"Nuestra visión del mundo está parcialmente distorsionada por el periodismo", dice el experto. | Foto: SEMANA

Entrevista

En video: “La mejor explicación de un pasado feliz es mala memoria”, Steven Pinker

El psicólogo y escritor estuvo en Medellín para celebrar los 65 años de Confama. Semana habló con él sobre su visión positiva del mundo y cómo hacer para que siga así.

1 de septiembre de 2019

SEMANA: ¿Cómo explica que con todo lo que pasa hoy, corrupción, surgimiento del populismo, amenaza nuclear, cambio climático y la posibilidad de recesión, el mundo esté mejor?

Steven Pinker: Nuestra visión del mundo está parcialmente distorsionada por el periodismo, no porque el periodista esté haciendo las cosas mal, sino por la naturaleza del oficio que es reportar eventos. Qué pasó ayer. Y lo que pasa en un día particular es usualmente malo: un tiroteo en una escuela, una epidemia, un incendio, una hambruna. Las buenas cosas casi siempre consisten en que no pase nada. Un bosque que no se incendia no es noticia. Un colegio en el que no están disparando, tampoco. Un país que están en paz, una ciudad que no está siendo atacada por terroristas, niños que van al colegio y no están enfermos ni con hambre. Nada de eso es noticia.

De modo que usted no lee sobre eso. Además, si hay cambios en el tiempo, porque las cosas cambian gradualmente, eso no cuenta como noticia. Como el economista Max Roser dice “podría haber un titular que dijera 137.000 personas escaparon de la pobreza extrema, cada día durante los últimos 30 años”, pero nunca vemos ese titular porque no fue un evento único que sucedió en un jueves de octubre. Entonces hay millones de personas que escapan de la pobreza y nadie lo sabe. Así, la visión del mundo que obtenemos del periodismo es siempre una de crisis, guerra, polución, desastre, violencia, mientras que la realidad, pero cuando uno mira los números ve enormes mejoras. La pobreza extrema está declinando muy rápido, vemos que las muertes y guerras han disminuido en los últimos 70 años, vemos el alfabetismo, la educación, el tiempo de recreo de para arriba. La expectativa de vida, especialmente en los países pobres, ha aumentado. La gente está poco consciente de estas tendencias.

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No es que sean pesimistas ni que necesitemos ser más felices y ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, sino que tenemos que conocer estos datos que las noticias no dan. Yo creo que parte del aumento del populismo se debe a que la gente cree que todas nuestras instituciones están fallando, que el terrorismo está haciendo el mundo peor, que la gente es más pobre que antes, que hay más violencia.  Concluyen “destrocemos nuestras instituciones pues estamos en tal crisis que las cosas no podrían ser peores”, “destruyamos todo porque lo que surja de las cenizas es mejor que lo que tenemos hoy”. Esa es una actitud muy peligrosa porque nos trae, en la forma moderada, el populismo, y en la extrema, dictaduras, como la de Maduro. Creo que si la gente está más consciente de que aún los problemas de ayer eran peores, a pesar de que aún los haya hoy va apreciar las instituciones democráticas, la ciencia, el periodismo y habrá menos tendencia a ser cínicos y nihilista y fatalista. 

SEMANA: ¿Cómo deben hacer los periodistas su trabajo?

S.P.: No estoy diciendo que los periodistas deban todos reportar noticias felices. Los periodistas odian esa idea, piensan que el periodismo serio es lo que va mal, pero si uno mira otras partes del periódico como el clima, ellos lo reportan, así sea soleado o cubierto o lluvioso, o si se va a calentar o a enfriar. Es solo un dato. Mire las páginas de deportes y ellos no solo hacen artículos cuando pierde su equipo favorito, sino que si gana es noticia y si pierde o empata también. Mire a la sección de economía: los mercados de valores se van para arriba y se reporta, si van para abajo, se reporta. Creo que la sección de noticias debería cubrirse como el clima, los negocios y los deportes: con datos. Cuál es el índice de crimen, el índice de polución, el de emisiones de C02, el número de guerras, de muertes por guerra, de violencia contra la mujer. Nosotros podemos seguirle la pista a qué tan bien está nuestra sociedad.

SEMANA: ¿Entonces no debemos preocuparnos?

