EN SUBIDA

Próximamente en el mercado el milagro en un frasquito: una pastilla contra la impotencia.

13 de abril de 1998

En hombre, no importa su edad, puede soportar todo tipo de malas experiencias. Sólo hay una que lo derrumba: la impotencia. Toda una vida de éxito y reconocimiento puede irse a pique por una mala performance. Al fin y al cabo la virilidad en una sociedad machista se construye en torno del desempeño sexual. La experiencia es tan dramática que muchos prefieren confesar un cáncer o alcoholismo antes que una falla del sistema. Sin embargo, como la esperanza es lo último que se pierde, ya hay una luz para aquellos que sufren en silencio su falta de aliento. Gracias a los últimos avances de la ciencia se anuncia para finales de marzo la salida al mercado de la primera pastilla contra la impotencia. Se llama Viagra, un medicamento que puede dejar en alto la reputación del paciente si se toma una hora antes de... y que puede seguir produciendo resultados cuatro horas después. ¿Se puede pedir más? La droga ha sido desarrollada por los laboratorios Pfizer y, aunque inicialmente la hicieron con la mira puesta en la hipertensión, al poco tiempo se descubrió que tenía otros efectos. Se encontró que durante el proceso de excitación sexual el organismo libera óxido nítrico, sustancia que actúa como mensajero y que permite que la sangre fluya por los cuerpos cavernosos del pene. Una vez allí otro mensajero, el GMP cíclico, contribuye a su irrigación completa y, por consiguiente, a su erección. La función de Viagra es mantener por más tiempo la actividad del GMP, de tal manera que la erección dura más tiempo. La droga fue sometida a numerosas investigaciones y evaluaciones para determinar hasta qué punto era la respuesta para la impotencia. Las pruebas clínicas comenzaron hace 18 meses y cerca de 4.500 hombres con este problema han sido tratados con Viagra. Los resultados han puesto en alto el ánimo de los pacientes, quienes han visto una efectividad del 78 por ciento sin efectos secundarios serios. Aunque Pfizer no está autorizado aún por la FDA para lanzar el producto al mercado el éxito del experimento ha sido tan arrollador que las acciones del laboratorio en Wall Street han subido 74 por ciento en los últimos meses. La expectativa crece entre los millones de hombres en el mundo que, por una u otra razón, sufren de impotencia. Y una de las ventajas indudables de la droga es que resulta un remedio más discreto y práctico que los implantes, los supositorios, las bombas de succión o las inyecciones, que es lo que hoy se tiene a la mano. Sin embargo, Viagra no debe ser tomado como un afrodisíaco, pues no funciona por sí solo sino que requiere un estímulo previo.
Mal de muchos
La mayoría de casos de impotencia se presentan en hombres que sufren de diabetes, cáncer de próstata o alguna enfermedad grave. Pero no se puede negar que, día a día, aumentan los casos de hombres que, por estrés o por la actitud más activa de las mismas mujeres, ven cómo su máximo orgullo no responde en el momento de la verdad. El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos registra cerca de 20 millones de norteamericanos con algún tipo de disfunción eréctil. Es decir, que no pueden lograr ni mantener la erección durante la relación sexual. En Colombia no hay estadísticas, entre otras cosas porque difícilmente un hombre reconoce su impotencia, salvo tal vez frente a su médico. Según el urólogo Carlos Vargas, "la persona se niega a reconocer que el problema puede ser interno y trata de buscar responsables por fuera, ya sea en la pareja, el estrés, la comida, etc". En general los hombres que sufren de este problema quieren pensar que es pasajero y que en una próxima oportunidad las cosas van a volver a funcionar. Sin embargo hay casos de impotencia crónica que requieren atención profesional, pues la disfunción puede derivarse de problemas orgánicos serios. Hay casos tan críticos que muchos hombres acuden a consulta luego de uno o dos años de fracasar, una y otra vez, en sus relaciones sexuales. Según estudios científicos recientes el riesgo más grande se presenta a partir de los 40 años. A esa edad la probabilidad de presentar este tipo de patología asciende a 52 por ciento. Pero diagnosticar este problema requiere un largo proceso. Cuando se decide llevar a cabo un tratamiento es necesario realizar una historia clínica del paciente para determinar algún tipo de enfermedad nerviosa o vascular que pueda estar relacionada. Si esta no es la causa se estudian los hábitos y circunstancias ligados al problema, como el cigarrillo, la cocaína, la comida alta en colesterol, el estrés y el alcohol. Cuando se descartan estos factores se procede a un estudio de aspectos sicológicos que puedan alterar el desempeño sexual. No obstante, los médicos aseguran que sólo el 25 por ciento de los casos está ligado a traumas de esta naturaleza. La mayor parte de los casos de impotencia crónica son por causas orgánicas. En lo que todos coinciden es en asegurar que la impotencia no significa el fin del mundo. Cada caso tiene solución y el pasar de los años no significa necesariamente olvidarse del sexo.

