ciencia

Fábrica de células

Aunque hay más preguntas que respuestas, la investigación con células madre ya arrancó en firme y Colombia se perfila como líder en esta materia en Latinoamérica.

5 de diciembre de 2004

A comienzos de este año Víctor Berrío tenía muy pocas esperanzas de vida. Había sufrido un infarto que le provocó la muerte de buena parte del tejido muscular del corazón. Como consecuencia de esto Berrío, de 50 años, no podía realizar ninguna labor sin sentirse asfixiado. Su única salvación era un trasplante, pero no encontraba un donante compatible. En marzo pasado su suerte cambió gracias a que un grupo de médicos del Hospital San Vicente de Paúl, de Medellín, y la Universidad de Antioquia lo escogió para hacerle un trasplante de células madre, el primero que se hacía en el país.

La intervención consistió en extraerle células madre de la medula ósea, y luego de un proceso para escoger las más indicadas, se las implantaron en el sector del músculo cardíaco afectado por el infarto. Nueve meses después Berrío es un hombre nuevo.

Las células madre que le salvaron la vida son las mismas que hoy se encuentran en medio de una acalorada polémica legal, científica y ética no sólo en Colombia sino en todo el mundo. Muchos países han dado un paso adelante en los últimos meses para regular el tema. Suiza, Gran Bretaña y Estados Unidos, en los estados más liberales como California, ya aprobaron la clonación de células madre y cuentan con fondos para las investigaciones, Sin embargo, el tema está lejos de haber generado un consenso. Hace un par de semanas, en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, no se pudo llegar a un acuerdo para redactar una resolución que refleje su posición frente a la clonación de células madre con fines terapéuticos.

Las células madre son la materia prima para formar los seres humanos. Están en el embrión en los primeros seis días de la fecundación y tienen la característica de poder diferenciarse, es decir, convertirse en cualquier tipo de célula del organismo: una neurona, un hepatocito del hígado, una célula pancreática o un linfocito del sistema inmunológico. También se encuentran en todos los órganos de los adultos, especialmente en la médula ósea, en donde funcionan como un sistema de mantenimiento y reparación. Una fuente de células madre son los embriones supernumerarios, es decir, aquellos que se generan en el laboratorio después de una fertilización in vitro, que no fueron utilizados y se donaron para la investigación.

El interés que existe actualmente por estas células se debe a que muchas de las enfermedades más graves y costosas que aquejan a los seres humanos, como el cáncer, el mal de Alzheimer y otras condiciones degenerativas, podrían encontrar cura en este tipo de tratamiento. Además ayudarían a los pacientes que requieren un trasplante y no encuentran un donante. Con el desarrollo de esta técnica, a esos pacientes se les podrían inyectar células madre en el órgano afectado sin necesidad de buscar un órgano de otra persona. Esto se podría lograr de dos maneras: inyectar células madre indiferenciadas fusionándolas con las ya existentes en ese tejido o diferenciarlas en el laboratorio y luego inyectarlas en la lesión.

Nadie duda de los beneficios de la investigación con células madre en el campo de la medicina. Pero el asunto se complica cuando se analiza de dónde provienen: si de un embrión producto del proceso de fertilización in vitro o de células madre adultas del paciente. Desde el punto de vista ético, el uso de células madre adultas no tiene mayor discusión porque sería una especie de autotrasplante. De hecho, los trasplantes de médula ósea se utilizan desde hace 30 años en el tratamiento de pacientes con leucemias y otras enfermedades de la sangre.

La polémica ética se centra entonces en las células madre embrionarias pues revive la vieja discusión de cuándo comienza la vida. Para unos, como el médico genetista Emilio Yunis, "un embrión no existe sino en el útero" porque por fuera de él no podría desarrollarse como un ser humano. Para otros, la vida comienza en el momento de la fecundación y el ser humano no puede manipular este proceso natural.

