ESTAR EN LINEA

Millones de personas en el mundo, conectadas a las redes informáticas, no sólo se informan por computador. La mayoría conversa con sus amigos electrónicos de todo... Pero especialmente de sexo.

7 de marzo de 1994

CUANDO USTED CAMINA NO MUY TARde en la noche por las calles solitarias de un barrio residencial de cualquier ciudad del orbe, puede pensar que todo el mundo está dormido. Pero ese silencio es falso. Entre estas casas y otras de distintas ciudades o países hay una silenciosa intercomunicación de computadores. Unidos a través de un maravilloso invento llamado modem, es posible que un hombre solitario en Manhattan confíe sus fantasías sexuales a una amiga electrónica en Alaska, a quien nunca le ha visto la cara. Que un médico de Alemania se comunique con sus colegas en Canadá para hablar del cáncer de próstata y, cuando terminen la discusión, decidan jugar una partida de póker. Que un ciudadano de cualquier pueblo estadounidense pueda enviar un regaño inmediato al presidente Clinton mediante el computador de la Casa Blanca. O que un colombiano curioso pueda tener acceso en cinco minutos a las direcciones de sus paisanos en la Florida, solo con escribir sus nombres en el computador.
Para ingresar a este mundo no es necesario ser un experto en computadores. Solo se requiere un pasaporte, una clave y un peaje mensual. En Estados Unidos, desde un computador personal conectado a una línea telefónica de la sala, el estudio o la oficina, un usuario puede tener acceso a más de 3.000 bases de datos.
Una base de datos es una central que pone en la pantalla de su computador un menú de información general o especializada que incluye desde foros en vivo en los que usted puede participar pública o privadamente, hasta buzones electrónicos donde puede recoger o dejar correspondencia, y archivos de periódicos, revistas y agencias internacionales de noticias y otros innumerables servicios de información y entretenimiento. No hay oficio ni profesión que no tenga su propia red de información. Y cada día hábil salen al mercado, en promedio, tres nuevas bases de datos especializadas en temas que van desde los dinosaurios hasta Madonna. Incluso cualquier persona puede montar una base de datos. "Los equipos básicos son tan baratos que su cuñado o el hijo de su vecino, con 150 dólares, puede vender información", asegura Alfred Glossbrenner, autor del libro Cómo ponerse en línea. Algunas de las más grandes de estas centrales -Compuserve Dialog, American On Line y Delphi- pueden ser abordadas desde Colombia.

PASAPORTE AL MUNDO
Gracias a la feroz competencia de redes de información, un viajero primíparo no necesita ir a una oficina especial para obtener un visado que le pemlita entrar al servicio. Por ejemplo, las instrucciones y el disquete para entrar a American On Line venían dentro de una revista de computadores de circulación nacional. De todos los servicios, este es quizás el más vistoso y moderno. Una vez el modem marca el número de acceso al servicio, usted escribe su pasaporte y a los pocos segundos escucha en el computador una amable voz varonil que le dice "bienvenido", mientras se despliega un menú que contiene vanas opciones: leer las noticias del día y los artículos de la revista Time de la semana, o un buzón donde usted puede dejar preguntas al editor sobre los temas publicados. Para probar la efectividad del sistema, un reportero de SEMANA dejó en el buzón una pregunta acerca de la fuente de información que había utilizado Time en un artículo sobre una nueva medicina para la artritis. A los tres días, el editor de las páginas de cartas de los lectores absolvió la pregunta, no sin antes excusarse por la demora.
Desde su escritorio el usuario puede hacer compras de productos que se ofrecen en la pantalla, tener acceso a su cuenta bancaria, organizar su próximo viaje de vacaciones y obtener información sobre cuál es la mejor licuadora en el mercado.

