G E N E T I C A

Eterna juventud

El estudio genético de una lombriz podría despejar las dudas sobre el proceso de envejecimiento en los seres humanos.

1 de enero de 2001

Tiene menos de un centímetro de longitud pero es muy parecida al ser humano. Se trata de la C. Elegans, la lombriz que comparte con la raza humana un 40 por ciento de su material genético. Se ha convertido en un personaje debido a que fue la primera especie a la cual se le pudo conocer su genoma, algo así como 19.000 genes en total. Pero ahora vuelve a llamar la atención porque unos científicos lograron identificar en ella el gen que regula su ciclo de vida. El genetista Gary Ruvkun, de la Universidad de Harvard, encontró que cuando el gen de la vejez —llamado daf-2— no funciona bien la lombriz vive tres veces más de lo normal. Es decir que vive 30 días en lugar de 10.

Lo más interesante del estudio es que el gen que regula el envejecimiento en la lombriz es parecido al de los hombres, lo cual permite saber cómo es este proceso en las personas. En la especie humana este gen cumple el papel de receptor de proteínas en la célula. Este receptor es activado por la insulina y la activación convierte el azúcar de la sangre en energía. En la C. Elegans las señales del cerebro activan al equivalente de la insulina, disparando el metabolismo del animal. Cuando el gen no funciona la lombriz quema menos combustible y vive más.

La pérdida del gen daf-2 lleva al incremento en la actividad de las proteínas que limpian los radicales libres, los cuales resultan del metabolismo del azúcar de la sangre. El experto cree que el daño que estos oxígenos inestables provocan en el cerebro, y no en otros tejidos del cuerpo, es lo que causa el envejecimiento y la muerte de los seres humanos. “Este es el primer indicio de que el envejecimiento podría estar regulado por el cerebro”, dice el científico. Explica que cuando el reloj biológico va acercándose a lo inevitable todo empieza a fallar en sincronía en el último 10 por ciento del ciclo de vida.

Así como lograron alargarle la existencia a la lombriz a lo que equivaldría a 240 años de los humanos, Ruvkun piensa que técnicamente es posible alterar el gen en los humanos pero duda que la sociedad científica permita hacer ese tipo de experimentos. Además éstos durarían cerca de 50 años.

Por ahora sólo podrán hacer observaciones en las personas longevas para estudiar los cambios que se han operado en el gen daf-2 y determinar por qué estas personas tienen un ciclo de vida más amplio que las demás.

Hay que tener en cuenta que sin necesidad de hacer experimentos es posible saber que los ciclos de vida sí se pueden alterar, y la prueba es que este gen ha sido afectado por los procesos evolutivos. Hace años la gente vivía menos y ahora vive más.

Mientras se descifra este acertijo del envejecimiento, Ruvkun cree que es una buena idea tomar antioxidantes, aunque no está seguro si los efectos de estas vitaminas lleguen al cerebro, que finalmente es la sala de mandos que lo controla todo, desde la vida hasta la muerte.