S.P.: de la manera como lo veo nosotros tenemos que ser realistas, estar conscientes de los retos que enfrentamos incluida nuestra propia naturaleza, el hecho de que nuestra mente no siempre piensa racionalmente, que razonamos desde estereotipos, imágenes y narrativas, el hecho de que tenemos impulsos feos en nosotros; pero también tenemos en el cerebro humano capacidad para mejorar. Tenemos empatía, autocontrol, lenguaje, razón, cognición para resolver problemas, tenemos un sentido de moral. La pregunta es si con estas diferentes partes de la naturaleza humana peleando en nuestra cabeza, y con los humanos actuando juntos para resolver problemas, podemos hacer las cosas gradualmente mejor. Nunca haremos todas las cosas perfectas. Los hechos sugieren que aún cuando no podemos tener utopía ni perfección podemos hacer las cosas mejor. Y eso nos da al menos un poco de confianza de que si miramos a los problemas que enfrentamos ahora, podremos salir con soluciones. No perfectas, pero si soluciones incrementales.

SEMANA: ¿De las cosas que pasan hoy cuáles en realidad le preocupan?

S.P.: El cambio climático creo que es nuestra más grande amenaza. Creo que el populismo autoritario es una amenaza porque podría acabar con todos los desarrollos que han hecho al mundo mejor, como la cooperación global, como la ciencia, como empoderar instituciones, reglas y leyes, en lugar de a un líder carismático; como un país considerado como una diversa coalisión de gente que vive junta en lugar de una raza o una tribu, o una nación que es tan buena como puede. Creo que el populismo autoritario podría ser la mayor amenaza porque también nos inhibe de actuar en cambio climático. 

SEMANA: ¿Cree en la posibilidad de una guerra nuclear?

S.P.: Sí, yo creo que debemos estar preocupados por eso. 

SEMANA: Usted dice que podemos confiar en la razón, la ciencia y el humanismo para solucionar los problemas de hoy y hacer un mundo mejor. Qué cosas pueden interferir en eso: ¿la política? ¿la religión?

S.P.: Si. los ideales de razón, ciencia y humanismo pueden llevar al progreso, si ellos son aceptados, pero así como hay esa fuerza hacia la ilustración habrá fuerzas en contra de ella que atraen al lado oscuro de la naturaleza humana, al autoritarismo, que es la tendencia a mirar a un líder poderoso que personifica la grandeza del grupo; a la dominancia, que es la idea de que uno quiere que su tribu sea mejor que la otra; al pensamiento mágico de que si todos queremos algo con muchas fuerzas eso va a suceder. Toda esta parte supersticiosa y primitiva de la naturaleza humana aun están dentro de nosotros y pueden ser llamadas por líderes y demagogos.

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Usted menciona la religión como una fuerza en contra, pero no son todas las religiones. Las instituciones religiosas pueden ser positivas si traen a la gente a vivir en comunidad y a compartir los rituales, la belleza, y la convivencia. Pero si involucran dogmas escritos hace 2000 años, como que la homosexualidad es un crimen contra dios o que dios no va a dejar que las cosas malas me pasen y por eso no hay que preocuparse por el medio ambiente, no puede ser una cosa buena. Siempre habrá fuerzas en contra de la ilustración, y dentro de ellas el peligro más reciente es el populismo, por eso es tan importante salir en defensa del humanismo, la iluminación y el progreso. 

SEMANA: ¿Las redes sociales están haciendo peor la visión pesimista del mundo? Si uno ignora los datos y además de eso las redes publican mentiras, la situación se agrava…

S.P.: Creo que hay una tendencia a culpar a las redes sociales de todo. Hay problemas con las redes sociales, pero yo pienso que estamos viendo ahora un tipo de pánico moral donde cualquier violencia contra minorías raciales es culpa en las redes sociales, el sexismo es culpa de las redes, Donald Trump es culpa de las redes sociales. Creo que muchos de nuestros problemas existían antes de las redes sociales, incluido el fenómeno de las noticias falsas. Ha habido teorías de la conspiración que han llevado a movimientos antisemitas, guerras, manifestaciones y a genocidios étnicos.

Las noticias falsas no son un nuevo fenómeno y creo que el papel de las noticias falsas en la manipulación de las elecciones fue exagerado. La mayoría de fake news llegó a gente que ya era fanática. Si a usted y a mi nos llegara un tuit o un post de Facebook que dice que Hillary Clinton maneja una red de tráfico sexual de menores desde una pizzería en Washington, usted dice eso es mentira. Solo la gente que ya odia a Hillary Clinton es la que dice “aquí hay más pruebas de que ella es una villana malvada”. Entonces creo que no cambió las cosas tanto como tememos. Pienso que fue más un factor, al menos en Estados Unidos las noticias de las cadenas de cable que son politizadas, como Fox News, que es extraordinariamente inclinada hacia un lado y prejuiciosa. Eso sí tuvo un efecto, según han mostrado los estudios.