SEXO POR COMPUTADOR
Pero la más popular de las ventanas por donde cientos de personas de todas partes de Estados Unidos y Canadá se cuelan día y noche es la llamada People Connection. Este es como un hotel para hombres y mujeres quienes desde la tranquilidad de sus casas buscan con quién hablar, compartir sus experiencias y fantasías sexuales, discutir de política o de deportes, o intercambiar recetas de cocina.
El visitante es recibido en un lobby en el que se habla de cosas generales. De ahí se dirige al corredor para echar una mirada a las "habitaciones activas". En un día común y corriente, un promedio de 10, con capacidad para 23 personas cada una, están abiertas al público. Los huéspedes conversan en torno a un tema anunciado a la entrada: Astrología, Homosexuales y Lesbianas, Chismes y Chismes, Sala de Redacción, Tina Caliente... Para entrar lo único que necesita es golpear con su cursor. Los que tienen avisos sugestivos casi siempre están llenos y así se lo dirá un mensaje en su computador que lo invita a visitar otras habitaciones donde se debate el mismo tema. En cada cuarto hay un guía de American On Line que cuida que las conversaciones no se suban de tono y recrimina a los huéspedes que utilicen palabras vulgares. Si el visitante considera que la conversación es muy mojigata, tiene dos opciones: retirarse a una habitación privada, que él mismo abre con el nombre que quiera y donde no hay chaperones, o comunicarse a través de mensajes privados con quien le interese conversar. Si no está, puede dejar el mensaje, que cuando abra el sistema encontrará en su pantalla un sobre brillante y la voz empalagosa del portero del servicio que le dice: "Tiene correo".
Los nombres de los cuartos privados no son del dominio público, pero los viejos clientes ya saben que allí se puede hablar abiertamente de sexo. En una noche de viernes o sábado son tantos los visitantes de la habitación Sexo que tienen que sacarles sucursales. Los diálogos van apareciendo en la pantalla frente al nombre casi siempre ficticio del huésped. Si usted quiere saber algunos datos de los visitantes, o al menos si es hombre o mujer, y edad y lugar de residencia, hay un fichero a su disposición, sin embargo, muchos prefieren no dar ni siquiera la información básica.
Igual que casi todas las conversaciones cotidianas en vivo, las computarizadas también empiezan con breves charlas sobre el clima. En la habitación Sexo, el tema es el intenso frío. Alguien de Nueva York se queja por la nieve. Un chistoso se burla desde la Florida. No falta el impertinente que entra, mira los diálogos y se despide insultando a todos por ser una partida de "idiotas aburridos". De pronto el hielo se rompe porque una de las huéspedes pregunta a un visitante que se identifica como 'El alacrán', qué tan grande tiene el aguijón. La pantalla se llena de toda clase de comentarios y risas que se expresan con la abreviatura LOL (laughing out loud): soltar una carcajada. Luego, con unos grados más de calor, algunas de las huéspedes comienzan a quitarse la ropa y a dar las medidas de sus cuerpos. Como los visitantes masculinos las doblan o triplican en número, las conversaciones se convierten en orgías, en las que los hombres explican lo que les gustaría hacer y ellas responden lo que sienten. Todo para terminar en un cursi orgasmo electrónico que llena la pantalla de exclamaciones... Así que cuando usted pase por un barrio gringo desolado, no piense que todo el mundo está durmiendo.

TEJIENDO LA RED
Las redes informáticas pueden servir para todo: para hablar de negocios y política, para empezar un romance, para buscar apoyo en otros que sufren de lo mismo, o para investigar a amigos y enemigos. Compuserve, uno de los más vastos servicios, ofrece a sus usuarios la posibilidad de entrar a los archivos del gobierno que guardan el registro mercantil de sociedades y empresas en casi todo Estados Unidos. La entrada no es gratis, pero tampoco cara. Por unos 10 dólares el usuario puede meter en su computador el historial de una sociedad con dar únicamente el nombre de alguno de los socios.
Periodistas e investigadores privados utilizan con frecuencia este servicio en sus pesquisas iniciales. Otros servicios más especializados ofrecen información actualizada de los procesos que cursan en las cortes de la ciudad. Con el nombre del acusado o del demandado, el servicio informa sobre el proceso e incluso da los teléfonos de los abonados. Y si usted tiene la dirección de una casa, desde su computador puede saber quién es el propietario y los gravámenes de la propiedad.
Para quienes tienen intereses más intelectuales, la mayoría de las bibliotecas incluyendo la del Congreso, están conectadas a una red. A través de un mecanismo de solicitud muy sencillo -gratis en la Florida- el usuario puede enterarse de cuáles libros hay sobre determinado tema y si están disponibles. También puede copiar fotografías o archivos sonoros. Y si le queda tiempo, enviar un mensaje al vicepresidente Gore, un gomoso de la informática. Las probabilidades de que lo lea son casi nulas, pues él y el presidente Clinton reciben 4.000 a la semana.