La pareja Si bien el hombre es el que sufre directamente el problema, la mujer también juega un papel primordial a la hora de llevar a cabo el tratamiento. "La mayoría de hombres que vienen a consulta son traídos por sus esposas", asegura el doctor Vargas, quien desde hace varios años atiende a parejas que han visto desaparecer su vida sexual. Los indicios de impotencia comienzan a presentarse en hombres con parejas estables. Hacer el amor con la misma persona toda la vida no es fácil, pues se cae en rutinas y patrones de comportamiento totalmente predecibles. Desaparece el misterio, se corre el riesgo de que se esfume la magia. Y las ganas intensas de los primeros años. Al mismo tiempo, como ya no hay disculpas para no tener una relación placentera y las mujeres asumen cada día más la iniciativa, el hombre que sufre de impotencia se ve en aprietos para explicar por qué está alicaído. Su pareja, entonces, puede llegar a irritarse y a hacer reclamos que agravan el problema. "Que a un hombre le digan impotente es lo mismo que le digan incapaz. Culturalmente se le hace creer que no sirvió como hombre", dice la sicoanalista María Eugenia Pérez. En los casos en que la impotencia es causada por traumas sicológicos la mujer, o más bien la figura materna, es un aspecto decisivo. Al parecer los hombres que tienen madres muy duras y estrictas pueden llegar a sentirse intimidados y por lo tanto se inhiben sexualmente. Algo similar ocurre con aquellos que no se sienten a gusto con la actitud activa de sus parejas. Según la doctora Pérez, los hombres que sufren de impotencia tratan de compensar a sus parejas con amor, regalos, frases de cariño y, en general, con todo tipo de manifestaciones que no lleven directo a la cama. Pero esto en lugar de solucionar el problema lo complica. El afán por recuperar el vigor perdido es a veces tan desesperado que se busca en la dirección equivocada y hay quienes recurren a curanderos, ungüentos y lociones que acaban siendo pañitos de agua tibia. Otros prefieren hacer mutis por el foro y jugarse los restos en el trabajo y otras actividades. Así dilatan y esconden su frustración. Por eso, dicen los expertos, como es mal de muchos, la salida es coger el toro por los cuernos _no poner los cuernos_ y enfrentar el problema que, contrario a lo que se cree, sí tiene solución. Y la solución, parece ser, puede estar en un frasquito.
Etapas de la erección
Mientras el pene está relajado las células musculares ejercen un hermético control sobre las arterias entrantes para evitar que la sangre fluya por los cuerpos cavernosos y se dé una erección. Cuando se presenta la excitación sexual las células musculares se relajan y el óxido nítrico lleva el mensaje para que se permita el paso de la sangre. El proceso continúa gracias al GMP cíclico, el cual se encarga de que el líquido llene todos los espacios de las cámaras eréctiles. Al presentarse esta expansión se cierran las venas y la sangre queda atrapada. Gracias a esto es posible la erección. Métodos contra la impotencia.
Entre los diversos métodos para curar las disfunciones eréctiles, estos son lo más usados:
A. Inyecciones: se aplican en la base del pene antes del acto sexual. El medicamento comienza a surtir efecto alrededor de 20 minutos después de haber sido inyectado. La primera vez debe ser administrado por un médico y luego el paciente puede hacerlo por sí solo sin exceder tres dosis semanales o más de una aplicación en 24 horas.
B. Bombas: su función es la de remover el aire alrededor del prepucio para permitir la entrada de sangre. Se utilizan antes de la relación y en algunos casos pueden dificultar la eyaculación. Son algo incómodas y la erección dura hasta que se quita el aro elástico de la base del pene.
C. Implantes: pueden ser maleables (se doblan para arriba) o inflables (se coloca una bomba y el paciente la va presionando). Son utilizados en casos más drásticos. También se pueden realizar cirugías para reparar las arterias y aumentar el flujo de sangre, sin embargo sólo sirven en casos de lesiones vasculares.