SEMANA: ¿Cómo contrarrestar ese movimiento populista autoritario?

S.P.: Hay tendencias que nos van a empujar en contra el populismo. Este fenómeno es rural y la gente se está mudando a las ciudades. El populismo es más popular entre la gente menos educada, y el mundo se está educando más cada vez. Se da más entre gente de edad mediana y mayores, los jóvenes no se sienten tan atraídos, de modo que en la medida en que los baby boomers vayan desapareciendo y los millenials los reemplacen el populismo va a reducirse. Pero también creo que necesitamos pelear contra el populismo,  necesitamos no aceptar la visión del mundo de que todo está fallando, de que todas las instituciones son corruptas, tenemos que reconocer los problemas, pero también recordarle a la gente cuán peor eran las cosas antes de que tuviéramos el sistema democrático y las instituciones globales.

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La ONU tiene problemas y tratados como el Acuerdo del Clima de París y el Tratado Nuclear con Irán no son perfectos, tienen problemas, pero antes de tener instituciones globales teníamos guerras mundiales, teníamos genocidios. El hecho de que haya problemas ahora no significa que no había problemas antes. Tenemos que concientizarnos de las mejoras que han sucedido y debemos hacer el argumento a favor de las instituciones como la democracia. Porque si todo es malo le vamos a dejar el terreno arado a los populistas para que digan que como todo está en crisis hay que intentar algo bien diferente. 

SEMANA: ¿Ese es el peligro cuando uno tiene una visión pesimista?

S.P.: Sí, yo creo que si. Sabemos que a los populistas les gusta caminar en una plataforma de pesimismo. Ellos dicen que todo está peor. En las elecciones estadounidenses de 2016 el más fuerte predictor de si alguien iba a votar por Donald Trump era pensar que el país estaba peor. Yo si creo que al no hacer un caso positivo sobre las instituciones estamos creando un vacío que los populistas pueden aprovechar. Solo miren la historia y por historia no quiero decir lo que pasó hace 250 años sino apenas 25 años y recordar que tenemos problemas ahora, pero teníamos problemas hace 25 años o 50 y eran peores. Una de mis frases preferidas es que “la mejor explicación para el pasado feliz es una mala memoria”.

SEMANA: En Colombia hay pesimismo. ¿Es mejor el presente que el pasado que tuvimos?

S.P.: Absolutamente. Colombia ha visto muchas mejoras. La tasa de violencia se ha ido radicalmente abajo. Aún es alta: Colombia tienen una tasa de homicidios que es más alta que la del promedio mundial, pero es mucho más baja de lo que era 25 o 30 años atrás. Colombia se ha vuelto más próspera. Ha puesto más áreas del Amazonas en protección. Colombia es uno de los países del mundo con una historia de democracia, algo que muchos países no tienen. Y es un país relativamente feliz, más que Estados Unidos y que Gran Bretaña. Hay muchas cosas que están mejor aquí. Aunque por supuesto hay problemas terribles. Pero ambas cosas son ciertas: que hoy hay problemas pero que había problemas más graves unos años atrás. 

SEMANA: ¿La gente se confunde con tantos problemas?

S.P.: Hay una gran confusión sobre progreso. La gente piensa que es una fuerza mística que lleva a la humanidad hacia arriba y hace todo perfecto. Eso no sucede, siempre habrá problemas. No hay milagros, aun cuando las guerras están disminuyendo en todo el planeta, habrá países en guerra; aun si la pobreza extrema ha bajado hasta 9 por ciento aún son 700  millones de personas que viven en esa condición. Usted tiene que tener la capacidad de ver los problemas y las mejoras. Porque no son excluyentes. Mucha gente dice “hay problemas entonces no hay progreso”. Eso es ilógico. Puede haber problemas solo que los problemas de ayer eran peores.

SEMANA: ¿Cuál es su idea de progreso?

S.P.: El progreso es el mejoramiento en el florecimiento humano. Así lo definimos. Y por  florecimiento humano queremos decir que la vida y no la muerte, la salud y no la enfermedad, la abundancia y no la pobreza, la educación y no la ignorancia, las experiencias ricas y no la monotonía, todo aquello que acordamos que es bueno para la gente  ha mejorado en el tiempo. Eso es progreso.