Los médicos también están divididos. Aunque muchos ven los beneficios de este tipo de investigación, también temen que se produzcan excesos y abusos, como usar embriones sin el consentimiento de los donantes o que un día alguien quiera ensayar la clonación humana. Por el contrario, hay quienes piensan que "lo ético es salvar vidas", como dice Silvio Velásquez, medico geriatra, quien apoya estas investigaciones porque acabarían con el sufrimiento de muchas familias que tienen un paciente con el mal de Alzheimer o de Parkinson.

Desmadre científico

A pesar de la discusión ética, la realidad es que poco a poco la investigación se ha abierto paso y a medida que las posibilidades se ven más claramente, el debate se hace más interesante en el plano científico. Lo que se discute primordialmente es si las células madre de adultos podrían llegar a ser pluripotenciales, es decir, que se puedan convertir en cualquier otra célula del cuerpo, como lo hacen las de los embriones. Hasta hace poco se creía que esto no era posible, pero según un reporte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), existen células madre en muchos más tejidos del cuerpo de lo que se creía. En 1990, por ejemplo, se confirmó que en el cerebro hay células madre que generan neuronas. Así mismo, algunos tipos de células madre de un tejido parecen tener la habilidad de convertirse en células de otro órgano si se dan las condiciones adecuadas, fenómeno que se conoce como plasticidad. Es el caso de Víctor Berrío, quien recibió en su corazón células madre de la médula ósea que habrían formado vasos capilares o tejido cardíaco en el sitio de la lesión. Según el médico Guillermo Blanco, quien participó en ese trasplante, aunque en el corazón hay células madre éstas son tan pocas que no podrían reparar ellas solas el daño que deja un infarto. Por eso es necesario buscarlas en otros sitios del cuerpo como en la médula ósea.

Estudios recientes han encontrado que las células madre adultas tienen plasticidad. Por ejemplo, de ciertas células de la sangre podrían generarse células del cerebro, de músculo esquelético, del corazón y de hígado. De las células de médula ósea podrían producirse células de músculo cardíaco y esquelético. Las células madre del cerebro se pueden diferenciar en células de la sangre y de músculo esquelético. No obstante, otra corriente de científicos afirma que las células madre adultas son menos versátiles que las embrionarias. "Aunque hay estudios que reportan esto, no han sido avalados por gran parte de la comunidad científica", dice el médico Elkin Lucena, precursor en el país de las técnicas de fertilización in vitro.

No hay respuestas concluyentes, pero en la medida en que la investigación ha ido desvirtuando mitos como el de la regeneración neuronal, el interés por conocer más acerca de las células madre adultas se mantiene. ¿Cuántas clases de células madre adulta existen y en qué tejidos? ¿Cuáles son las fuentes de células madre en el organismo? ¿Existen células madre embrionarias en algún lugar del cuerpo? ¿Por qué se mantienen indiferenciadas cuando las demás células alrededor de ellas se han diferenciado? Son algunas de las preguntas que desvelan a los científicos y estimulan la investigación en esta área.

El estudio de células embrionarias también está en un punto crucial. Científicos de diferentes partes del mundo han logrado cultivarlas y manipularlas para que produzcan cierto tipo de tejidos. Aunque no se ha podido hacer ninguna aplicación de células embrionarias en humanos hasta el momento, los resultados en animales son prometedores. En diferentes países se han hecho experimentos en los que células madre se convierten en determinado tejido y se utilizan para reparar daños en ratones. Se prevé que en 2005 Geron, un laboratorio privado estadounidense, realizará la primera aplicación clínica con células madre embrionarias para un daño de médula espinal en un humano. La idea es inyectarle a un paciente parapléjico millones de células madre en el punto de su columna vertebral donde tiene la lesión que le impide caminar. Se espera que estas células madre colonicen estos sitios donde hay necrosis (es decir, muerte del tejido) y vuelvan a crear una población de células nerviosas que le permitan al paciente caminar de nuevo. Según los expertos del NIH hay un gran potencial en este campo de trabajo, pero la investigación está en su etapa inicial y quedan muchos obstáculos para salvar. Uno de ellos es lograr controlar el proceso de diferenciación en el laboratorio. El otro, que las células madre de embriones también enfrentan el problema del rechazo inmunológico.

