Ese dulce objeto del deseo

Los científicos estudian el porqué del poderoso efecto adictivo del chocolate entre las mujeres.

5 de julio de 1993

MUCHA GENTE carga su dosis personal. Hay personas que no pueden pasar el día sin probarlo. Otras, apenas lo prueban no pueden parar de consumirlo. Estas actitudes adictivas hacia el chocolate intrigan desde hace muchos años a los investigadores. Pero ahora, finalmente, le han echado una mirada científica. Obsesión, neurosis, enfermedad, llámelo como quiera, pero de acuerdo con los científicos no hay más potente objeto del deseo que el chocolate. Especialmente entre las mujeres.
Pero, ¿que hace que este deseo sea más poderoso en un género que en el otro? "Ellas a menudo usan el chocolate como un antidepresor instantáneo", dice el doctor Andrew Weil, autor del libro "Salud Natural, Medicina Natural". Y agrega: "Específicamente aquellas mujeres con una particular vulnerabilidad a las pérdidas afectivas, comen chocolate como un remedio contra la ansiedad, la depresión, la tensión o la ira". Pero Weil no es el único en hablar del chocolate como de un seductor de mujeres. La sicóloga Marjorie Schuman, investigadora de la Escuela de Sicología de California, encontró -en una investigación realizada hace seis años- que el 90 por ciento de los chocohólicos son mujeres. Según sus datos, mientras esta adicción se presenta sólo en el 14 por ciento de los hombres, aparece en el 33 por ciento de las mujeres.
Obviamente si la gente acude a una sustancia en busca de alivio es porque la hace sentir mejor. Pero esta mejoría que produce el chocolate en el estado de ánimo, se debe a una alteración de la química cerebral,¿en la misma forma que las drogas sicoactivas lo hacen? La respuesta ha develado a los investigadores durante decadas. La teoría más difundida señala quc el chocolate contiene un estimulante llamado phenyletllylamina-PEA- (también encontrado en el cerebro) que eleva la presión arterial y acelera los latidos del corazón, produciendo una excitación muy similar al enamoramiento. Eso es al menos lo que se sostiene en el libro "La Química del Amor", que hace unos años se convirtió en best seller. Aunque el autor no lo puso de ese modo, entonees la prensa habló de las barras dc chocolate como el mejor remedio contra las penas del amor. En los medios científicos, el asunto quedó, sin embargo, en que no hay evidencia científica que relacione el aumento de consumo de productos ricos en esta sustancia con sus niveles en el cerebro. "lncluso el salami contiene más phenylethylamina que el chocolate y nadie ha hablado de los sanduches de salami como la panacea para el despecho", señala el doctor Weil. Por eso los científicos han volteado sus ojos hacia otra sustancia, la cual abunda en el chocolate. Esta pertenece a un grupo de estimulantes, del cual el más popular es la cafeína (también contenida en el chocolate, pero en menores cantidades) y cuyos efectos son similares, es decir, aumenta el estado dc alerta y combate la fatiga. Pero si la adicción al chocolate tuviera que ver como la cafeína, el deseo incontrolado se presentaría también en otras productos que la contienen, como el café, el té o las bebidas colas. Y no sucede en la misma forma. Los bebedores habituales de cafe o de té, e incluso los de bebidas colas, no actúan con la misma voracidad que los chocohólicos.
Y como ningún análisis de la química cerebral puede estar completo sin las endorfinas, aquellas sustancias parecidas a la morfina que contribuyen a la respuesta placentera y que han sido relacionadas tanto con la felicidad como con la adicción. Pues bien, otra teoría señala que el chocolate estimula su producción y, como dan un fuerte sentido de placer se convierte en una adicción. Un estudio realizado en Alemania con ratas demostró que ellas se volvían adictas al alimento, pero cuando se les suministraba una droga que bloqueaba los receptores de endorfinas, les era indiferente. Sin embargo, ningun otro estudio científico ha confirmado o negado este descubrimiento.
Con semejantes expectativas acerca de qué puede contener un alimento para llegar a ser tan deseado o, visto de otro modo, que puede llevar a alguien a desear tanto un alimento, los investigadores han llegado a una nueva teoría que tiene más que ver con las hormonas femeninas que los con los componentes específicos del chocolate. La relación entre el ciclo menstrual y los deseos de comida son bien conocidos. Diversos estudios han mostrado que, antes de iniciarse el período, muchas mujeres caen en verdaderas orgías alimenticias (algunas incluso ganan algunos kilos por esta causa) y en otras con síntomas marcados de síndrome premenstrual llegan a una extrana avidez por el chocolate como una forma de conseguir un antidepresor instantáneo.
La explicación parece estar en la fluctuante sensibilidad de las hormonas femeninas. Según la doctora Willa Michener, en la fase previa al ciclo menstrual, cuando los niveles de progesterona están bajos, los efectos de las endorfinas, las phenylethylaminas y las theobroninas son más centuados. Pero aunque una creciente evidencia muestra que el chocolate tiene un positivo efecto para aliviar los síntomas del síndrome premenstrual, todavía los investigadores no saben si se trata de un efecto físico o sicológico.
El chocolate ha sido usado desde tiempos inmemoriales como un premio. Y otros alimentos que contienen las sustancias químicas del chocolate, como el café o el salami, no tienen el poder de crear adicción. Si fuera sólo un asunto de grasa y azúcar, también podría hablarse de los helados como alimentos antidepresores. Pero no lo son. La gente que devora chocolates, los saborea, los disfruta y esta sensación puede ser producida por algo más que un químico. Para los científicos hay una mezcla de química cerebral y placer sensual. Pero aún falta investigar más a fondo para encontrar la respuesta.