Y EN COLOMBIA, ¿QUE?
El país no se ha quedado atrás en toda esta fiebre por las redes de transmisión. El auge de este proceso en los últimos años está directamente relacionado con la apertura económica, pues dentro de este esquema las comunicaciones desempeñan un papel fundamental. Pero a pesar de ello todavía estamos lejos del estado actual de este fenómeno en Estados Unidos. Lo cierto es que sólo hace poco se han comenzado a desarrollar redes electrónicas que buscan "la comunicación aquí, ahora, y con cualquier lugar".
Dentro de toda la gama de posibilidades que ofrece este tipo de comunicación está el correo electrónico. Este es un servicio de envío y recepción de mensajes. Funciona como un apartado aéreo manejado por un computador central que permite al usuario depositar y recibir información de cualquier parte del mundo. En Colombia este servicio lo prestan Telecom, y algunas empresas privadas, como Panamdata, Orbinet y los representantes de MCI. Contrario a lo que podría pensarse, el costo de afiliación no es muy elevado: oscila entre los 250 y los 300 dólares. Mensualmente el abonado debe cancelar una tarifa de consumo, que se cobra ya sea por la extensión del mensaje enviado o por el tiempo de la conexión de cada uno.
Otro servicio que ha tenido mucho éxito es el de base de datos. Con esta modalidad el usuario registrado en bancos de datos en cualquier parte del mundo es llevado hasta estos por medio de redes internacionales a través del modem de su computador. De esta forma tiene acceso mediante su código de entrada a toda clase de información. Hasta ahora todos estos servicios han sido muy utilizados por las empresas exportadoras e importadoras, por la Cancillería, por los bancos y por los medios de comunicación que poseen sus corresponsales y enviados especiales en distintos destinos alrededor del mundo.
Ahora, a través de un servicio llamado Interlink, es posible para cualquier persona entrar a la red Internet y así utilizar el servicio de conferencia en línea, que no es otra cosa que mantener conversaciones con una persona en cualquier parte del mundo también afiliada a Internet.
La diferencia reside en que, en vez de utilizar el teléfono, la conversación se hace en la pantalla de un computador. Igualmente los abonados podrán consultar archivos de bibliotecas y toda clase de instituciones con base de datos.
La red Panamdata, que únicamente se ocupa del correo electrónico, es la única que ha sido completamente desarrollada en el país. Es decir, su computador central se encuentra en Colombia y no por fuera del país, como sucede con MCI o Sprint que está representada en el país por la firma Orbinet, cuyas centrales se encuentran localizadas en Estados Unidos. El servicio que presta la red consiste en procesar la información de cualquier usuario y llevarla a diferentes sitios de Colombia o el mundo.
Fuera de estas posibilidades que tienen mucho auge en el medio corporativo existen otras de uso más cotidiano. La Biblioteca Luis Angel Arango, de Bogotá, está a punto de inaugurar una red que permite el acceso a todo tipo de personas a su archivo interno de libros. De esta forma se podfá consultar sin necesidad de acercarse hasta las instalaciones. Además, el periódico El Tiempo está desarrollando una red de comunicación para que la gente, con la ayuda de un computador, lea los archivos de información publicados por el diario. Hasta el momento, el servicio se presta para ciertas entidades educativas y bibliotecas, pero el proyecto es abrirlo al público. Estos servicios entrarán a funcionar en el curso del año.
Este es el mundo de las redes electrónicas. Toda una fuente de entretenimiento, aprendizaje e información de más de 20 millones de personas en el hemisferio, quienes se han aprovechado de que ya no se necesita ser un experto para hacerse ciudadano del mundo de la informática.