Para evitar esto, los científicos han ideado otra manera de producir embriones: la clonación terapéutica. La técnica consiste en obtener una célula somática adulta a la que se le quita el núcleo para luego depositarlo en un óvulo al que también se le ha removido previamente la información genética. Mediante corrientes eléctricas se estimula su crecimiento y el resultado es un blastocisto morfológicamente parecido al que produce un óvulo fecundado por un espermatozoide. Esta técnica evade el problema ético de utilizar un embrión fecundado in vitro, pero ha generado polémica porque podría usarse con otros fines como clonar seres humanos, aunque los científicos aseguran en que sólo están interesados en su uso terapéutico. En varios países como Gran Bretaña y España ya se aprobó por ley su estudio. En Suiza se legalizó por referendo este tipo de investigación y, según un estudio de la revista Science Express, en Corea del Sur, el doctor Shin Yong Moon creó a mitad de año los primeros blastocistos clonados.

Cordón de vida

Existe otra vía más simple y tan promisoria como las anteriores, que consiste en usar las células madre de cordón umbilical. Sólo se requiere almacenar la sangre del cordón umbilical, en donde se pueden encontrar millones de células madre. Estas células tendrían la capacidad de diferenciarse con la misma versatilidad que las embrionarias. Estudios con animales así lo han demostrado. Investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, reportaron haber regenerado tejido nervioso con este método en ratas, con lo cual se logró reparar su función cerebral. Desde la década del 90 se están realizando trasplantes con células madre fetales en niños con leucemia. Recientemente dos grandes estudios acaban de concluir que la sangre de este cordón también beneficia a los adultos que padecen esta enfermedad y no encuentran donantes de médula ósea. Uno de ellos, realizado en Europa, mostró que quienes utilizaron como tratamiento el cordón umbilical no tenían rastros de leucemia dos años después del tratamiento. Otro realizado en Estados Unidos mostró resultados similares tres años después. Los trabajos mostraron que a pesar de provenir de un donante extraño, las células madre fetales son menos propensas a atacar al cuerpo de quien las recibe. Aunque este procedimiento ha evidenciado ser efectivo en apenas 30 por ciento de los pacientes que lo han recibido, es una gran fuente de esperanzas y ya muchas personas empiezan a guardar los cordones umbilicales de sus hijos recién nacidos en bancos especializados. Según Alejandro Montoya, director del Banco Nacional de Células Madre Redcord, "en un futuro podrían utilizarse para reparar el daño cerebral de una trombosis, reparar daños en la médula espinal, desarrollar vasos sanguíneos y tratar enfermedades como el Alzheimer, Parkinson y diabetes, entre otras". Como en los otros campos, aún falta mucho camino para alcanzar esa meta.

La controversia que genera el tema curiosamente se debe a problemas de lenguaje. Cuando los médicos hablan de embrión, células madre, blastocistos y clonación, muchos se imaginan la isla del doctor

Moreau. Pero los científicos opinan que el debate ético y moral de la clonación humana no puede entorpecer la investigación y desarrollo de terapias con células madre. Lo importante para ellos es que haya un debate abierto para que "no sean ni las empresas multinacionales ni los líderes religiosos sino la sociedad ilustrada la que ponga los límites a este tipo de investigación", dice Yunis, quien hace parte del comité interinstitucional de bioética.

Lo cierto es que esta es una tendencia mundial que, como lo dice el senador Jairo Clopatofsky, es imparable (ver recuadro). De ahí la urgencia de regularla ahora. De no hacerlo se podría correr el riesgo de que suceda algo similar al aborto, y es que "estando prohibido existen cientos de clínicas donde se realiza en forma clandestina, dice el senador. Si dejamos el tema abierto es muy probable que en Colombia se cometan abusos por falta de una reglamentación clara", agrega.

Pero lo más importante es que se investigue en todos los campos, tanto en las células madres adultas como en las de cordón umbilical, las embrionarias y la clonación terapéutica. De lo contrario nunca se sabrá si estas células son tan madres como las pintan.