se van los hijos y, aunque la pérdida de los estrógenos lleva a problemas, la verdad es que quienes tienen una vida sexual activa no pierden el deseo y no sufren dolor durante la relación".
Igualmente, si el organismo no está preparado para ese drástico cambio hormonal el problema ya no serán las incómodas oleadas de calor sino enfermedades tan severas como la osteoporosis o los problemas coronarios, que son los principales riesgos de la falta de estrógeno. Por ello se ha planteado la necesidad de terapias de reemplazo para prevenir no sólo los molestos síntomas sino la pérdida de masa osea, que causa más muertes que el cáncer de útero y seno.
Sin embargo, así como el estrógeno puede bajar significativamente el riesgo de sufrir osteoporosis o problemas cardíacos, y puede ayudar a prevenir el deterioro cerebral, se sospecha que también puede aumentar el de cáncer uterino y de seno cuando se toma por más de cinco años. Es por eso que la indicación médica actual antes de prescribir estrógeno es la de establecer los potenciales riesgos y beneficios en cada paciente.
Aparte de la deficiencia hormonal, otro factor de riesgo en la menopausia es la vida sedentaria. A pesar de ello la encuesta mencionada muestra que el 60 por ciento de las mujeres mayores de 45 años no realiza ninguna actividad física o deportiva. Y la importancia del ejercicio en la prevención de la osteoporosis es crucial, ya que éste ayuda a mantener la masa ósea, reduce la pérdida de la misma y disminuye por tanto la probabilidad de sufrir fracturas y lesiones.
Los cambios de la menopausia pueden constituirse también en un factor de riesgo para la obesidad y la hipertensión arterial, lo cual conlleva a la enfermedad cardiovascular. Esto puede también prevenirse con una nutrición adecuada. No obstante, los especialistas muestran preocupación por el incremento en las mujeres del hábito de fumar, el consumo de alcohol o el exceso en la ingesta de cafeína o de bebidas carbonatadas. Preocupa asi mismo la automedicación durante el climaterio, especialmente de suplementos vitamínicos y minerales. En opinión de los especialistas la dieta de la mujer debe ser rica en lácteos o derivados, que son los que proveen una mayor cantidad de calcio. La nueva teoría es que la mujer debe, a partir de los 40 años, preparar su organismo para contrarrestar los efectos de esos dramáticos cambios hormonales. El reemplazo de las hormonas que el organismo ha dejado de producir, acompañado de sencillas medidas como una dieta sana y el ejercicio físico, pueden atenuar o evitar muchas de las molestias o problemas propios de la menopausia e igualmente mejorar la calidad de vida femenina durante el climaterio, una etapa que hoy por hoy puede significar una tercera parte de la vida de una mujer.