SEMANA: ¿Cómo puede ayudar la academia a que la gente tenga una mejor visión del mundo?

S.P.: Una parte crucial de la educación a todo nivel es ser consciente de los problemas intrínsecos de la mente humana que Daniel kahneman y otros han identificado. Si nos dejan solos estamos muy propensos a que nos influencie las supersticiones, los prejuicios, siempre creemos que estamos en lo correcto y que nuestro grupo está en lo correcto y que los demás son estúpidos, malos, pensamos mágicamente.  No pensamos en términos estadísticos, pero con la educación apropiada, podemos lograrlo. Parte de la educación debe estar en permitir que la mente cambie por la evidencia, que se respete a la gente que no está de acuerdo con usted, que simplemente entienda que ellos tendrán sus razones así como usted tiene las suyas, y que el mundo puede no ser lo que usted piensa ni lo que el otro piensa, y que solo al intercambiar ideas y mirar los datos se llegue a una verdad. Esa mentalidad debe ser parte central de la educación. 

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Debería romperse la barrera entre las ciencias y el humanismo, de manera que la gente en las ciencias sociales esté más abierta en términos de explicaciones profundas y haga pruebas para ver si sus explicaciones son ciertas o no, mientras que los científicos deben estar abiertos a la historia, la filosofía. No deben ser las dos culturas de las que C.P. Snow habló hace casi 60 años. Debe haber un paisaje continuo de conocimiento de arte, humanidades, ciencia y tecnología. Solo hay un mundo, todas las ideas están conectadas y el estudio de las ideas debería estar conectado también. 

SEMANA: Entonces, todo lo que usted dice no es porque sea optimista sino porque tiene los datos…

S.P.: Yo creo que sí. Yo también me sorprendí cuando vi las gráficas por primera vez. Esto fue lo que cambió mi mente: había una gráfica de homicidios en Inglaterra de 1300 hasta 2000 y la curva era hacia abajo. Eso fue sorprendente. Yo pensaba que la vida hoy era mas violenta que en la Edad Media y resulta que era al revés. Luego vi otra de muertes por guerra, y la curva iba para abajo, aunque había unos picos que coincidían con Vietnam o la guerra civil Siria, la curva general era hacia abajo. No lo podía creer. Mucha gente se sorprende cuando se da cuenta de estos hechos. Y después de escribir Better Angels of our nature, que se concentraba en violencia, pensé eso está bien.

El crimen, la guerra, la violencia se han disminuido, pero no sabia que la pobreza también, que el analfabetismo se había ido abajo y cuando vi esas gráficas pensé “esta historia es aún más grande”. Esto no es porque yo heredé genes que me hicieron optimista. De hecho, mi primer libro the blank slate para muchos es un libro pesimista porque era sobre la naturaleza humana, lo que heredamos de la evolución, incluidos algunos de los lados oscuros de la naturaleza humana, como los celos, la venganza, el sadismo, la dominancia, y mucha gente dijo “usted debe ser un pesimista para haber escrito un libro sobre lo que tenemos que convivir en nuestra naturaleza humana”. Pero creo que la clave de mi optimismo es conocer datos que la mayoría no sabe.

SEMANA: Entiendo que a veces lo llaman los presidentes para que les suba el ánimo. ¿Es así?

S.P.: Si, así es. Una de las cosas emocionantes de haber escrito Enlightenment Now es que pude conocer muchas cabezas de Estado incluido a Juan Manuel Santos. Yo hice con él un artículo en el New York Times, cuando se hizo el acuerdo de paz. Yo pensé que era un gran momento histórico porque era la última guerra en el hemisferio occidental y el último conflicto de la Guerra Fría. Pero también me he entrevistado con Justin Trudeau, Mauricio Macri, con Vicente Fox, Michael Bloomberg. No me encontré con Emmanuel Macron, pero si con sus miembros de la Asamblea Nacional. Casi siempre me llaman líderes centristas liberales. Ellos o su gente me contactan. También tuve contacto con los que escribían los discursos para el presidente Obama. Y estuve con el presidente Obama, no por nada que yo haya hecho sino porque mi esposa Rebecca Goldstein obtuvo una medalla del gobierno del presidente Obama por sus contribuciones a la literatura y la filosofía. Ahí le dije “yo conozco a sus escritores de discursos”.

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SEMANA: ¿Cómo fue el contacto con Juan Manuel Santos?

S.P.: Fue a través de un amigo mutuo, Fabio Idrobo. Cuando fui a McGill University en Montreal uno de mis más cercanos amigos, aun lo es, fue Fabio. El regresó a Colombia después de vivir en Estados Unidos por décadas y él fue al colegio con el presidente Santos. El hizo la conexión. Me encontré con Santos en el palacio de Nariño en 2015, y luego cuando el acuerdo histórico se hizo yo contacté a su jefe de gabinete y le pregunté si el presidente estaría interesado en escribir conmigo un artículo en el diario The New York Times sobre este logro. Y yo llamé a los del New York Times para saber si lo publicarían si el presidente aceptaba. Y así fue.

SEMANA: ¿Es importante dar una idea de esperanza a estos líderes para que ellos se la den a la gente?

S.P.: Yo pienso que sí, es importante para los líderes de centro que son responsables tener confianza en que hay ideales detrás de su filosofía de gobierno. Si dicen “estoy a favor del status quo” eso no va a funcionar, “no soy un populista, ni marxista, no sé lo que soy”, eso tampoco va a funcionar. Tiene que haber un grupo de ideas. No tanto en el sentido de contra qué luchan sino a  favor de qué están. Uno de mis argumentos es que la iluminación funcionó en 250 años. Fue en ese momento en que aparecieron las primeras ideas de democracia, el concepto de mercados y la ciencia y se propusieron organizaciones internacionales. Ese es el centro de nuestras creencias, no olvidemos eso. Lo más importante es que funciona, no a la perfección, pero es mejor que la alternativa. 

SEMANA: ¿Qué le diría usted a nuestro presidente Iván Duque?

S.P.: Identifique los cambios beneficiosos que Colombia ha tenido, ha habido unas mejoras fantásticas en el país. No las pierda, no las ignore. Continúelas. Sea consciente de los cambios en Colombia, sepa cuál fue el factor responsable para ellos y mantenga una mente abierta y recuerde lo que funciona y lo que no. Prepárese para equivocarse (esto se lo digo a todos los políticos). Tenga más una actitud de científico y  no permita que la teoría lo determine a usted, sino que sus creencias deben ser probadas en el mundo real. Hay que estar preparado para estar equivocado.

SEMANA: Usted ha dicho que los genes son más importantes de lo que uno cree, que los hombres y las mujeres son diferentes y que el pasado fue peor. ¿Cuál de todos esos argumentos le ha traído más polémica? 

S.P.: Ambos y por razones diferentes. La gente rechaza el papel de los genes en la evolución y en la biología porque temen que las implicaciones sean conservadoras o reaccionarias. Si todo es innato, si hay diferencias entre hombres y mujeres, si hay violencia llevada por los instintos, eso significa que no podemos mejorar la sociedad, que es romántico tratar de terminar las guerras, pues siempre habrá guerras porque las guerras están en nuestros genes.  El argumento contrario fue el que yo hice en Better Angels of our Nature, y en Enlightenment Now y es que el progreso ha ocurrido, hay más igualdad de género, menos racismo, menos pobreza, menos guerras. Ahora, en un principio podría pensarse que esto es una contradicción, pero yo no creo que lo sea y pienso que para entender la condición humana en general tenemos que entender que no somos perfectos, que tenemos un lado irracional emocional feo, pero eso no es todo lo que existe en la naturaleza humana. También tenemos razón, lenguaje, podemos compartir las ideas, negociar nuestros desencuentros.

Tenemos empatía, un sentido moral, tenemos autocontrol, no actuamos sobre cada emoción que sentimos.  ¿Cuál lado de la naturaleza humana controla nuestro comportamiento en un periodo histórico? Puede haber sociedades que honren nuestro sentido de la venganza, que dice que usted no es un hombre real si no responde con violencia ante alguien que lo ha insultado. O puede haber una sociedad que dice que es inmaduro y primitivo hacer una retaliación con violencia si a usted lo insultan y que usted es un verdadero caballero si se levanta de eso olvidando los insultos. Hay una diferencia social, hay una diferencia histórica ahí. Ambas apelan a diferentes partes de la naturaleza humana, venganza en un lado, autocontrol en el otro. La sociedad determina cuál lado de la naturaleza humana es más poderosa, y por eso es que aunque la naturaleza humana no cambia, la vida humana sí puede cambiar. 

SEMANA: ¿Cree que ha sido posible influenciar a la gente con sus libros?

S.P.: Es difícil decirlo, probablemente un poco (risas). Creo que ha cambiado la conversación. No sé a cuántas personas he convencido, pero creo que hoy la gente está más abierta a una idea de la que antes era ignorante.